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No se puede descuidar el tiempo libre, hay que buscar formas de entretenimiento que no sean vacías de significado, que impliquen determinado ejercicio intelectual, que sean aportadoras de determinados principios éticos, afirmó Abel Prieto Jiménez, Asesor del Presidente de los consejos de Estado y de Ministros de Cuba, en conferencia ofrecida ante los delegados e invitados al X Congreso Internacional Universidad 2016.
Al impartir la conferencia acerca de las tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TICs) y el consumo cultural, expresó que hoy estamos asediados por una a avalancha de subproductos culturales cuyos propósitos básicos son vender y divertir, y traen una carga de valores muy tóxicos: consumismo, violencia, racismo, exaltación de la imagen, una competitividad feroz, el culto fanático de la tecnología, más allá de su utilidad y sentido ético.
“Realmente, las universidades y todas las instituciones educativas harán su labor a contracorriente de una marea muy peligrosa que arrastra a niños, adolescentes y jóvenes hacia un mundo deslumbrante y en esencia vacío”, alegó.
En ese sentido se preguntó cómo inculcar en esas personas un espíritu solidario básico hacia sus semejantes si se han educado para la competitividad más feroz y a la función de sobrevivir un mundo donde los ganadores deben aplastar a los perdedores si pretenden llegar a la meta.
Dijo que si esto no se detiene, cómo vamos a convencer de la urgencia de frenar la agresión al medio ambiente a personas que han construido su sentido de la felicidad en torno al consumismo. ¿Cómo reeducarlos en un estilo de vida racional, equilibrado, no basado en el despilfarro ni en la carrera azuzada por la publicidad por comprar y desechar, mucho más allá de sus auténticas necesidades?
En su exposición señaló que uno de los mitos repetidos en relación con las nuevas tecnologías es que cada joven se hace su propio menú cultural y que el joven ya no tiene que estar atado a lo que le ponen en la radio, la televisión, la prensa; pues busca las películas que le interesan por internet como si fuera un gran ejercicio de libertad.
Desde su punto de vista, ese es un mito solo parcialmente cierto. “Ese joven puede consumir esa cultura que él supuestamente escoge en el horario que él quiere y en el soporte que desea, hay un margen de libertad, pero el menú siendo el de los grandes medios en el mundo”, aseveró.
Añadió que la libertad está agotada por la agenda de la industria hegemónica del entretenimiento. “Hoy se muestra una paradoja, tener a nuestro alcance los más eficaces y rápidos instrumentos posibles para la formación cultural, mientras contemplamos que la frivolidad gana más y más espacio”.
Abel manifestó que el joven que ingresa hoy en la universidad, en cualquier lugar, llega con la formación recibida en escuelas anteriores que han cursado y una formación paralela en apariencia no institucional: aquella que ha estado absorbiendo desde su infancia a través de los más diversos medios audiovisuales, de la publicidad, del paraíso elaborado por la cultura comercial, un diluvio de mensajes en apariencia dispersa y sin embargo, con una coherencia escalofriante.
Todo eso ha llovido sobre ese joven para entrenarlo como adicto de todos esos productos y convertirlo en alguien que solo concibe su destino en tanto consumidor, acotó.
Acerca del autor
Graduada en Licenciatura en Periodismo en la Facultad de Filología, en la Universidad de La Habana en 1984. Edita la separata EconoMía y aborda además temas relacionados con la sociedad. Ha realizado Diplomados y Postgrados en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí. En su blog Nieves.cu trata con regularidad asuntos vinculados a la familia y el medio ambiente.
Estoy totalmente de acuerdo con lo expresado por el compañero Abel Prieto.