Por Claudia Zurita Delgado
Domingo Leyva, natural de Velasco, lleva toda la vida dedicada al séptimo arte. Quienes lo conocen puede parecerle salido de la película Cinema Paradiso. Con su proyector al hombro recorre poblados intrincados de la geografía holguinera, para llevar la luz del cinematógrafo a aquellos que aún no la conocen. Con él, y apropósito del Día de los Trabajadores, conversamos.
“Desde hace 40 años vivo en Gibara, aunque mis inicios fueron en mi pueblo natal. Comencé en esta profesión con mi hermano cuando aún era un adolescente. Debido a un triste accidente de trabajo él murió, entonces fui adoptado por una familia que se dedicaba a la fotografía de estudio y a la proyección de cintas. A ellos le debo todo mi aprendizaje”.
Debido a su procedencia humilde Domingo solo pudo estudiar hasta noveno grado, pues tuvo que dedicarse al trabajo. “En los años 60 ya estaba inmerso en estas labores con una compañía particular, hasta que en 1967 la naciente Revolución interviene y decide poner los proyectores al servicio de la población. Entonces pasamos a ser estatales, bajo la política de nuestro Comandante en Jefe de llevar el séptimo arte a distintas zonas que no tenían ningún tipo de actividad recreativa. No teníamos hora de descanso, viajábamos en mulos y dormíamos en el piso. Lo más importante era llevar el desarrollo cultural a los distintos lugares”.
Este singular personaje ha viajado a la Sierra Maestra, a distintos poblados de Las Tunas, y a los pequeños asentamientos rurales en Rafael Freyre, Gibara, San German y Buena Ventura. “Lo que más me gusta es llegar a una escuela rural y poder ver la cara de los niños al apreciar documentales, muñequitos, y el noticiero de Santiago Álvarez, que siempre estuvo presente. Muchos de ellos era la primera vez que tenían acceso a este tipo de material”.
Entre los filmes que atesora, destacan los de Humberto Solás: Lucía y Manuela, pues Leyva es un personaje perenne en cada edición del Festival Internacional de Cine Pobre. “Actualmente sigo mi trabajo como proyeccionista. Además tengo un proyecto dedicado a recuperar algunas cámaras e indumentaria audiovisual, para la creación de un museo. Solo necesitamos un local.
“Igualmente he creado círculos de interés con los niños. Los llevamos al telecentro, al palacio de pionero, al cine, y le enseñamos algunos géneros del audiovisual. Lógicamente todo está en desarrollo y necesitamos mucha cooperación de los instructores de arte y algunos maestros, para que los infantes se sientan estimulados y puedan aprender sobre este hermoso arte. También somos pioneros en la fundación del cine club para mayores. Esta ha sido la obra de toda una vida”, concluyó.
Que alegría me dio ver a Domingo el es vecino mio y desde chiquita me acuerdo como ponia La de la mochila azul en las esquinas.