A mal tiempo, afanes renovados

A mal tiempo, afanes renovados

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El mal tiempo, el encharcamiento y el exceso de humedad daña a casi todos los campos sembrados de papa. Foto: Agustín Borrego
El encharcamiento y el exceso de humedad daña a casi todos los campos sembrados de papa. Foto: Agustín Borrego

 

Una combinación de factores está haciendo muy difícil la agricultura en Artemisa. A las enormes pérdidas de  cultivos y cosechas provocadas por las constantes lluvias, se suman los vientos que hicieron estragos en los platanales, la proliferación de plagas y enfermedades como la sigatoka en el plátano,  el virus del mosaico y los hongos en los  frijoles, el fusarium en los garbanzos y  las pudriciones de viandas que están en  la tierra sin poderse cosechar.

Hay un desfase de la agricultura por la situación meteorológica. En noviembre no pudieron sembrar papa, y hasta el 29 de enero la totalidad de las  áreas estaban afectadas, de ellas 50  hectáreas (ha) perdidas, después de  19 días de constantes aguaceros en el  referido mes. El encharcamiento pudre las plantas, que además mermarán sus rendimientos por el exceso de  humedad.

Se cuantifica que unas 800 ha  de frijoles que estaban en las diferentes fases  vegetativas o cosechados no florecieron,  no dieron vainas o sus granos nacieron  dentro de estas. Hay campos completos  que todavía tienen las plantas recogidas  que no pudieron trillarse; algunos están  ya en los sacos pero a falta de calidad no  han podido comercializarlos.

La mayoría de los sembrados de plátano vianda tienen las hojas negras o amarillas por la invasión de la sigatoka; y hay yuca, col y boniatos en la  tierra podridos o rajados, que no sirven  para el consumo. Son severos los daños  al tomate (343 ha), al ajo (71 ha), a otras  hortalizas y al arroz; el clima también  tiene incidencia negativa en las producciones de los apiarios y en la ganadería.

Todo esto sucede sin que los productores cuenten en sus fincas con combustible, productos químicos o biológicos suficientes para paliar las situaciones impuestas por la naturaleza.

Seguir sembrando

Ante tal panorama y el pronóstico de abundantes lluvias para los meses de febrero y marzo, los agricultores de Artemisa —que tienen el compromiso de  producir alimentos para la capital y su  propio territorio— no bajan sus brazos.  “La estrategia es tratar de rescatar los  cultivos que nos quedan en el campo y  seguir sembrando, ahora especies de ciclo corto en aquellos lugares donde se  perdieron otros que estaban crecidos”,  informó Raimundo Espinosa, director  provincial de la Agricultura.

Hablamos de un territorio que este año tiene un plan de producción de más de 400 mil toneladas de viandas, hortalizas, granos y frutales, que  concentra sus mayores potencialidades productivas en los cuatro municipios de la zona sur, por la productividad de sus suelos y la cultura de los  campesinos, pero poseen pocas tierras  y por épocas les llueve en exceso.

“No renunciaremos al cumplimiento del plan, aunque hay una  afectación considerable”, sentenció  Raimundo, y lo corroboraron campesinos y presidentes de cooperativas,  quienes viven el afán de sembrar, atender los cultivos y cosechar amén del “tiempo”.

Sobre un área de papa totalmente devastado, Ramón González, vicepresidente de la cooperativa de producción  agropecuaria (CPA) Amistad CubaMéxico, comentó que ya han reemplazado algunas siembras por cultivos de  ciclo corto, que puedan cosechar y enviar a los mercados, pues hoy lo que están sacando es un poco de plátano.

El Seguro es muy complicado; y la empresa Gelma no ha hecho contrato para los insumos, declaró Ronel Rodríguez. Foto: Agustín Borrego
El Seguro es muy complicado; y la empresa Gelma no ha hecho contrato para los insumos, declaró Ronel Rodríguez. Foto: Agustín Borrego

“La empresa de seguros  está haciendo estudios, valorando las pérdidas, imagino que son millonarias”, dijo,  mientras Ronel Rodríguez, presidente  de la cooperativa  decrédito y servicios (CSS) Pedro Rodríguez Santana, y  Anaiky Martínez, presidenta de la José  Antonio Echeverría, de Alquízar, manifestaron que la mayoría de los productores no tienen sus cultivos protegidos  porque “el Seguro es complicado; si un  campesino va a contratar ese servicio es  porque no tiene dinero”, y Ronel puso  su ejemplo: “Hace dos años aseguré 20  besanas de plátano fruta, pero me exigieron una cuenta en el Banco de al menos 8 mil pesos, ¿entonces?”.

Casi todos los frijoles tienen afectaciones, y muchos de los cosechados carecen de calidad parala comercialización. Foto: Agustín Borrego
Casi todos los frijoles tienen afectaciones, y muchos de los cosechados carecen de calidad parala comercialización. Foto: Agustín Borrego

 

Contratos sin contratos

Agricultura en Artemisa ha reorientado la contratación de las producciones  agropecuarias. Se trata de lograr que la  mayor cantidad de productos sean comercializados por las empresas estatales para que lleguen a los mercados con  precios asequibles. El compromiso, ratificado por la totalidad de los productores con quienes discutió una comisión,  es entregar el 80,04 por ciento. Después  de cumplir este acuerdo pueden dedicar  la otra parte al autoabastecimiento y la  venta en los puntos de las formas productivas; así lo explicaron las autoridades de Agricultura.

“El proceso de contratación fue aceptable, aunque tiene muchas lagunas. Fuimos productor a productor e hicimos su plan de siembra y de producción; la empresa pacta la comercialización con la cooperativa, pero no la venta de los insumos. Eso le corresponde a Gelma (Suministros Agropecuarios) en Alquízar, pero esa empresa en este municipio  no ha cumplido ningún papel: existe el  local, las personas, pero no tienen condiciones ni para ir al campo”.

Los criterios de Anaiky Martínez fueron corroborados por otros dirigentes y campesinos, mientras Roberto  Díaz, de la CCS Álvaro Reynoso, quien  contrató casi toda la producción de su  finca, afirmó: “Los insumos ni llegan a  tiempo  ni tienen concordancia con los  planes; no hay garantía de repuesto para a maquinaria, es ínfimo lo que dan y el cultivo es como el ser humano, no espera a cuando puedan llegar. Esto está muy desorganizado y Gelma no acaba de poner los pies en la tierra”.

En Artemisa se están estudiando, en conjunto con el Ministerio de la  Agricultura, las fichas de costo para  cultivo (no son los mismos en todas las  regiones ni formas productivas), lo que  permitirá ajustar los precios de compra  al productor y venta en los mercados.

Actualmente se aplican, mes a mes, los precios máximos oscilantes, propuestos por la agricultura y aprobados  por el Consejo de la Administración de  la provincia, para tratar de bajarlos en  el comercio minorista. Ya se encuentran  establecidos en los mercados estatales,  y muchos puntos de venta de las cooperativas se han acogido a ellos.

“Los campesinos lo que necesitamos es un mercado seguro; la empresa  paga mejor precio que los particulares,  así es con el frijol, el maíz y el sorgo,  cultivos que sustituyen importaciones”,  expresó Pedro Hernández (Pipe), del  municipio de Artemisa, y Roberto Díaz  agregó: “Necesitamos que nos paguen  con la misma seriedad que producimos,  sin que ocurra como en otros años, que  sembramos y cuando el cultivo está de  cosecha le cambian el precio, y siempre  es para abajo”.

 Legalidad en el usufructo

Agricultura en Artemisa también realizó un diagnóstico de la legalidad de los usufructuarios, con visitas a los 6 mil 60 que hay en la provincia, el cual arrojó que el 88 % explotan adecuadamente la tierra, mientras a 215 se les rescindió su contrato y se adoptaron otras medidas con 141.

Se detectaron 2 mil 122 ilegalidades, entre ellas usufructuarios sin contratos de usufructo, con el certifico de  tenedor vencido, tierras deficientemente explotadas, trabajadores sin contratos y bienhechurías sin legalizar.

Este es, grosso modo, el panorama de la agricultura en una de las  provincias que mayores cantidades de  alimentos cosecha cada año.

Los augurios de los meteorólogos parecen no llegar a los productores (ya está dicho); estos se afanan   en seguir sembrando, en salvar cada  cultivo, recuperar el tiempo con nuevas plantaciones, en hacer las cosas  bien, porque “el pueblo come todos  los días”, como dijo Pipe, mientras  enseñaba sus frijoles nacidos dentro  de las vainas. “Ya vendrán tiempos  mejores”.

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