El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, defendió los objetivos del cambio de política de su gobierno hacia Cuba en una reciente entrevista concedida a Yahoo News.
A pocos días de cumplirse un año de los anuncios del 17 de diciembre, que abrieron un nuevo capítulo en la relación bilateral, el mandatario estadounidense dijo que “está en marcha” el proceso de normalización.
Ya hay un trabajo que mostrar, refirió, y puso como ejemplo la reapertura de las embajadas, el incremento de los viajes de estadounidenses hacia Cuba, así como las visitas de miembros de su gabinete. Además del secretario de Estado, John Kerry, durante los últimos meses han visitado La Habana la secretaria de Comercio Penny Pritzker, y el secretario de Agricultura Tom Vilsack.
Obama resaltó la importancia de encontrar nuevas áreas de colaboración. “Ya hemos firmado acuerdos en cuestiones de navegación y de protección de las áreas marinas. Creo que la persecución del tráfico de personas es otro interés que compartimos”, dijo.
Respecto a la permanencia del bloqueo económico, financiero y comercial contra Cuba, Obama refirió que ha crecido el apoyo bipartidista y “la política puede cambiar muy rápido”.
“Es concebible que el Congreso decida tomar alguna medida el año que viene. Yo he argumentado, y lo voy a seguir diciendo, que el embargo puede haber jugado una función en los 60, quizá a principios de los 70, pero después de 50 años no ha funcionado, no ha producido los cambios que queríamos. Vamos a estar mucho mejor si las costumbres, las actitudes y las mentes del pueblo norteamericano y las compañías norteamericanas están ahí a la vista de los cubanos, que ellos estén en contacto diario con ellos”, refirió.
Sin embargo, dijo que la Casa Blanca será “selectiva y cautelosa” en el uso de sus prerrogativas ejecutivas para transformar la aplicación del bloqueo.
“Nosotros podemos hacer algunas determinaciones acerca de cómo se implementa el embargo actualmente y podemos presentarle argumentos más fuertes al Congreso sobre la importancia de eliminar el embargo, si el gobierno cubano introdujera reformas más sustanciales”, añadió.
Las autoridades cubanas han sido claras respecto a que la soberanía y los asuntos internos del país no se negocian, ni se pueden pedir concesiones a cambio de la derogación de medidas unilaterales establecidas por Washington.
A pesar de la codificación en leyes de la política agresiva de Estados Unidos hacia Cuba, la figura del presidente conserva grandes facultades para emitir licencias que dejen sin efecto práctico la mayoría de las sanciones.
Hasta el momento Obama solo ha utilizado esas potestades para influir sobre un reducido grupo de elementos de la aplicación del bloqueo, fundamentalmente en el envío de remesas, el sector por cuenta propia y las telecomunicaciones, dejando en pie el grueso del bloqueo.
Varios analistas coinciden en que esos sectores son priorizados por el gobierno estadounidense con evidentes fines políticos.
Nuestra teoría original —dijo Obama— no era que íbamos a ver cambios inmediatos ni que el control que ejerce el gobierno iba a suavizarse, sino más bien que con el tiempo se establecerían las condiciones para una transformación sustancial.
“Si ellos quieren disfrutar de todos los beneficios de su reincorporación a la economía mundial, entonces van a tener que acelerar las reformas que hacen falta”, añadió.
“Mientras más vean los beneficios de las inversiones de Estados Unidos, de los dólares de los turistas norteamericanos moviéndose dentro de la economía, de las telecomunicaciones abriéndose para que los cubanos obtengan información sin censura, más se sentarán las bases para los cambios mayores que están por venir”.
Obama se refirió a la figura del General de Ejército Raúl Castro Ruz y reconoció que nadie tiene mejor reputación en Cuba que “uno de los revolucionarios originales”.
El mandatario estadounidense habló también sobre un hipotético viaje a Cuba antes de finalizar su mandato, si bien no ha trascendido ninguna invitación oficial.
“Estoy muy interesado en ir a Cuba, pero pienso que las condiciones deben ser correctas“, afirmó y precisó que tomaría una decisión “en los próximos meses”.
Ante una pregunta sobre si su compromiso de cerrar la cárcel de Guantánamo podría conducir a la devolución a Cuba del territorio ocupado por la Base Naval, respondió que Estados Unidos estaba “lejos de tener una conversación sobre ese asunto con el Gobierno cubano.
“No hay dudas de que les encantaría tener Guantánamo de vuelta. Imagino que será una larga discusión diplomática que se extenderá más allá de mi administración”, añadió sin negar la posibilidad de que esa devolución finalmente se materialice, lo cual es una demanda histórica del pueblo cubano amparada en la ley internacional y los derechos de soberanía sobre su territorio.
(Redacción Internacional periódico Granma)