El 16 de octubre del 2015 fue aprobado, mediante la Resolución 82 del presidente del INDER, Doctor Antonio Becali Garrido, el programa nacional para la implementación del proceso de desentrenamiento deportivo en Cuba. Ese acto ratifica la voluntad de la nación para atender la salud y calidad de vida de las glorias y atletas retirados que tantas alegrías regalaron a nuestro pueblo.
Para conocer detalles sobre el alcance de este proyecto dialogamos con el galeno Emérito Pérez Acosta, especialista en Medicina Deportiva, máster en Control Médico del Entrenamiento y jefe del departamento de Actividad Física y Salud del Instituto de Medicina del Deporte (IMD) radicado en La Habana.
El profesor reconoció que la preocupación por el fenómeno del desentrenamiento existe desde hace mucho tiempo, y citó los esfuerzos realizados en este sentido en las provincias de Ciego de Ávila y Santiago de Cuba. También ponderó lo hecho en el IMD a fines de la década de los 90, cuando el doctor Florentino Barrizonte y colaboradores intentaron desarrollar un plan que no tuvo el éxito esperado, por las dificultades que hallaron los entrenadores para traducir en acciones concretas las indicaciones entonces emitidas.
Hacia el año 2006 se defendió la tesis doctoral de la investigadora Edita Aguiar, quien propuso un metaprograma para el desentrenamiento, a partir del cual se ha elaborado el proyecto actual, dotándolo del componente de control médico y psicológico.
Interrogado sobre la revitalización de este asunto en el último lustro, Pérez Acosta explicó que aunque siempre se han brindado servicios de salud a las figuras retiradas, una serie de estudios científicos han arrojado indicadores que reclaman urgente atención.
“La prevalencia de ciertas enfermedades y la mortalidad, sobre todo en Glorias del deporte y otros atletas relevantes, está por encima de la media en el país. La hipertensión, por ejemplo, afecta a alrededor del 30 % de la población cubana, pero en este segmento se manifiesta al 50 por ciento. Lo mismo sucede con otras afecciones crónicas no transmisibles y con el promedio de vida, indicador que muestra cómo este grupo vive un 10 % menos de tiempo respecto a la regularidad nacional”, argumentó el experto.
La existencia del deportista lleva implícita un grupo de restricciones alimentarias, disciplinarias y del tiempo de ocio que suelen quebrar al llegar el fin de sus carreras. Entonces muchos intentan saciar deseos contenidos y aparecen factores de riesgo como obesidad, hipercolesterolemia, hipertrigliceridemia, hiperglucemia y hábitos tóxicos (fumar y beber), los cuales deben ser cada vez más vigilados por los actores responsabilizados dentro del sistema.
“El programa de desentrenamiento a implementar comprende tres fases. La primera tardará tres meses y ocurrirá en el mismo lugar en que concluyó la etapa activa del atleta, el propio equipo nacional para citar un ejemplo. La segunda cubrirá un período similar a instancia provincial, regido por los centros de medicina del deporte y las autoridades del Inder y el Minsap. Y la tercera llamada de mantenimiento se extenderá por el resto de la vida, monitoreando y asistiendo la inserción normal y plena de las figuras a la sociedad”, detalló el también máster en medicina bioenergética y tradicional.
Los vínculos de trabajo están, según la propia fuente, debidamente convenidos con Salud Pública, lo que incluye capacidad hospitalaria en la capital para casos que lo requieran. También se ha reactivado el Grupo Nacional de Desentrenamiento del IMD y constituidos sus homólogos en los territorios. Para el venidero mes de abril deben quedar diseñados los programas específicos de cada disciplina, los cuales se pondrán en práctica concluido el presente ciclo olímpico.
“El desentrenamiento no es más que una preparación en dirección contraria. En vez de aumentar la capacidad física de trabajo en pos de medallas y récords, se trata de disminuirla, de desacondicionar una serie de modificaciones estructurales y funcionales que experimentó el organismo”, detalló Pérez Acosta, consciente de que todos los daños no son reversibles, y de que el éxito dependerá siempre de la voluntad de los equipos multidisciplinarios a cargo, y de la sensibilidad de atletas, familiares, investigadores de las ciencias aplicadas al deporte y de las instituciones y organizaciones de nuestra sociedad.
Acerca del autor
Licenciado en Periodismo de la Universidad de La Habana (UH). Especialista en los deportes de boxeo, voleibol, lucha, pesas y otros. Cubrió los XV Juegos Panamericanos de Río-2007, los XXX Juegos Olímpicos de Londres 2012, la final de la Liga Mundial de Voleibol 2011 y otros eventos internacionales celebrados en Cuba. Profesor de Teoría en la Comunicación de la UH y la Universidad Agraria de La Habana. Imparte cursos de esta y otras materias en diversas instituciones del país como el Instituto Internacional de Periodismo José Martí. Ha obtenido premios y menciones en el Concurso Nacional de Periodismo Deportivo José González Barros.
Soy ex-Judoca, y actualmente estoy en 4to año de la Lic. en Cultura Física, soy consciente de las afecciones que nos puede provocar (a los atletas no activos)la ausencia de un programa determinado de desentrenamiento luego de concluír con nuestra carrera como deportistas. Aunque no lléguemos a un equipo nacional o centro de alto rendimiento, también nuestro organismo sufrió modificaciones en cuanto a su funcionamiento, por lo que requiere también desentrenarse para disminuír los riesgos de adquirir patologías asosiadas a las grandes cargas a las que fuimos sometidos durante un tiempo prolongado, para incorporarnos a las actividades de la vida cotidiana.
Correcto yo era nadadora y fui desentranada como relata el artículo, hablo del año 1974.