Recorrer la otrora villa de San Cristóbal de La Habana es siempre ocasión propicia para descubrir los misterios, sortilegios y encantos que encierra una ciudad que, en pocos años, festejará jubilosa su medio milenio de existencia.
De ahí que la zona más antigua de la capital cubana sea fuente constante de estudio e investigación, por quienes se interesan en develar los secretos celosamente guardados por la urbe a lo largo de los siglos.
Son numerosos los libros que integran el catálogo editorial que, en los últimos años, se dedica a testimoniar, para el presente y el futuro, la memoria viva de –según palabras de Alejo Carpentier— «la ciudad de las columnas».
Obras que, desde diversas miradas, perspectivas, enfoques, se encargan de rescatar la historia de palacios, plazas, monumentos, mansiones, calles, espacios, que han enriquecido el devenir de la villa.
Uno de esos libros es el titulado Piedras y sombras. Plazas de La Habana Vieja (Ediciones Cubanas Artex, 2015, 144 pp), que pertenece a la autoría de Maritza Verdaguer Pubillones y Serguei Svoboda Verdaguer.
Imágenes y palabras se integran hábilmente en este volumen, que propone una mirada a cuatro escenarios imprescindibles del Centro Histórico capitalino: la Plaza de la Catedral, la Plaza de Armas, la Plaza de San Francisco y la Plaza Vieja.
Maritza Verdaguer Pubillones (Santiago de Cuba, 1949), arquitecta, pintora y dibujante, recrea, con precisión de orfebre, los tesoros escondidos en esas plazas, que quizás no son descubiertos a simple vista por el caminante.
Esos dibujos se complementan, y enriquecen, con los textos de su hijo, Serguei Svoboda Verdaguer (La Habana, 1976), dramaturgo, narrador y guionista de televisión, quien fabula, con desbordante imaginación, historias enmarcadas en ese legendario entorno.
Pilar Sa Leal, quien ha tenido a su cargo la edición de la obra, comenta al respecto:
Maritza y Serguei han creado un mundo fantástico y a la vez real, y nos invitan a descubrirlos: innegable e inexistente, rancio y fresco, siempre subyugador.
De la mano de sus creadores, esta obra nos impulsa a descubrir la belleza oculta entre las sombras y las piedras de las plazas habaneras, de lo que un día fuel centro vibrante de una poderosa ciudad. Y así vamos: en pos de la belleza, de la felicidad que nace de lo auténtico.
Piedras y sombras. Plazas de La Habana Vieja es como una fiesta de la imaginación, del conocimiento, de la memoria. Hojear sus paginas es un ejercicio para disfrutar y aprender de una ciudad mágica y misteriosa, pero siempre cercana, íntima, hermosa…