Hugo Pons*
La diferencia fundamental entre el ser humano y el resto de los organismos vivos radica en que el primero tiene la capacidad de proyectar en su mente de manera organizada lo que pretende hacer y lograr. Planifica sus acciones con un fin predeterminado en correspondencia con las condiciones propias y del entorno. La planificación se ha analizado y conceptualizado como una fase imprescindible de la actividad humana y como un proceso inherente a la evolución de la sociedad.
Entre sus funciones prima la de equilibrar los recursos disponibles con las necesidades a satisfacer y la forma en que se distribuyen, además de quienes se benefician, al corresponderse con el sistema socioeconómico en que se desempeña. Conceptualmente, el proceso de planificación se ha interpretado de muchas maneras dependiendo de la época, las condiciones socioeconómicas y su lugar de origen.
La historia del desarrollo de la planificación como proceso es extensa. Algunos autores señalan que comprende la definición de objetivos o metas de la organización, el establecimiento de una estrategia general para alcanzar estas metas y el desarrollo de una jerarquía completa de planes para integrar y coordinar actividades. Así esta se ocupa de lo que se tiene que hacer y de cómo se va a hacer. Obviamente, la planificación, concebida de esa manera, se circunscribe a una forma específica, bajo el contexto de un sistema de relaciones productivas en que el destino final no necesariamente ha de estar orientado hacia la elevación de la justicia y el bienestar social, equitativamente distribuidos.
Otros, al acercarse a una definición de planificación socialista, consideran la posibilidad de concebirla como una visión de futuro que posee como componentes una evaluación de la situación actual, su proyección dinámica y el diseño de un imaginado porvenir, en el que se inserta el proceso de control sistemático, periódico y permanente, que permite comprobar el ejercicio de la actividad y la evaluación del resultado, en función de priorizar el grado de satisfacción de las necesidades sociales.
La planificación no es solamente un modelo, como proceso significa actuar acorde con las circunstancias ordenadamente, estructurar: qué va primero, cuál es el alcance de una medida, cuáles son sus consecuencias, en qué momento puede entrar una medida y cuándo ha de esperar.
En una economía socialista la planificación tiene objetivos mucho más amplios. Ya no se trata de la simple regulación del ciclo económico, sino de determinar una estrategia de desarrollo económico y social y llevarla a cabo mediante la programación del nivel de actividad y el establecimiento de las proporciones fundamentales de la economía.
*Doctor en Ciencias Económicas