La atención médica especializada a niños y adolescentes santiagueros, y de las provincias de Guantánamo y Granma no ha dejado de ser la prioridad para los mil 68 trabajadores del hospital Antonio María Béguez César de la ciudad heroína, pero junto a ello también tiene primacía el mantener un cuadro higiénico-sanitario favorable, libre de condiciones que propicien la presencia de mosquitos del género Aedes.
“Es que no se puede predicar moral en calzoncillo, y mucho menos arriesgar la vida de los pacientes”, sentencia rotundo Walfrido Duharte Garbey, mientras hace un alto en la chapea del espacio institucional que colinda con varios patios familiares.
Junto a Hermes Castellanos, Reynier Mustelier y otros del Departamento de Servicios Generales, Walfrido lleva sobre sus hombros la responsabilidad de cuidar la limpieza de los amplios espacios yermos que rodean al hospital.
“Siempre ha sido una exigencia, pero desde que el zika se declaró como una amenaza mundial hemos apretado la tuerca y todo el personal está alerta y apoyando en lo que haga falta”.
En la que también se conoce como la Colonia Española (nombre con el que se fundó hace 117 años), administración, sindicato, Partido y otras organizaciones del centro consolidan su unidad y accionan de conjunto contra el agente transmisor del zika, el dengue y otras enfermedades, así lo aseguraron a Trabajadores las doctoras Migdalia Fernández Villalón y Margarita Arguelles, secretarias generales del núcleo del Partido y el Buró sindical, respectivamente, además de Raiza Chacón, directora”.
Matutinos especiales, trabajos voluntarios, autoinspecciones focales en los 648 locales, charlas educativas con madres y padres acompañantes, apoyo con profesionales de allí a la pesquisa activa en áreas de salud, vigilancia epidemiológica de rigor, además de capacitación especializada, son, entre otras, las acciones que se concretan diariamente en el Hospital Infantil Sur Clínico Quirúrgico de Santiago de Cuba.
Cada una de ellas lleva el aliento de los trabajadores, protagonistas principales de las tareas de higienización, y la supervisión constante de la licenciada Samira Maceira, jefa del Departamento de Higiene y Epidemiología, con el apoyo de tres operarios de la campaña de lucha antivectorial: Aymée Bell, Joel Rondón y Gustavo Reginfo.
“Ha sido muy favorable la estrategia de que cada departamento asuma la responsabilidad de revisar a fondo sus locales, acota Samira, luego nosotros junto a la brigada de lucha antivectorial del centro, con el sindicato a la cabeza, supervisamos al detalle, pues siempre se dan situaciones que pueden complicarnos el cuadro higiénico-sanitario”.
“Ahora mismo está el tema de la escasez de agua, puntualiza Aymée, por tal motivo se han colocado tanques bajos, depósitos que antes no existían que requieren de chequeo constante y de abatización precisa, a eso se suma la colocación de larvitrampas, las encuestas epidemiológicas y una vigilancia constante del entorno”.
Acerca del autor
Periodista cubana. Máster en Ciencias de la Comunicación. Profesora Auxiliar de la Universidad de Oriente. Guionista de radio y televisión.