Difícil ha sido adquirir compresores, bombas para sulfuro y piezas de repuestos para mantener en funcionamiento la maquinaria de la Empresa Electroquímica de Sagua la Grande (Elquim).
Un compresor de cloro tuvo que salir, casi enmascarado, de un puerto europeo, llegar a otro en Asia, volver al punto inicial, traspasar el Atlántico, hasta arribar a la ciudad villaclareña. Otro compresor, este de aire seco, viajó el mundo. Se trata de una historia no menos compleja, se compró en partes y cada una de ellas por diversas vías fue tocando tierra cubana.
En la adquisición de ambos equipos hubo que burlar los férreos controles financieros y comerciales impuestos por el bloqueo que Estados Unidos mantiene durante más de cinco décadas contra la mayor de las Antillas.
Tanto el compresor de cloro como el de aire seco son imprescindibles para elaborar las diversas producciones de esta industria, única de su tipo en el país y que además de la mencionada sustancia produce sosa, hipoclorito de sodio, ácido clorhídrico, hidrógeno, alúmina, silicato y sulfato, todas sustancias necesarias para mantener activa la vida económica y el desarrollo de Cuba, vitales en el abasto de agua, la salud, el turismo, la higiene de la población y otras ramas como el papel y la mecánica.
Esta industria, que data de 1936, aunque ha tenido procesos de remodelación en algunas etapas presenta una tecnología obsoleta. La modernización que se le ha proporcionado ha sido con elementos europeos. De no haber existido esa política pudo haberse utilizado maquinaria adquirida en los EE.UU. y evitar trámites, demoras, la adaptación de la maquinaria y por supuesto gastos adicionales casi todos millonarios.
Desde la propia fábrica corroer el bloqueo
Los trabajadores han tenido que crecerse, convertirse en hombres creativos e ingeniosos y con su talento ser capaces de confeccionar desde la más elemental tuerca hasta la más sofisticada tubería.
Sus áreas de maquinado, soldadura y tornería han sobrepasado los propósitos iniciales y convertido en verdaderos talleres de creación.
Ángel Félix Palau, director de la unidad básica empresarial (UEB) Elpidio Sosa, aseguró que el movimiento de innovadores a lo largo de los años confeccionó piezas del sistema de pesaje, correas, rodamientos, tornillos, la línea de envases… y obtuvo reconocimientos provinciales y nacionales.
“Las ideas y soluciones de los aniristas son espectaculares, porque mantienen viva la fábrica, pero no siempre es posible recuperar toda la eficiencia y ese efecto pesa en el proceso”, acotó.
Con los años hubo que establecer un sistema de conservación de la maquinaria que ha permitido salvaguardarla. “Los mantenimientos son constantes. Por ejemplo, en estos momentos estamos realizando uno a equipos y tuberías. Tres días en que suspendemos las labores de producción. Son paradas inevitables, hay que solucionar salideros de cloro o sulfuro, o evitar que estos sucedan, por lo que se implementó un control y monitoreo estable a las conductoras para que no ocurran imprevistos”, explicó Yasmani Rodríguez, director de Mantenimiento de la electroquímica.
“Los mantenimientos son extremadamente costosos y se van haciendo cada vez más frecuentes, al punto de que hemos planificado cerca de 5 millones de pesos para piezas de repuesto y un millón para reparaciones capitales. Estos gastos podrían haberse evitado durante años de no estar bloqueados”, puntualizó.
No obstante estos inconvenientes se han hecho estrategias para mantener la cobertura de abastecimiento sistemático de las sustancias a los sectores imprescindibles.
La reconversión
De no haber existido el bloqueo estadounidense la reconversión tecnológica que actualmente está en proceso y que consiste en el cambio de celdas de mercurio a celdas de membranas, podría haberse ejecutado mucho antes. También se hubieran disminuido notablemente los efectos medioambientales que ha provocado el uso del metal, uno de los más tóxicos del planeta.
Estas transformaciones permitirán a esta industria elevar su eficiencia y calidad de los principales renglones productivos, entre ellos el cloro, estabilizar las actuales producciones, disminuir los gastos por concepto de mantenimiento a la industria, reducir el consumo energético y proteger el medio ambiente.
Lo único que faltó informarnos sobre esa forma de burlar el bloqueo de EEUU a Cuba, fue la publicación de los nombres, apellidos, y demás generales de los involucrados, los bancos y las líneas marítimas y aéreas que participaron en la «encubierta» operación, como para que los del Departamento del Tesoro de ese país, se puedan enterar de quienes se burlan del bloqueo, y cómo se burla, para ponerle un freno a esas actividades “clandestinas” que tanto nos benefician en el orden económico.
Muchas veces nos quejamos del secretismo oficial y lo poco que nos informa la prensa nacional, pero en este caso, en mi muy modesta opinión, SE PASARON.