Lázaro Jesús Arceo Martínez dibuja a Fidel. Lo hace con fervor, también con la ingenuidad y el agradecimiento del niño cubano que vive en un paraje intrincado de la geografía de la isla.
Con sus ocho años, Lazarito, quien no ha visto mucho a Fidel porque nació cuando el líder de la Revolución cubana había cesado en sus funciones, pinta al Comandante en Jefe desde su imaginación, pero como siempre ha sido: como el hombre que asaltó el Moncada, vino en el Granma, subió la Sierra y fundó la independencia y soberanía de Cuba, un triunfador que ha hecho triunfar a un pueblo.
Lazarito pintó a Fidel con los colores con que sueña: el verde de su campo y del uniforme del Comandante. Lo ve junto a la palma de su batey, rodeado de las palomas que anidan en los árboles de la comunidad Mariana Grajales en el municipio de Cifuentes donde vive. Aquí, dice, está Fidel, en su aula, en su computadora y su televisor, en el puesto médico y estomatológico… Y es cierto, Fidel permanece allí invencible.
Pero Lazarito no quiso hacer solo su obra y convidó a sus amigos de la escuela primaria Rolando Soltura para rellenar la figura que delineó con flores y corazones. Así quedó ese Fidel eterno, lleno de mensajes de felicidad, que comandó el acto por el Primero de Mayo en esta comunidad villaclareña.
Por que sigue siendo la inspiracion de los cubanos de todas las generaciones y vivira eternamente en el alma del pueblo de cuba