La descomunal brecha entre los más ricos y el resto de la población continúa aumentando, denunció Pedro Nuñez Mosquera, director general de Asuntos Multilaterales y Derecho Internacional del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de Cuba, al intervenir en el segmento de alto nivel del 31º período ordinario de sesiones del Consejo de Derechos Humanos en Ginebra, Suiza.
El diplomático cubano abogó por una colaboración internacional en condiciones de igualdad para todos los Estados.
Dijo que el Consejo de Derechos Humanos no ha podido desterrar la manipulación política y los dobles raseros que dieron al traste con su predecesora. Tampoco ha logrado cambiar el hecho de que la realización y el disfrute de los derechos humanos siga siendo una ilusión para cientos de millones de personas en el mundo. Para ellos, no hay derecho al desarrollo, a pesar de que hace 30 años se aprobó una Declaración sobre la materia.
La realidad internacional se ve impactada también por los cambios en la doctrina de seguridad y defensa de la OTAN, llevadas a la práctica en los últimos conflictos, desde el Medio Oriente a Europa, expresó Núñez Mosquera.
Ello, dijo, ha provocado la destrucción de Estados y naciones, y la emergencia de formas nunca vistas de terrorismo internacional, las cuales implican amenazas adicionales a la paz y seguridad regional e internacional.
Al referirse a los países que pretenden juzgar a otros señaló que son
los mismos que recrudecen los maltratos y la violación de los derechos humanos de cientos de miles de refugiados, obligados a huir de sus países de origen como resultado de conflictos que otros atizaron o de la agudización de las condiciones de pobreza. Estas naciones presentan su visión sobre democracia y gobernabilidad como la única válida; y tratan de otorgarle un alcance supuestamente universal.
Conciben al mercado, el pluripartidismo y las fórmulas de alternancia electoral como el camino más certero y el paradigma de la gobernabilidad, obviando que esta debe centrarse en la conducción de los asuntos públicos con eficiencia, la participación del pueblo en la toma de decisiones y un ejercicio adecuado de integridad y justicia social.
El orador citó como ejemplo imprescindible de buena voluntad la decisión histórica de los líderes de América Latina y el Caribe, en la II Cumbre de la CELAC, celebrada en La Habana en el 2014, de proclamar a la región como zona de paz.
“Reiteramos nuestro respaldo a la causa del pueblo palestino. Ratificamos nuestro apoyo a la República Bolivariana de Venezuela, cuyo gobierno y pueblo merecen la más amplia solidaridad internacional en su lucha contra las acciones desestabilizadoras alentadas y apoyadas desde el exterior. Rechazamos las sanciones unilaterales contra Rusia y reafirmamos el derecho del pueblo sirio a encontrar una salida digna a sus problemas, sin injerencias externas, y preservando su soberanía e integridad territorial”, subrayó Núñez Mosquera.
Y añadió: “Cuba refuerza su compromiso con una genuina cooperación internacional, sustentada en la indivisibilidad de los derechos humanos, la no selectividad y la no politización”.
El gobierno de Estados Unidos ha reconocido no sólo el fracaso del bloqueo económico, comercial y financiero como política, sino de su impacto negativo en el ejercicio de los derechos humanos del pueblo cubano, apuntó el diplomático.
“Esperamos que las manifestaciones recientes de las máximas autoridades de ese país de su interés en contribuir al mejoramiento de la vida de los cubanos, tengan como centro seguir adoptando medidas que permitan concretar realmente el fin de esta política perjudicial para cubanos y norteamericanos, y conducir a su eliminación definitiva”.
En ese contexto, consideró de particular importancia que se proceda, sin demora, a ponerle fin al bloqueo económico, comercial y financiero por parte de los Estados Unidos.
Dijo que los cubanos sufren esa política, que es violatoria de los derechos humanos, desde hace más de cinco décadas, y cuya vertiente extraterritorial se ha agudizado mediante el incremento de las sanciones a entidades bancarias y financieras de terceros países, con propósitos intimidatorios y para erosionar los intercambios de Cuba con otras naciones.
“Nuestro país ha dado muestras de voluntad para debatir las diferencias de concepciones sobre derechos humanos con cualquier interlocutor sobre bases de igualdad, respeto y reciprocidad. No pretendemos imponer a nadie nuestra visión ni aceptaremos que se trate de legitimar como única válida la de otros. Creemos que el verdadero compromiso con la promoción y protección de los derechos humanos a escala global, debe partir de una voluntad genuina de contribuir a la realización de estos derechos, despojándolos de conveniencias políticas, manipulación mediática, visiones selectivas o dobles raseros”, afirmó finalmente.