Hassan Pérez Casabona
Carlos Marx colocó el dedo sobre la llaga, centuria y media atrás, al señalar —en no pocas ocasiones, debe reconocerse, se revisita la oncena tesis sobre Feuerbach desde miradas simplificadoras— que hasta el momento los filósofos se habían dedicado a la interpretación, a través de distintos modos del mundo, cuando lo trascendente radicaba en su transformación revolucionaria.
Lo cierto es que desde entonces, de una u otra manera, tal aseveración marcó los horizontes del pensamiento emancipador, no como camisa de fuerza sino como inspiración para acometer una lucha ineludible a escala global, inexorablemente atemperada a las condiciones histórico-concretas presentes en los diversos escenarios geográficos.
Más de dos mil años antes, ese otro genio que fue Aristóteles expresó sin tapujos: “Nada es apolítico bajo el sol”. Precisamente dicha certeza –el compromiso que emana de asumir que no es aséptico el campo de ninguna rama de la creación humana- es uno de los pilares esenciales sobre los que se fraguó, a lo largo del tiempo, la relación entre destacados investigadores norteamericanos y cubanos de las ciencias sociales.
Bajo esos presupuestos, se celebra del 28 de junio al 1 de julio el XXVIII Encuentro entre Filósofos y Científicos Sociales de Cuba y Estados Unidos, en el Teatro Manuel Sanguily de la Universidad de La Habana (UH),
Estos intercambios académicos, cuya edición inaugural ocurrió en 1982, han convocado a profesionales de diversas universidades e instituciones estadounidenses y, en lo fundamental por la parte antillana, a profesores e investigadores de la Facultad de Filosofía, Historia y Sociología de la UH; el Instituto de Filosofía, adscrito al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, y de la Sociedad Cubana de Investigaciones Filosóficas.
Al ofrecerles la bienvenida a los participantes, el doctor Carlos Delgado, decano de la mencionada facultad habanera, destacó el momento en el que se encuentran inmersos, asociado a la ubicación laboral para los jóvenes que recién discutieron exitosamente sus tesis de grado, resaltando que ello representa una conquista extraordinaria que le proporciona el Estado cubano a su movimiento estudiantil, hecho desafortunadamente desconocido en otras latitudes.
Cliff DuRand, quien no ha dejado de visitar Cuba al menos una vez al año desde la década de los ochenta de la pasada centuria, y principal organizador de este proyecto junto al también reconocido investigador Al Campbell, agradeció poder dialogar nuevamente en los predios de una institución del prestigio de la Universidad de La Habana, fundada el 5 de enero de 1728 y alma mater de la educación superior en nuestro archipiélago.
Reconoció que en todos estos años “hemos aprendido de ustedes sobre la construcción del socialismo, la verdadera solidaridad y estar siempre firmes para encarar los más complejos desafíos”, haciendo patente que su delegación (conformada por 28 profesionales en su mayoría norteamericanos, pero también integrada por especialistas de la India, China, Alemania, Suiza y México) asume la cita con entusiasmo renovado, a partir del privilegio que representa acercarse al proceso de actualización del modelo económico y social que acometemos los cubanos.
En una exposición en la que, de principio a fin, fue perceptible el cariño por nuestro pueblo, afirmó: “Cuba ha jugado un papel muy importante a nivel mundial. Bastaría mencionar su contribución al proceso de paz entre el gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (Farc-Ep); el encuentro del 12 de febrero entre el Papa Francisco y el Patriarca Kirill de la Iglesia Ortodoxa Rusa, hecho sin precedente desde el año 1058, o su invariable defensa de más de 50 años en todos los escenarios multilaterales, para que se reconozca el derecho de Puerto Rico a ser independiente, y no un Estado Libre Asociado de Estados Unidos”.
Más adelante, en esta misma dirección, confesó: “Ustedes han estado abiertos al mundo desde hace tiempo. En realidad es EE.UU., quien permanece de espaldas a muchos asuntos globales y el que está urgido a hacer cambios. Cuba es importante para la humanidad y tiene mucho que aportar a la sociedad del siglo XXI. Este país está a la vanguardia de la construcción de un socialismo diferente al que colapsó en Europa”, a lo que añadió: “Queremos seguir estudiando la conceptualización que se han propuesto. La semana anterior pudimos recorrer, coordinados por los compañeros del Instituto de Filosofía, varias cooperativas, experiencia muy útil para los debates que emprenderemos en estas jornadas”.
Sobre este particular el decano Carlos Delgado había apuntado en su intervención, que durante años el tema de las cooperativas en el socialismo ha sido objeto de tergiversaciones. Mencionó, por ejemplo, el caso de Lenin, cuyas valoraciones sobre esta cuestión sufrieron traducciones erradas, hasta que un grupo de investigadores cubanos, examinando los originales en idioma ruso, reveló que el revolucionario cuya memoria es inextinguible habló exactamente de “cooperación”, con todos los matices que ello implica, como parte de un proyecto de sociedad vertebrada sobre fundamentos desconocidos hasta entonces.
“No nos confundamos creyendo, agregó, que el tema de las cooperativas es solo de organización del trabajo y de la vida económica y social. Es todo eso, pero también un asunto del debate político contemporáneo”.
La doctora Thalía Fung Riverón, presidenta de la Sociedad Cubana de Investigaciones Filosóficas y jefe de la delegación antillana al primer intercambio desarrollado 34 años atrás, evocó la memoria de Eduard D´ Angelous, fallecido en el 2015 y que actuó como el responsable de la comitiva norteamericana en la convocatoria fundacional.
“La presencia de ustedes es una muestra enorme de solidaridad y fe en el futuro”.
La sesión de apertura tuvo como actividad fundamental la conferencia magistral impartida por el doctor Jorge Hernández Martínez, profesor e investigador titular del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos (CEHSEU) de la Universidad de La Habana, en la cual abordó múltiples cuestiones acerca de la compleja situación internacional imperante, haciendo énfasis en lo acaecido entre Cuba y Estados Unidos luego del 17 de diciembre del 2014.
Hernández Martínez hilvanó su exposición a manera de cuadro analítico, con diferentes marcos de examen, metodología que le facilitó adentrarse en el meollo de la temática central.
Aludiendo la fecha de arrancada de estos eventos, reflexionó sobre las diferencias, en cada plano, del mundo de 1982 con el actual, signado el de entonces por la existencia de un orden bipolar a partir de la existencia del campo socialista, con la URSS a la vanguardia.
Incursionando indistintamente en los terrenos del conocimiento histórico y de la ciencia política, tomó como ejes centrales en su presentación los impactos de la globalización neoliberal a escala universal.
Meditó, en ese sentido, sobre la manera en que “se acortó la distancia entre los acontecimientos y su repercusión en cualquier región del planeta”, en la misma medida que emitió diversas valoraciones acerca de cómo esa realidad se reflejó en la esfera del pensamiento, especialmente en la etapa en que resurgió un irracionalismo filosófico, sustentado por la crisis de los paradigmas y la fragmentación de los ideales. Los súbditos del capital transnacional, dijo, “se envalentonaban con el supuesto fin de la historia y cualquier utopía”. Contra Cuba, ahondó “enfilaron de manera pérfida los cañones, mediante engendros como las leyes Torricelli y Helms-Burton”.
Destacó el hecho de que las banderas mantenidas en lo más alto por nuestro país se multiplicaron, desde una visión amplia, en la ola de transformaciones sociales promovidas con el arribo de diferentes gobiernos progresistas al poder, luego de que el inolvidable Comandante Hugo Rafael Chávez Frías asumiera la banda presidencial, en el Palacio de Miraflores, el 2 de febrero de 1999.
Se refirió asimismo a los cambios geopolíticos recientes, que acentúan las contradicciones entre los centros de poder, al tiempo en que irrumpen en la escena actores devenidos en potencias emergentes, con capacidad de establecer políticas de concertación en diferentes entidades, al estilo del grupo BRICS y de la Organización de Cooperación de Shanghái.
Particular atención le prestó al debate sobre lo que sucede hoy en América Latina y el Caribe, que ha llevado a algunos a plantear que estamos en presencia de una restauración conservadora. Nadie piense sin embargo, acotó, que “la derecha entreguista y pro yanqui podrá sepultar el espíritu de lucha asumido en estos años bajo el liderazgo de hombres y mujeres como Chávez, Lula, Evo, Daniel, Correa, Néstor y Cristina Kirchner y Dilma Rouseff”.
En cuanto al camino que se abrió entre Cuba y Estados Unidos desde el 17D reconoció los avances que condujeron al restablecimiento de relaciones diplomáticas (después de que se excluyera a nuestro país de la lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo Internacional, en la que no debió aparecer ni un segundo) y la suscripción de 10 memorándums de entendimiento en áreas como el transporte aéreo, el correo postal, o el combate contra las enfermedades infecciosas.
“Debo acotar, sin embargo, que el bloqueo como sistema de leyes y medidas coercitivas se mantiene, al igual que la Ley de Ajuste Cubano, las trasmisiones radiales y televisivas contra nuestro pueblo, así como el mantenimiento de la ilegal Base Naval de Guantánamo.
“El conflicto entre EE.UU., y Cuba –amplió- posee bases históricas de más de doscientos años. El telón de fondo no es otro que dos visiones contrapuestas: la que nace de la mirada de dominación neocolonial de la clase política norteamericana y la que emerge de la postura inclaudicable de los revolucionarios cubanos (contra la que se ha estrellado la primera) de defender su independencia y soberanía.
“El antiimperialismo martiano es un sentimiento profundo con independencia, aclaró, de los vínculos culturales y en otros campos sostenidos entre ambas naciones. Hay un gran diferencia entre el deslumbramiento que provocaron en Europa del este determinados símbolos estadounidenses y la forma en que los percibimos aquí. No somos ingenuos, en modo alguno, pero tenemos confianza en la formación adquirida en todo este tiempo”.
Con relación al cierre de la doble administración del presidente Barack Obama, explicó que el cuadragésimo cuarto presidente de ese país no ha podido cumplir con varias de sus promesas de campaña, entre ellas la reforma migratoria integral y el cierre de la prisión enclavada en la base naval de Guantánamo.
Acerca del cambio de métodos en el acercamiento hacia Cuba, no de los objetivos estratégicos, afirmó que para Estados Unidos mejorar la relación con nuestro país desborda la repercusión bilateral, por lo que entraña la mayor de las Antillas para la región. “Era imposible que reajustaran su mirada hacia América Latina ignorando el caso cubano. Ahí están como muestra, lo que sucedió en las Cumbres de las Américas de Puerto España, en el 2009, y de Cartagena de Indias, en el 2012, antesala del éxito que provocó la asistencia del General de Ejército Raúl Castro a la cita de Panamá, en abril del 2015”.
“La presencia de ustedes, apuntó luego de reverenciar a figuras imprescindibles en estos intercambios como el norteamericano Howard Parsous y los cubanos Fernando García Bielsa, Héctor Ayala y José Carlos Vázquez, es una muestra enorme de solidaridad y fe en el futuro”.
Por último, se refirió a que en el 2017 hay dos acontecimientos de honda significación: el centenario de la Revolución de Octubre y el homenaje al Che Guevara, a 50 años de su caída en Bolivia. “Sabemos que existe enorme expectativa por lo que acontecerá en el futuro en Cuba pero les aseguramos, con el simbolismo de encontrarnos en la institución donde él se hizo revolucionario, que asumimos lo expresado por Fidel en su reflexión del 20 de enero del 2011 `Es hora de hacer algo´, en la que aseveró que el único error que no cometeremos es el de traicionar nuestra historia sagrada”.
Entre las conferencias que acapararon la atención dentro del intenso programa previsto estuvieron “La historia no contada de las cooperativas afronorteamericanas”, de Jessica Gordon Nembhard; “Los efectos del colapso del mercado inmobiliarios en los EE.UU sobre la salud de los afronorteamericanas”, de Doug Orr; “Una breve historia de la Base Naval de los EE.UU. en Guantánamo y las perspectivas para su futuro”, de Paul Nadeu; así como “¿De qué socialismo estamos hablando?”, del doctor en ciencias políticas y destacado profesor de la UH Juan Azahares y “Cuba y sus representaciones en la cultura política y los medios de comunicación en los Estados Unidos de América?”, del joven doctor del CEHSEU, Karell Acosta.
Hassan que bueno que haces estas valoraciones de tan importante evento, ya lo estamos divulgando entre ellos y entre nosotros.
“Cuando adviertas que para producir necesitas la autorización de quienes no producen nada; cuando compruebes que el dinero fluye hacia quienes trafican no con bienes sino con favores; cuando percibas que muchos se hacen ricos por el soborno y las influencias más que por el trabajo, y que las leyes no te protegen contra ellos, sino que, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra ti; cuando repares que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un sacrificio personal, entonces podrás afirmar sin temor a equivocarte que tu sociedad está condenada.”
Ayn Rand, Libro «Los que vivimos» 1936