La otrora villa de San Cristóbal de La Habana, desde su fundación hará pronto medio milenio, ha sido fuente constante de inspiración de los poetas. Varias generaciones, a lo largo de los siglos, han dejado así el testimonio de la impresión que les ha producido recorrer las estrechas calles de la ciudad, contemplar las apacibles aguas de su bahía, disfrutar los atardeceres en sus acogedoras plazas…
David López Ximeno también ha quedado subyugado por la magia y el encanto de esta ciudad. Así lo demuestra la lectura de su poemario titulado Cuaderno de La Habana (Ediciones Extramuros, Colección Verso Libre, 2014, 100 pp), en que agrupa casi medio centenar de textos, escritos a lo largo del tiempo, como testimonio de su admiración por la antigua urbe.
Son poemas en que el autor se propone, y logra, reflejar la auténtica esencia, y presencia, de La Habana. No son textos, por ello, que develan una imagen idílica, perfecta, de la ciudad. Todo lo contrario: en estos versos afloran, a la vez, como en un solo haz, las luces y las sombras que signan el devenir cotidiano de la capital cubana.
A partir de recorrer espacios y escenarios habaneros, David López Ximeno puede reflexionar sobre esas realidades, problemáticas, conflictos, sueños y esperanzas que marcan al hombre en su relación con el mundo. Así queda demostrado en este poema que abre el conjunto, titulado “La Habana que pasó”.
Ciudad doblada sobre las aguas.
No sé de dónde me viene la imagen.
Alberto Marrero
Amo La Habana que pasó
con su corona de flores pétreas
hundida en el regazo del Golfo.
La que de niña nunca supo
por qué los astros se estrellaban
junto al alto muro de su patio.
Ni aún por qué al sur
las bicocas olían a sándalo
y siempreviva.
Amo la fruta inmóvil
sin labios, ni poros minerales,
de callejuelas absurdas
donde un techo
simplemente es la floresta.
Hay exorcismo en sus ojos,
sus ojos de musgo
como collares de peces
con párpados de sangre.
Hay olvido en su luna,
cuando llueve
todo su cuerpo
es un pájaro muerto.
Poeta y ensayista, Licenciado en Derecho, David López Ximeno (Matanzas, 1970) es autor de los cuadernos de versos Música sacra (2002) y Newyorker jazz (2007), así como del ensayo Fernando Ortiz ante el enigma de la criminalidad cubana (2011), obra esta última que recibió mención, en el año 2012, en el Premio de la Crítica Científico-Técnica.
El poeta, investigador y ensayista Roberto Manzano –quien firma el prólogo a Cuaderno de La Habana— califica esta obra como “un libro escrito por un poeta de verdad” y también afirma que “por encima de todos sus valores, brilla en primer término la autenticidad humana de la imagen de la gran ciudad y la maestría expresiva de un poeta que, a pesar de su juventud, entrega una creación legítima para bien de la cultura nacional”.
Ha confesado su autor que Cuaderno de La Habana no es un libro concebido para rendir tributo a la ciudad. “Es un libro —revelaba— que presenta una relación difícil con la ciudad, un libro crítico, profundo; pero es, también, un canto a la ciudad en toda su dimensión”. Quienes lean este poemario podrán confirmar, indudablemente, tal certeza.