Con la aparición en el firmamento del hilial o cuarto creciente de la luna, a partir del amanecer de este lunes día 6 de junio y hasta el próximo 6 de julio, más de mil 200 millones de musulmanes en todo el mundo, observarán el sagrado mes de ayuno del Ramadán, uno de los cinco pilares de la milenaria religión islámica.
El Ramadán es el noveno del calendario lunar islámico, que indica el final del Shaban, el mes octavo del año 1436 de la Hégira, la emigración de los musulmanes de la Meca a Medina, tras el cual de acuerdo a la tradición y a su fe, los creyentes practican el ayuno diario, del que enfermos y niños no están obligados a cumplirlo.
Es también el momento en el que el Profeta Muhammad tuvo la primera revelación y por eso es llamado, además, “Mes del Corán”, el libro sagrado de los seguidores del Islam.
Durante ese período de tiempo los seguidores de las enseñanzas del Profeta, se abstienen de comer, beber, fumar y mantener relaciones sexuales en la parte del día comprendida entre el amanecer y la puesta del Sol.
Para los fieles del Islam, que en el idioma árabe significa paz y obediencia, este es una etapa de purificación, devoción, fortalecimiento de la fe, plegarias, meditación; de generosa práctica de la caridad, peregrinación a las mezquitas y santos lugares, y también de amor, paz, solidaridad humana, unión y júbilo familiar.
Cada día al finalizar el ayuno se levantan las regulaciones y a las escasas actividades de la jornada da paso el Iftar, las cenas familiares y la animación de diversas celebraciones, que se prolongan hasta horas de la madrugada.
Al término del Ramadán se inicia El Eid Al Fitr, que son los tres días de celebraciones festivas en las que los musulmanes disfrutan en hogares y mezquitas de comidas familiares, agasajos a los niños visitas entre amigos e intercambios de regalos. paseos y otros divertimentos.
No obstante, esta práctica de fe no transcurrirá de igual modo para todos los pueblos del mundo árabe-musulmán, pues muchos creyentes en Palestina, Afganistán, Irak, Siria, Egipto, Libia, Yemen, Chad, Nigeria, entre otras comunidades, se verán privados de ejercer sus deberes religiosos en un ambiente apropiado, a causa de cruentas guerras, agresiones foráneas, conflictos armados, atentados terroristas y otros actos de extrema violencia.
Tragedias causantes de enormes sufrimientos, de pérdidas de miles vidas humanas, devastación material, de herencias y valores culturales milenarios, contrarias a los nobles y pacíficos principios a los que convoca el mes del Ramadan.
Estos deberes, meditaciones y oraciones, observados por los miembros la Liga Islámica de Cuba y demás devotos musulmanes en nuestro país, son practicados en sus hogares y en la Mezquita Abdala en La Habana Vieja, rodeados de un clima de paz, hermandad, comprensión y respeto a su creencia religiosa, garantizada en la Constitución de la República..