Piti: Combatiente con el fusil y el bisturí

¿Cómo recordar a aquel joven galeno de quien el comandante Juan Almeida dijo que era un combatiente con el bisturí en una mano y el fusil en la otra?

¿Tal vez con aquellas emotivas palabras de su hija mayor que lo calificó como un gran cirujano, un excelente médico, un hijo enamorado de su madre, de su mujer y de sus niñas a quienes no pudo ver crecer?

Piti, como llamaban a Manuel Fajardo Rivero fue todo eso y mucho más.

De su madre Francisca Rivero, de quien se dice que fue la primera cubana de piel negra que se graduó de Medicina y  el pueblo manzanillero la calificó como médico de los pobres,  aprendió de sensibilidad y justicia. La hermana mayor de una niña a quien él, ya graduado de doctor, le practicó una cirugía, recordó conmovida cómo al preguntarle el precio de la operación, Piti, dirigiéndose a la pequeña, le contestó: “siempre que saques buenas notas me estarás pagando la operación.”  su progenitora le enseñó también rebeldía. Muy jovencito Piti participó junto con Panchita en la protesta nacional por el robo de la campana del ingenio Demajagua, preciado símbolo histórico de la lucha de independencia cubana, devuelta finalmente a Manzanillo. Ambos expresaron además su repudio al asesinato en esa ciudad oriental del líder de los trabajadores azucareros Jesús Menéndez.

Por sus excelentes resultados académicos en la carrera de Medicina en la Universidad de La Habana, donde se graduó en 1955,obtuvo la plaza de cirujano residente en el Hospital habanero de Emergencias. Después retornó a su Manzanillo natal para trabajar en el Hospital Civil y  en la Clínica del doctor René Vallejo La Caridad, donde trabajaba también Panchita.

La Clínica se  convirtió en la retaguardia médica del incipiente Ejército Rebelde. Allí el joven ingresó en el Movimiento 26 de Julio.  Y cuando la actividad revolucionaria de ambos galenos puso en riesgo sus vidas por el acoso de los esbirros de la dictadura de Fulgencio Batista, el Movimiento  decidió enviarlos a la sierra Maestra donde fundaron un hospital de campaña en Pozo Azul y pronto Piti comenzó a simultanear sus funciones de médico con las de combatiente.

Al triunfo revolucionario  otorgaron por su méritos los grados de comandante y Piti se multiplicó en las más diversas tareas, entre ellas : director del hospital militar de Santiago de Cuba,  médico de cabecera de Fidel, junto con Vallejo, jefe de la obras de la Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos en el Caney de la Mercedes, destinada a brindarles educación a los niños de la serranía, y jefe de operaciones en la montañas del Escambray, para enfrentar y aniquilar la bandas contrarrevolucionarias que financiadas y armadas por Estados Unidos sembraban la muerte y el terror entre las familias campesinas.

Esa fue su última misión. Cayó en combate el 29 de noviembre de 1960. La última carta a su madre la escribió en esa misma fecha. En ella la llamaba cariñosamente “mi amorcito” y le comentaba la conversación que había tenido con su esposa, que había reforzado su orgullo de ser padre: “Mis hijas más lindas todos los días.”

En la despedida de duelo, Fidel expresó: “Fajardo cumplió su deber, lo cumplió en la guerra como médico y soldado, lo cumplió en la paz y en el corazón de los primeros 500 niños de la Ciudad Escolar “Camilo Cienfuegos”. El nombre de Manuel «Piti» Fajardo Rivero será siempre recordado como lo que fue: médico, maestro y soldado, un revolucionario consecuente con su profesión y sus ideas políticas”.

Acerca del autor

Alina Martínez Triay

Graduada de Periodismo. Subdirector Editorial del Periódico Trabajadores desde el …