La planificación implica control, disciplina, objetivos a cierto plazo.
Constituye, como se expone en el primero de los Lineamientos, la vía principal para dirigir la economía. ¿Y se puede hablar y hacer crecer esta sin la participación de los trabajadores?
Simplemente no, y esta consideración explica por sí sola que haya un período fijado en los colectivos con vistas a discutir el plan aprobado hacia lo interno, el cual debe efectuarse desde mediados de enero hasta fines de marzo.
Y como todo tema importante, existen regulaciones legales que amparan esa práctica de analizar, discutir, proponer. Están las obligaciones administrativas dictaminadas en las Indicaciones Metodológicas y una Resolución, ambas del Ministerio de Economía y Planificación, organismo con el cual la CTC mantiene estrecha relación.
El objetivo es que, a principios de cada año, también el movimiento sindical aporte su cuota en cuanto a organización y capacidad movilizativa, a fin de ganar en efectividad en esas reuniones que vienen siendo la última etapa para conocer, aportar ideas y soluciones, y hasta polemizar acerca de los propósitos en la producción y los servicios, respaldados en la Ley del presupuesto de la nación.
Se trata de un “ejercicio” económico al cual no están ajenos la CTC y sus sindicatos, por cuanto desde la primera versión de los planes se mantienen al tanto y participan en las discusiones.
Por eso ahora en las asambleas no valen la formalidad, la indiferencia o cuestionamientos banales que distraigan al colectivo del empeño que debe ser común y primario para aprovechar toda posibilidad de crear bienes y servicios en cantidad y calidad.
De otra forma no podrán crecer la economía, los ingresos personales, el tan mencionado indicador del producto interno bruto.
Está dicho que en el 2016 enfrentaremos limitaciones en términos financieros y materiales, y nadie debe quedar de brazos cruzados. Cuando se conmina a los trabajadores en convocatorias o en normas jurídicas, debe interpretarse como un llamado general para quienes realizan desde la actividad más sencilla pero no menos importante, hasta los directivos, porque todos, afiliados o no, convergen en el espacio común generador de riquezas si funcionan el empeño, el compromiso y la planificación.