Adentrémonos con la lectura en el cañaveral y la fábrica. Vayamos al grano para aquilatar si el guarapo es hoy más o menos dulce en el central Ciro Redondo, de la central provincia cubana de Ciego de Ávila.
Su colectivo dulcifica mejor los resultados de la emulación. Ocupa hoy el primer lugar provincial y el tercero a nivel nacional entre los más de 40 ingenios en operaciones.
Una de las fortalezas es el aprovechamiento de la norma potencial de molida por encima del 80 por ciento. En varias jornadas de esta semana sobrepasó el 90. Aunque, los molinos trituraron hasta la fecha más materia prima de la planificada para producir una tonelada de azúcar.
El rendimiento, indicador de oro del proceso industrial, carece de brillo. Aún no acaricia el 10 %, cuando se necesita ya llegar a 11 y así paliar el atraso de unas 5 mil toneladas que debían estar en los almacenes para destinarlas a la exportación y el consumo nacional.
Implacable ha sido la naturaleza. Los jugos de las cañas no están tan sabrosos, debido a inoportunas lluvias e suficiente frío en la etapa invernal que impidieron lograr un óptimo grado de madurez y mayor contenido de sacarosa en los tallos. Amén de la falta de cariño a las plantaciones en sus atenciones culturales por parte de las fuerzas de algunas unidades con bajos rendimientos agrícolas.
Sin embargo, natura no es la única causante de los malestares de la zafra. Incumplen la tarea de corte los pelotones de combinadas de las Unidades Básicas de Producción Cooperativa Peonía, Cacahual, Santa Lucía, El Cedro y Saladrigas, y los de las Cooperativas Agropecuarias José Luis Tassende y Mártires del Granma.
Como es lógico, las veteranas cosechadoras y camiones tienen fatiga por el rigor de la campaña. Pero, nada que ver con el bloqueo imperialista y los efectos del cambio climático, es el hecho de que esté ausente la efigie de Jesús Menéndez, el General de las Cañas, en los pulóveres de los operadores millonarios de combinadas cañeras.
Parece este un pequeño detalle extraviado en los surcos y caminos cañeros. En cambio, constituye una gran oportunidad desaprovechada, pues tarde les llega al pie del plantón, el abrazo, la felicitación, el reconocimiento moral, tanto a los colectivos pertenecientes al grupo Azcuba como a los del sector cooperativo y campesino, por parte de quienes desempeñan responsabilidades administrativas y de otra índole.
Son valores perdidos del cincuentenario movimiento millonario en las temporadas azucareras, como si tales granos amargos no pudieran cristalizarse ni en las modernas centrífugas estrenadas en diciembre pasado en el central Ciro Redondo, a pesar de que su colectivo mantiene firme el compromiso de cumplir el plan anual y ratificar la condición de Vanguardia Nacional.
Acerca del autor
Licenciado en Comunicación Social. Economista y periodista. Escribe sobre asuntos económicos, agropecuarios, de la construcción y la cultura. Multipremiado en concursos de periodismo, festivales de la radio y otros eventos. Atesora las distinciones Félix Elmuza y Raúl Gomez García, los sellos Laureado y 50 aniversario del periódico Trabajadores, y la Moneda Conmemorativa 60 aniversario de la UPEC.