El transcurrir del tiempo ha preocupado siempre al hombre. Son infinitos, por ello, los testimonios que, a lo largo de la historia de la humanidad, han tratado de develar los secretos que esconde el devenir del tiempo.
Los poetas son, quizás, quienes, con mayor asiduidad, se han preocupado, y ocupado, a través de sus textos, por comentar, reflexionar, analizar, el paso del tiempo, ese transcurrir inexorable que inquieta al hombre en su diario existir.
Carlos Ettiel Gómez Abreu es uno de esos poetas cautivados por los misterios y sortilegios del tiempo. Y de ello da fe en su libro titulado, precisamente, Los caprichos del tiempo (Editorial Gente Nueva, Colección Juvenil, 2015, 56 pp).
Con este libro, su autor alcanzó el Premio La Edad de Oro, en el género de poesía, en la convocatoria correspondiente al año 2015, de acuerdo a la decisión de un jurado integrado por Aitana Alberti, Legna Rodríguez y Suntyan Irigoyen.
En tres secciones —«Como un suspiro», «Hechizos de la tarde» y «Fórmula del tiempo»—, en este cuaderno se agrupan treinta y cinco poemas en que, a través de diversas formas estróficas, se recrea un mágico universo.
Son textos pensados, y creados, con imaginación y fantasía. Poemas todos relacionados, de una u otra manera, con el tiempo, que así se convierte en centro de atención, en hilo conductor del volumen.
Así queda evidenciado desde «Despertar», poema que abre la colección:
Oye el sonido del tiempo…
¡Qué pronto vuelve a correr!
Juegan la luz
y la sombra,
juntas al amanecer.
Los caprichos del tiempo –que llega con las ilustraciones de Maikel Martínez Pupo— se inscribe, perfectamente, en la bibliografía de Carlos Ettiel Gómez Abreu (Jagüey Grande, Matanzas, 1978), quien se ha dedicado a crear, en verso y en prosa, para niños y jóvenes.
Poemarios como Polvo de hadas (2012) y Reino de hechizos (2014) integran esa relación de títulos publicados, a la que se sumará, en breve, la noveleta para jóvenes «Proyecto Mellizos», reconocida con el Premio Hermanos Loynaz 2015.
El maestro Eliseo Diego es el autor de un hermoso y antológico poema, titulado «Testamento», en cuyo fragmento final puede leerse:
no poseyendo más
entre cielo y tierra que
mi memoria, que este tiempo;
decido hacer mi testamento.
Es
éste: les dejo
el tiempo, todo el tiempo.
Para Carlos Ettiel Gómez Abreu, como queda demostrado al concluir la lectura de los poemas agrupados en Los caprichos del tiempo, también es imprescindible, impostergable, salvar el tiempo, todo el tiempo.