Las Tunas es la provincia de menor régimen pluviométrico, con promedio anual de mil 38 milímetros; la menos forestada, los bosques ocupan solo el 22 % de su superficie total, inferior a la media nacional que es 29,3 %; y, sus suelos son poco fértiles, arenosos y de muy mal drenaje.
Empero, los mil 572 trabajadores agroforestales del territorio, con el decisivo apoyo institucional y de otros sectores, han convertido esas particularidades en reto y se afanan por transformar la adversa situación aferrados al sueño de lo posible.
Con ese espíritu han vencido los inconvenientes y las limitaciones que representan para sus expectativas los prolongados períodos de sequía, las afectaciones de otros eventos naturales como los ciclones, los incendios forestales y la falta de recursos para una mejor preparación de tierra.
Paso a paso…
“Experimentamos saltos en tres indicadores fundamentales: la exportación de carbón vegetal, la fabricación de elementos de colmena y la supervivencia de las plantaciones”, asegura el Máster en Ciencias Alberto Guerrero López, director general de la Empresa Agroforestal Las Tunas.
El directivo refiere los éxitos del 2015 en estas actividades decisivas para la economía del país por su impacto como rubros exportables y en el medio ambiente, con el sostenido crecimiento del índice de boscosidad.
“Ello refleja el acierto de una labor integrada como un sistema, que incluye los sectores agropecuario y azucarero, incorporados al programa general de reforestación de la provincia, en el cual la Empresa Agroforestal desempeña un rol protagónico como entidad especializada, al que contribuye, también el empeño del Servicio Forestal Estatal, que liderea esta actividad”, refuerza Omar Pérez Peña, director de Silvicultura en la organización empresarial.
Otro síntoma de sostenibilidad es la supervivencia de las posturas sembradas medida a los tres años —esa es la norma—, “anterior al 2010 ese importante indicador no sobrepasaba el 40 % y ya las plantaciones del 2013 experimentaron el 80,5 % y nos proponemos alcanzar el 90 % en el actual calendario”, confirma el especialista.
Del carbón y los apiarios
“Somos la única empresa del país que sobrecumple los planes de producción y exportación de carbón vegetal en un 30 % y 11 %, respectivamente, y hasta el cierre de mayo habíamos llevado al mercado internacional 250,6 toneladas, de las 225,4 previstas. Este producto se ha posicionado en Europa por su reconocida calidad”, confirma Guerrero López.
Un significativo aporte al desarrol lo económico de la nación lo brindan con la elaboración de elementos para apiarios: cajas lang langstroth, cajas media alza, tapas, fondos y cuadros, que satisfacen demandas de las provincias de Camagüey, Holguín y Las Tunas.
Según refiere Jesús Hernández González, especialista de la UEB Comercial, ya los trabajadores se han especializado, por lo que no renuncian a atender las necesidades de toda la región oriental, de Ciego de Ávila a Guantánamo, “un proyecto que requiere de tecnología, pero no dejamos de soñar con su materialización”.
En las carboneras…
Entre los destacados por hacer sostenible la producción de carbón para uso nacional y la exportación están los 29 integrantes de la UEB Agroforestal del municipio de Las Tunas, que han transitado de casi cero hasta la segunda posición, solo superados por sus colegas de Jobabo, de vasta experiencia y tradicionales resultados en este fatigoso quehacer.
“Ya estamos produciendo 60 toneladas mensualmente con destino a la exportación y otras cantidades al consumo local”, dice Pedro Almaguer García, el jefe de brigada.
Abunda que los éxitos están sustentados en una estrategia que comenzaron a aplicar en el 2013, consistente en la creación de grupos dedicados únicamente a esta faena y un sistema de pago que estimula los resultados en CUC y MN con ingresos que rondan, para quienes cumplen todos los indicadores formadores, los mil 485 pesos, muy superior a los 350 que era el salario medio anterior. “El trabajo es rudo, pero bien remunerado”, comenta satisfecho.
“Nuestro carbón, tan codiciado en el mercado internacional, lo fabricamos a partir del marabú, y de esa manera contribuimos a la batalla contra esta especie invasora, pues las áreas liberadas pasan a la reforestación o se convierten en parcelas de autoconsumo para las familias carboneras, así alcanzamos esos dos objetivos”, remarca Almaguer García.
Otro escenario productivo
En la carpintería Libertad, adscripta a la UEB Comercial, el movimiento de hombres y máquinas es constante. Allí es fácil advertir el entusiasmo. “¿Usted ve?, ese ajetreo aquí es cotidiano”, exclama Maelio Góngora Yero, secretario general de la sección sindical, en franco desafío al ruido casi ensordecedor de los equipos empeñados en darle formas a la madera.
“Es un magnífico colectivo, con mucho sentido de pertenencia y creatividad, que encabezan los innovadores y racionalizadores. Si no fuera por sus inventivas estos equipos estuvieran ‘calla’os’”, enfatiza y llama a Alejandro Mantecón, un experto en encontrar soluciones a los problemas.
De su ingenio da fe la sierra trazadora, imprescindible en la conformación de las piezas de los elementos de colmena, a la cual Alejandro, junto al carpintero Pablo Alexis Osorio, le adaptó un soporte al motor y un mecanismo para bajar y subir la hoja de corte, que devolvió vitalidad, humanizó el trabajo y minimizó riesgos de accidentes laborales.
Su creatividad es tangible, también, en el ideado y diseñado carro deslizante para otra sierra similar y en la fabricación de cuchillas para el trompo Tupip, todas con el mismo impacto en el proceso productivo.
En ese campo son plausibles, además, otras contribuciones como la de Pedro, el chofer, que adecuó un sistema para subir y bajar la mesa del cepillo calibrador.
“Aquí se aprovecha todo”, adelanta el ingeniero Forestal Isidro Herrera Figueredo, director de la UEB Comercial, y reseña cómo los residuos de las producciones fundamentales se convierten en artículos de alta demanda popular: camas, cunas, zapateras, cortineros, balances…, que, a precios módicos, se ofertan en las ferias dominicales de la ciudad capital.
Campo adentro…
“Aquí todo era marabú compacto”, adelanta el operario Eugenio Pérez Pérez y enfatiza: “Así, como ese que bordea este bosque”. Y la mirada se pierde en una extensa zona dominada por esa planta espinosa que cede ante el ímpetu y la obstinación de los hombres.
Y ahora, allí mismo, se yergue majestuosa la finca IPA-I, una parcela de 3,5 hectáreas para producir semillas, donde emerge una saludable plantación de Acacia mangium.
Su adaptabilidad a las condiciones edafoclimáticas de esta región y sus ventajas como especie para la forestación y la rehabilitación de los suelos la convierten en una inigualable aliada para los tuneros, empeñados en la defensa de la Tierra.
Para el fomento boscoso la Empresa Agroforestal Las Tunas, maneja actualmente 43 especies, 34 maderables y nueve de frutales, en su mayoría autóctonas como cedro, caoba del país, majagua, baría, roble… y otras, aunque en menor cantidad, exóticas, entre las que sobresalen la Acacia mangium y el algarrobo de la India.
Para el Máster en Ciencias Osmel Fernández Cruz, director de la UEB Agroforestal del municipio cabecera, los evidentes logros hasta hoy fundamentan las esperanzas de continuar materializando sueños y los asocia a un sistema de trabajo que vincula al hombre al área y remunera según el resultado, “el salario medio ha crecido y es muy aleccionador el sistema de pago que premia el mejor desempeño. Ahí está la fórmula”, sentencia.
Éxitos, insatisfacciones y agasajo
Muy a pesar de los éxitos, “todavía tenemos insatisfacciones y no estaremos quietos hasta que el índice boscoso de la provincia esté a la altura de la nación o la sobrepase”, concluye Guerrero.
Y ese espíritu reinará en Las Tunas, sede del acto nacional por el 21 de junio, fecha escogida en Cuba para rendir homenaje al esfuerzo cotidiano de los hombres y mujeres que en condiciones difíciles luchan por edificar un país repoblado y por extraer los recursos forestales de modo renovable y sostenible.