El primer ejemplo fue él. Aprendió a nadar sin que nadie lo enseñara. Varadero era un escenario perfecto para, brazadas tras brazadas, cumplir el sueño de ser como Julio Castro y César Marigona, los más destacados en la primera competencia de natación celebrada en Cuba. Era 23 de agosto de 1914 y Leonel Smith apenas tenía cinco años.
Once largos agostos tuvieron que pasar para que su nombre se conociera como campeón nacional —ganó los 500 metros libres en la propia playa matancera—, en tanto para 1926 se convierte en triple monarca (400, 1500 y relevo 4×100) de los Primeros Juegos Centroamericanos y del Caribe, en México, adonde llegó en barco con apenas dos suéteres, igual cantidad de pantalones, pulóveres y trusas, estas últimas compradas horas antes de la salida.
Cuatro años más tarde, en la segunda versión centrocaribeña disputada en La Habana, repetiría los títulos y se anotaba una plata en 100. El palmarés dorado fue el más encumbrado para un tritón cubano en estas lides hasta 1998, cuando Rodolfo Falcón se lo rompiera al alcanzar su séptimo oro.
Toda la intensidad deportiva al más alto nivel quedaría recogida para Leonel Smith en seis años. Un accidente automovilístico en 1932 lo alejó de los podios, aunque no de las piscinas. Tras nueve meses hospitalizado comenzaría quizás su obra mayor, la de la enseñanza, a la cual consagró más de seis décadas.
Primero en Matanzas y luego en La Habana, específicamente en el Centro Deportivo Camilo Cienfuegos desde 1976, su trabajo le ganó muy rápido el apodo de Bebito, inmortalizado a partir de su sacrificio, entrega y dedicación para enseñar a nadar a niños con meses de nacido y menores de cinco años.
Se le podía ver dentro de la piscina desde horas tempranas de la mañana y hasta cayendo la tarde. Jamás perdió su sonrisa elegante y la paciencia eterna, de ahí que cuando lo sorprendiera la muerte la noche del 22 de junio del 2000, centenares de nadadores lloraron no solo al último sobreviviente de la delegación cubana de 1926.
Amigo de Julio Antonio Mella, Ramón Fonst, José Barrientos, Adolfo Luque, José Raúl Capablanca —intercedió una vez con su padre para que fuera diplomático—; y Kid Chocolate —con quien peleó en el antiguo cine Apolo—, entre otros; la más grande fortuna de Bebito, según declarara antes de morir, fue haber podido ser testigo del nacimiento y los más altos premios del deporte que amó como el más fiel enamorado.
La fecha de su cumpleaños, 30 de junio, se instauró desde 1999 como el Día de la Natación Cubana, cual recompensa al niño que comenzó nadando solo y terminó enseñando a un pueblo.
Acerca del autor
Máster en Ciencias de la Comunicación. Director del Periódico Trabajadores desde el 1 de julio del 2024. Editor-jefe de la Redacción Deportiva desde 2007. Ha participado en coberturas periodísticas de Juegos Centroamericanos y del Caribe, Juegos Panamericanos, Juegos Olímpicos, Copa Intercontinental de Béisbol, Clásico Mundial de Béisbol, Campeonatos Mundiales de Judo, entre otras. Profesor del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, en La Habana, Cuba.
Fue mi inspiración en la vida, mi maestro, mi abuelo adopción.
El deporte de la natación y mi carrera como licenciado en cultura física, y después mis exitos como profesor de natación se la debo a Bebito.
Junto con él pude iniciar mis primeros pasos en la natación en la década de los 70 y despues en eventos científicos por los años 1985 donde ya el había iniciado su trabajo con los bebes y tanto fue mi interés, que aporté la base científica a este trabajo acuatico con lactantes, culminado mi tesis de licenciatura en la estimulación temprana acuática en el 1987.
Mi despuegue como profecional lo logré gracias a su ejemplo y tenacidad.
Bebo tu no descansas nunca; tu no moriste, tu sigues nadando en nuestro Varadero, y cuando en nuestra playa hermosa de Varadero yo nado, tu estas a mi lado aconsejandome como siempre.
Gracias Bebito por haber sido mi profesor, seguiremos levantado el codo para atacar las pequeñas olas adelante en Varadero y esperando que la espuma pase lo pies y deje esa estera de logros como tu me decias.
Yo tuve el privilegio de conocerlo en el CVD Camilo Cienfuegos del Vedado cuando empece a practicar la Esgrima, con la profesora y Primera campeona Panamericana de Florete MIreya Rodriguez, cuando terminaba los entrenamientos nos ibamos a piscina y ahi estaba Bebito ensenando a los ninos casi recien nacidos a nadar, era muy bello verlo como se entregaba a su pasion a la cual dedico toda su vida. Muy afable, gentil y gran conversador, me encantaba iorlo contar anecdotas de cuando era atleta. Ahora los angelitos en el cielo aprenderan tambien a nadar. Que en Paz descanse MAESTRO.