En aras de profundizar acerca de la participación de los trabajadores en el proceso de planificación del Plan de la Economía del año 2017, Trabajadores abordó el tema en un encuentro sostenido con Ulises Guilarte De Nacimiento, miembro del Buró Político y secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC); Alfredo Vázquez Pérez y Abel Rivero Ochoa, jefes de los departamentos de Eficiencia Económica y Organización del Trabajo y los Salarios de la CTC, respectivamente.
“Ese ejercicio tiene dos momentos claves como se concreta en las indicaciones metodológicas del Ministerio de Economía y Planificación (MEP): el más importante que tenemos es este. Decimos que el plan es sagrado y ahí debe inscribirse todo. Por lo tanto, si el dirigente sindical no influye y se involucra en la discusión del plan, después no tiene capacidad de encontrar fuentes para resolver los problemas asociados a la demanda y reivindicaciones de sus trabajadores”, alegó Ulises Guilarte.
P- ¿En qué se fundamenta el derecho constitucional y jurídico de la participación de los trabajadores?
Ulises: Las normas legales que avalan este proceso son el Artículo 16 de la Constitución y los artículos 14 inciso C) y 18 del Código de Trabajo (Ley 116/2013).
Por eso la necesidad de eliminar cualquier vestigio de formalismo y, sobre todo, hay que hacerlo activa y conscientemente, para tener la capacidad de identificar el aporte que pueden hacer los trabajadores y encontrar las reservas nominales de eficiencia que tanto demanda el país.
P- ¿De qué hablamos cuando se afirma “activa y conscientemente”?
Alfredo: Lo primero que deben conocer los trabajadores son sus derechos para que puedan hacer consciente y efectiva su participación. Si no dominan y no saben que tienen resortes constitucionales y legales para ejercerlos, no estamos haciendo nada.
Su comprensión ideológica consolida, en primer lugar, las bases del poder real de los trabajadores —que es la propiedad de todo el pueblo—, y a la vez con su participación, se fortalece la planificación, vía fundamental de dirección de la economía en la concreción esencial de la conceptualización del modelo económico socialista cubano, con la participación de los trabajadores.
Ulises: Si es consciente, hay compromiso. La participación no puede interpretarse como ir a la asamblea a coger la asistencia.
Las políticas para la actualización del modelo económico cubano han ido perfeccionando los mecanismos a fin de que el trabajador se sienta dueño colectivo de los medios fundamentales de producción y actúe en consecuencia.
P- El país viene realizando acciones para consolidar su planificación económica y ha identificado al plan como un elemento calificado como inviolable. ¿Qué acciones desarrolla el movimiento sindical para materializar ese propósito?
Abel: Alrededor de tres años el país ha venido otorgando mayores facultades y autonomía a la empresa estatal socialista, cuestiones que jerarquizan el papel de la organización sindical a diferentes niveles, a partir de su conocimiento, influencia y aportes a la conformación de los indicadores directivos y límites.
Tiene que insertarse en ello el aseguramiento financiero y material a las demandas y reivindicaciones de los trabajadores tales como los presupuestos dirigidos al mejoramiento de las condiciones de vida y de trabajo, a los medios de protección y seguridad en el trabajo, la ropa y el calzado, las herramientas, la alimentación, el mantenimiento y las inversiones, entre otros.
Ulises: Si los intereses no están dentro del plan no tienes respaldo material ni financiero para llevarlo a vías de hecho, aunque tengas mucha voluntad.
Al propio tiempo es el momento en que la organización sindical en la base tiene que diseñar, negociar y aprobar los indicadores de empleo y salario, priorizando el adecuado diseño, negociación y aprobación de formas y sistemas de pago en correspondencia con los indicadores directivos y límites propuestos, los que deben responder al incremento gradual y sostenido de la productividad y como resultante al ingreso de los trabajadores. Ello debe aprobarse en la asamblea de trabajadores y adjuntarse al convenio colectivo de trabajo.
Este no es un proceso de aceptación, es un proceso de negociación y cuando no haya acuerdo, hay que ir a discusión. El sindicato tiene capacidad legal para pelear las cosas.
P- Ustedes insisten en la participación de los trabajadores. ¿Cómo la lleva a vías de hecho el sindicato? ¿En qué espacios?
Ulises: Lo primero que debe hacer el sindicato es ir al consejo de dirección donde se organiza el proceso de planificación; no como un “convidado de piedra”, va a participar, y exponer la voz y el criterio de los trabajadores. Hay que identificar los asuntos que les interesa negociar.
Alfredo: En ese posterior escenario de negociación pueden participar otros representantes o afiliados que los auxilien en estos asuntos; después organizar las asambleas, con mayor intencionalidad la de representantes, donde el informe tiene que llevar la propuesta de plan ya conciliado, si no es un acto formal, y finalmente, defender lo acordado en los consejos de dirección a todos los niveles en los cuales se van a aprobar las propuestas de plan.
P- No es menos cierto que existen muchos escépticos, los que preguntan para qué planificar si casi siempre las cifras cambian…
Ulises: Por eso decimos que es de negociación. Las organizaciones sindicales tienen que estar claras de que nuestra economía es abierta, con una alta dependencia de las importaciones que pueden favorecer comportamientos no esperados en la economía. También hacia lo interno tenemos que lograr mayor efectividad en los procesos de conciliación y contratación para el aseguramiento de insumos y materias primas oportunamente.
Abel: Hay asuntos que como resultado de los planteamientos de los trabajadores y de sus representantes sindicales han conllevado modificaciones de normas legales. Si hoy tenemos resoluciones mucho más revolucionarias que la 17 en la vinculación del salario a los resultados y que la 100 para la distribución de utilidades entre los trabajadores, es gracias al proceso político de presentación del plan 2015, donde los colectivos expresaron demandas e insatisfacciones en sus ingresos personales.
Por eso, el ejercicio de representación no se puede ver en abstracto, sino de forma concreta. Hay que tener en cuenta que el plan es sagrado también para las categorías de empleo y salario que se aprueben, y al sindicato le corresponde defenderlas; es un deber contribuir al desarrollo social y un derecho, satisfacer sus necesidades personales y familiares (Artículo 2 inciso A de la Ley 116).
Ulises: En la efectividad de lo que alcancemos y en las riquezas que seamos capaces de crear está la condición no solo para el mejoramiento de los trabajadores del sistema empresarial; si no logran que la economía avance, no podremos asegurar los enormes gastos sociales y de protección que mantiene el Estado cubano a pesar de las restricciones y no habría opción de mejoras para el sector presupuestado.
P-¿Qué relevancia adquiere hoy la preparación de los cuadros? Ulises:
Hemos desarrollado un amplio programa de capacitación dirigido a dotar del conocimiento elemental de las disposiciones jurídicas y económicas a los dirigentes sindicales, lo cual consideramos aún insuficiente. Se ha avanzado en lo cuantitativo, pero debemos profundizar en su calidad y por hacerla con carácter diferenciado en función de las características de cada sector y actividad.
La preparación es una condición necesaria, sin la cual no avanzaremos hacia un estadio superior del funcionamiento.
Normas legales que avalan la participación de los trabajadores Artículo 16 de la Constitución:
En la elaboración y ejecución de los programas de desarrollo participan activa y conscientemente los trabajadores de todas las ramas de la economía y de las demás esferas de la vida social.
Artículos 14 y 18 del Código de Trabajo (Ley 116):
14 c)Las organizaciones sindicales- Participar en la elaboración, ejecución y control de los planes de desarrollo económico y social, del presupuesto del Estado, así como proponer medidas encaminadas al perfeccionamiento de la gestión de la entidad;
18- Los trabajadores participan en la dirección de las entidades donde laboran. La forma de participación puede ser individual y colectiva. La forma individual se manifiesta de forma directa en las asambleas generales de afiliados y de representantes. La forma colectiva de participación se canaliza a través de la organización sindical como representante de los trabajadores.