Por Nicolás Valladares Naite *
Caminando por nuestra capital fui testigo de una escena que me motivó a escribir sobre los precios actuales de la mayoría de los productos y servicios que recibe la población. Dos niños jugaban despreocupadamente al fútbol, cuando se les acercaron dos turistas extranjeros, quienes salían de un establecimiento comercial cargados de confituras. Tengo que decir que de forma respetuosa les ofrecieron algunas a los niños, quienes ni cortos ni perezosos les respondieron rotundamente que no.
Los turistas insistieron, pero los menores replicaron cortésmente que no. Esa lección de valores me hizo reflexionar sobre cuánto y con qué agilidad tenemos que trabajar en política de precios. Dirán ustedes qué tiene que ver lo uno con lo otro. Pues esos pequeños que dijeron no, muy probablemente no contaban en sus bolsillos con dinero para comprar esas golosinas, que bien podrían estar cerca del 100 % de salario de sus padres.
La determinación de la política de precios es parte inseparable del papel rector que sobre la economía ejerce el Estado socialista y en Cuba ha pasado por diferentes etapas: desde cuando existía el Comité Estatal de Precios, momento en que todos estaban centralizados y publicados en libros, que podían constituir una enciclopedia. Con posterioridad se fue ajustando la política y se comenzó a descentralizar los precios a los organismos de la administración central del Estado.
Los Lineamientos Económicos y Sociales del VI Congreso del Partido recogen lo siguiente en los números 66, 67, 68, 69, 70, 71, 182 y 190 —referidos a la política de precios—: se centraliza la facultad de aprobación de estos para productos y servicios que económica y socialmente interese regular, descentralizándose los restantes.
La decisión de mantener centralizada la política de precios y descentralizada donde las condiciones lo permitan, conlleva reconocimiento del carácter consciente y planificado de las decisiones económicas y la necesidad de considerar las particularidades de las entidades en la formación del valor de una mercancía.
Pero nuestro pueblo observa con preocupación cómo en los últimos tiempos, a pesar del tremendo esfuerzo del Estado por mejorar la calidad de vida de la población, los precios lejos de descender, se disparan exorbitantemente y cada vez se alejan más del bolsillo del cubano promedio.
Urge tomar medidas con los que no cumplan los planes establecidos con el Estado; con los que no cumplen con la variedad en los surtidos, buscando a toda costa un mayor margen de ganancia dando la espalda a las necesidades de su pueblo; los que se enmascaran hablando de costos y gastos cuando en realidad estos no han tenido nada que ver a la hora de aumentar los precios.
Quizás tendremos que pensar, no como regla, sino como excepción, en topar algunos precios en determinados momentos de esta espiral, siempre acompañado de advertencias para aquellos que quisieran jugar al desabastecimiento.
También consideramos que se deben revisar los márgenes comerciales excesivos en algunos productos, junto con diferencias o alteraciones de precios inexplicables. Es necesario exigir una alta eficiencia administrativa para que la calidad de los productos y servicios se correspondan con los precios.
Muchos nos quejamos de los productos con mala presencia, en mal estado, pero al no contarse con los niveles de producción necesarios, el consumidor se ve obligado a recibirlos con baja calidad y elevados precios, evidenciándose una vez más que caemos en la ley de oferta y demanda.
Por suerte seguimos contando con una canasta básica totalmente subsidiada por el Estado, pero debemos estar conscientes que de esta situación no saldremos con ningún paliativo, pues solo el aumento de la producción, no a todo costo sino con un máximo de calidad, productividad y mucho control, resolverá el problema.
*Presidente de la Asociación Nacional de Eonomistas y Contadores de Cuba.
Con mucho respeto para el redactor del artículo, este humilde ignorante va ha expresar su criterio:
El Estado forma parte de la SUPERESTRUCTURA DE UNA NACIÓN, por consiguiente NO PRODUCE BIENES MATERIALES .
¿Como el Estado, que no produce nada, va a SUBSIDIAR LOS BIENES DE CONSUMO de la POBLACIÓN?
Saludos cordiales,
Oviedo
Excelente artículo, no hay que topar precios sólo disminuir los porcentajes de ganancias autorizados,disminuir la carga tributaria para abaratar los precios, crear un mercado mayorsita para las nuevas formas de gestión, al darle mayor valor al peso cubano no es necesario aumntar los sueldos, aumentará el consumo y por ende la calidad de vida del pueblo.