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Tan pronto como en el venidero agosto deberá comenzar sus pruebas la nueva línea de mallas electrosoldadas, que con tecnología de punta y un suministro estable de insumos pudiera duplicar las producciones actuales de la fábrica de derivados del alambre en el poblado camagüeyano de Minas.
Esa inversión es una de las más importantes que se acomete en la provincia. A culminarla con calidad llamó Salvador Valdés Mesa, miembro del Buró Político del Partido y vicepresidente del Consejo de Estado, quien este jueves recorrió varios centros productivos de esa noroccidental demarcación agramontina.
Tras constatar los avances de un proceso inversionista tan complejo, que implica la colaboración de especialistas de varias entidades, Valdés Mesa orientó no perder de vista la eficiencia desde el primer día de su puesta en marcha, “pues no tiene sentido que el país desarrolle una obra así y después se nos escapen sus beneficios a causa de una mala explotación de los equipos o la falta de previsión al adquirir las materias primas y asumir las demandas del mercado”.
A su juicio deberá estudiarse el traslado de parte de las labores industriales a horarios que no coincidan con los momentos de máxima demanda energética, y continuar buscando las reservas de eficiencia que permanecen sin explotar.
El recorrido del dirigente también se extendió a las fincas ubicadas en la zona de San Antonio ―en las inmediaciones del poblado cabecera― donde más de 120 hectáreas han sido liberadas de marabú y otras especies invasoras.
Esa área es atendida por integrantes de las cooperativas de créditos y servicios 1º de Mayo y Combate de Bonilla, y se caracteriza por su disponibilidad de agua y tierras mejoradas por los propios campesinos con el empleo de prácticas agroecológicas.
Además, allí se desarrollan varios proyectos de colaboración con centros investigativos, los cuales respaldan el fomento de plantaciones de viandas y frutales mediante las plantaciones extradensas y otras modalidades de policultivo.
Junto con el polo de San Cristóbal, en Minas está previsto que entren en producción las zonas de El Ñongo y Sebastopol, que conformarán la base agrícola del territorio y sus principales fuentes de entrega a los cercanos destinos turísticos de la cayería norte.
Trabajar pensando con esa perspectiva fue el reclamo de Valdés Mesa, al valorar cómo el territorio puede aprovechar su excelente ubicación geográfica para convertirse en el principal proveedor de una de las plantas hoteleras más importantes del país, aunque sin descuidar el abasto a la población.
