Me atrevería a afirmar que no existe en todo el país una filial provincial de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas (Acaa) que pueda exhibir una programación artística y cultural tan sistemática y sostenida como la de Matanzas, tanto en la sede matriz como en Cárdenas, casa que agrupa a otro importante número de creadores. En esta ocasión voy a referirme a la primera de ellas, patrocinadora de distintos festivales, ferias y concursos de carácter nacional, entre ellos Puro Arte, un encuentro concebido por esta institución en torno a la cultura del tabaco, ilustrada en disímiles formas plástico-artesanales.
Puro Arte concierta alrededor de sí un portentoso movimiento de ideas, cuyos principales protagonistas son los miembros de la Acaa, quienes ponen a consideración de un prestigioso tribunal sus obras en diversos estilos y técnicas, que van desde la realización de humidores hasta labores en diferentes manifestaciones, en metales, pieles, textiles —vestuarios—, cerámicas, pinturas, dibujos, esculturas e instalaciones. Todo ello concebido en un variopinto lenguaje que lógicamente incluye excelentes trabajos, otros más pobres y algunos indiscutiblemente inaceptables.
Bajo tales premisas, el jurado de este festival en el que participan artífices de varias regiones del país, seleccionó los premios, menciones y las piezas que, según consideró, debían de incluirse en el salón del evento. Tales condiciones, aceptadas como norma inconcebible desde hace años en todas las ediciones de Puro Arte y de otros certámenes organizados por la Acaa matancera, no solo obstaculizan la curaduría de la muestra, sino que además obligan a reunir un conjunto de obras que abarcan tanto a las premiadas —también los lauros de otras entidades— como a buena parte de las que no poseen suficiente calidad artística, ajiaco que en última instancia atenta contra la eficacia y mejor disposición del salón y es el curador quien debe de dar la cara ante los resultados positivos o negativos de la muestra.
Valdría la pena que los organizadores de Puro Arte tuvieran en cuenta que a los jurados, por lo general, les corresponde premiar; es decir, comprometer su autoridad profesional al valorar como distintivas las propuestas artísticas que seleccionan, en relación con las bases de la convocatoria. Es más fácil “quedar bien” con amigos y colegas, admitiendo sus pésimos trabajos para que sean enseñados, que verse en la disyuntiva, muchas veces de índole emocional, de rechazarlos. No pocos concursos de este tipo, para evitar tan perjudiciales aptitudes, se valen de jueces provenientes de otros lugares, sin compromisos con los concursantes.
En el oficio de curar radica la preservación del prestigio de los artífices y de las galerías, dos aspectos evidentemente situados en tela de juicio ante el irrefutable desnivel artístico de dicho salón, el cual —a pesar de los proyectos iconográficos de admirable factura incluidos en él— no puede calificarse de riguroso resumen del Puro Arte 2016, sino más bien de un apretado surtido de manufacturas.
Cuando se trata de proyectos colectivos como el que ocupa la décima edición del evento en los tres espacios expositivos de la Acaa, la calidad de lo representado es esencial. Esa no fue la experiencia vivida en la curaduría de este acontecimiento de las artes visuales con carácter nacional, en el que tampoco hubo eficaz cumplimiento de los deberes asignados a señalados miembros del comité organizador.
Males a un lado, hay que apuntar que gran parte del éxito final del encuentro recayó en el extraordinario sentido de pertenencia del emprendedor grupo que allí labora: secretarias, oficinistas, especialistas, gastronómicos, cocineras, auxiliares de limpieza, administrativos y las jóvenes y apuestas veladoras, entre otros, lidereados por su presidente Antonio Pérez Marrero, Tony, quien, apoyado en su junta directiva debiera de estudiar mejor las cualidades y características personales y profesionales de algunas de las personas seleccionadas para integrar el comité organizador de Puro Arte y luego exigir por el efectivo cumplimiento de sus compromisos.
La popular festividad que se extendió e impactó en la comunidad durante casi una semana, incluyó, además, una feria de artesanías en la cuadra donde radica la Acaa —la calle del Medio—, un elegan-te concierto de apertura en la remozada Sala White con figuras del Centro Provincial de la Música; visitas al taller del grupo De Cuba, en la Finca de Alejandro Robaina, en Pinar del Río; un evento teórico con conferencias y charlas; una reunión del Club de fumadores y la exhibición de habilidades de maestros torcedores.
Asimismo se efectuó una exposición de coleccionismo vinculado a los sellos y marcas del tabaco en el Museo Palacio de Junco, y una noche dedicada a la moda con la presentación de vestuarios de los reconocidos diseñadores Mariela Alemán Orozco, Juan Carlos Jiménez, Jorge Luis Cristo y Zuleika Peralta, la cual tuvo como colofón la siempre ovacionada actuación del distinguido grupo Danza Espiral, que dirige Lilia Padrón, con la obra Olokun.
Durante la clausura, efectuada el pasado jueves, fueron dadas a conocer las obras premiadas, ocasión en que se presentó la tan esperada y ovacionada pasarela Colección Fantasía 2016, con vestuarios de más de diez creadores.
Premios de la X edición de Puro Arte
En artesanías artísticas: Gran Premio y Premio de la popularidad: Ciudad maravilla, de Humidores Habana (humidor)./ Primer premio compartido: Ciudad maravilla; Veguero, de Marlene Silvera Segura (utilitario); y Travesuras del Habano, de Jorge Duménigo del Castillo (decorativo).
Segundo premio compartido: Casa colonial, de Humidores Habana; Floreciente aroma, de Dagoberto Ávila de la Cal e Idalis Fernández Velunza (utilitario); y Lecciones de equilibrio para una dama, de Alexis Plasencia García (decorativo). Tercer premio compartido: Casa colonial II, de Neurys Santana (humidor) y Reciclarte, de Leonel Tirce Romero (decorativo).
Menciones a las obras de: Jorge L. Hernández, Lázaro Baró, Rosalis E. Castillo, Jorge J. Cordero, Andrés Ciesielski, Carlos E. Zamora, Heriberto Montes de Oca y José A. González.
En artes plásticas: Primer premio compartido: Mi abuelo un día (instalación), de Dariel Lozano Pérez, y Solo café y tabaco (pintura), de Luis Ponce Cortés. Segundo premio: Cuestión de tiempo, pintura (cerámica y metal).
Según el informe realizado por Marisela Laguardia Chávez, técnica en procesamiento de obras artesanales y una de las principales colaboradoras del trabajo curatorial, en Puro Arte fueron presentados 85 trabajos de 78 artistas de diferentes provincias, de las cuales 60 se admitieron para concursar (41 artesanías y 19 de las artes plásticas). Además de dos piezas invitadas y una muestra colateral del creador José Ernesto Aguilera, de Humidores Habana.