¿Estimulamos hoy a los héroes del trabajo?

¿Estimulamos hoy a los héroes del trabajo?

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p07-07 septLuego que la dirección del país decidiera poner fin a viejas concepciones de financiamiento de la emulación sindical, y cesara la fórmula de que el dinero para la estimulación llegara directamente desde “arriba”, una interrogante me ronda constantemente: ¿cómo se estimula hoy a los Héroes  del Trabajo de la República?

Sé que la decisión resultó poco menos que traumática, pero ciertamente, era imposible para la economía sostener ese financiamiento millonario, que algún año superó los 20 millones de pesos en moneda nacional y otra suma en cuc. Sin  embargo, para las grandes mayorías no varió el  concepto de que el premio material y moral definía —de alguna manera— la eficacia del quehacer  sindical.

Era tal el apego al “premio” que incluso muchos aseguran que si este no existe, pues no hay  emulación; mientras otros se preguntan —equivocadamente, según mi criterio— ¿para qué estará  el sindicato si ya no entrega nada?

Los últimos años han sido difíciles para la sociedad cubana y, por ende, también para el trabajo sindical; pero no es menos cierto que ser vanguardia nacional era para la mayor parte de los trabajadores la única posibilidad de acceder, gratis o a precios muy favorables, a un hotel de primerísima calidad o de vacacionar por unos días con la familia en otro centro de elevado nivel turístico.

Paralelamente la emulación se fue alejando de su esencial rol de impulsora de la economía, debido a que deficiencias del propio sindicalismo conllevaron al fatídico vanguardismo, y a prácticas no muy ortodoxas a la hora de decidir los mejores.

Incluso, entre otros males, hasta se dio el caso de un héroe que iba a Varadero con ocho o 10 familiares, mientras otro solo disponía de dos capacidades. Pero no, ni remotamente es eso lo que  sugerimos.

Actualmente las circunstancias son muy diferentes y las definiciones indican que el estímulo  estará en dependencia de aquello que la empresa  ponga en función de sus mejores trabajadores, aunque esto  pudiera constituir un desequilibrio, pues  depende de la solvencia del centro de que se trate.

En tal punto gana fuerza la interrogante inicial: ¿Cómo considerar entonces la estimulación a  los héroes? ¿Deberán ser concebidos igual que los  vanguardias de centro, de por sí no muy bien tratados en todos los lugares?

La reglamentación actual de la emulación —bien distante de los  conceptos de antaño— enfatiza además en que el galardón  moral tenga más  peso que el material, más yo prefiero decir que entre ambos deberá existir el más perfecto equilibrio;  aunque son  innumerables los lugares donde ni el  estímulo moral ni el material se corresponden con la jerarquía que pueden y deben  tener; son esos los ejemplos donde el héroe podría preguntarse: “Y entonces, ¿cómo quedo yo?

Nadie pondría en duda que los héroes y heroínas son los hombres y mujeres más laboriosos  de la nación. Son incontables los ejemplos que así  lo demuestran y me consta que ninguno se esforzó por cualquier tipo de premio, y que incluso,  muchos obviaron el estímulo en aras del trabajo,  como Francisco Díaz Febles, quien prefirió no ir  a un viaje de recreo a la antigua Unión Soviética  por quedarse a atender una de sus vacas inseminadas, pues el veterinario le aseguraba que el animal tendría un parto muy complicado.

Sin embargo, nada hoy particulariza su atención, a pesar de que al finalizar el XX Congreso de  la CTC, el movimiento sindical presentó a las instancias superiores encargadas un proyecto integral  a fin de lograr una política especial respecto a ese  grupo de compañeros.

Cierto que las gratuidades indebidas ya no tienen cabida en la vida cubana, pero nada tendría de  ilegítimo que los ministerios y organismos respectivos financiaran integralmente dicha estimulación,  algo en lo que de alguna manera deberá estar el pensamiento y el accionar de la organización sindical.

El grupo de héroes y heroínas apenas llega a 150 en el país, muchos ya jubilados, y son contados los sectores que poseen más de siete u ocho héroes, por tanto: ¿Sería tan difícil para ese ministerio u organismo financiar de sus utilidades o presupuesto y  —planificadamente—  que sus héroes y un acompañante puedan ir una semana cada año y  sin costo alguno a ese hotel encumbrado, a una famosa playa  o a un centro recreativo de jerarquía?

No todos tienen automóviles, por lo que no sería complicado que a quien lo posea se le atienda el carro con gomas y piezas y le entreguen cada mes una  cantidad de gasolina suficiente como para garantizarle su traslado al trabajo. Y también —me atrevo   a proponer— para que el fin de semana pueda pasear con su familia. ¿Por qué no?

La experiencia que conocí hace apenas unas semanas, cuando entrevisté al héroe-doctor Gerardo  de La Llera Domínguez me obliga a opinar al respecto. Él vive en Alamar y mi asombro no encontró  límites cuando me dijo, en medio de la entrevista,  que  a pesar de tener auto, cada día se levanta casi  en la madrugada para coger el P 11 y llegar temprano a su hospital, el Calixto García. Él no recibe ni  un litro de gasolina.

¿Será el único con tales avatares? ¿Cómo el destacadísimo doctor de La Llera, con suficientes méritos como para estar —que lo está— en los anales de  la cirugía cubana, tiene que literalmente “luchar”  su guagua para ir y regresar de su centro de trabajo?  ¿Manejará su bisturí con el máximo rigor un galeno de su especialidad y de su edad luego de tamaño  pugilato?

Sobran razones para descalificar tal fenómeno y alertar a las autoridades encargadas a fin de decidir con la mayor premura la política que posibilitaría la solicitada atención diferenciada a ese selecto grupo de compañeros.

Tal política incluiría también, entre otros aspectos de la mayor importancia, asuntos vinculados con  su salud, vivienda, jubilaciones, aunque ya se conoce  la aprobación de que el héroe se jubile con el ciento  por ciento del salario que percibía en ese momento.

Bienvenida esa decisión, aunque a todas luces podría no ser suficientemente justa, pues decidiría un monto de salario que  no siempre tiene que ver con el aporte de ese destacado trabajador. Más allá de su contribución, uno se podría jubilar con 500 pesos y otros con mil 500.

Es ciertamente  muy estimulante que lo inviten a una reunión importante o que presida alguno de los acontecimientos de su entorno laboral o  social, pero conozco algunos que por muchos años  no han  recibido  ninguna estimulación material  y  tienen salarios realmente bajos.

Por ello, la estimulación que proclamo va mucho más allá, sin descuidar la vida privada de ese  hombre o mujer, jubilado o no, y que literalmente  lo dio todo por el trabajo. Para alcanzar tal propósito  es imprescindible que   sea  consecuencia  de una decisión que asegure integralidad y uniformidad.

Parto del criterio de que la estimulación moral y material a los héroes es un deber y una  obligación, cuyo cumplimiento, además de reconocer a quien la recibe, mucho enaltece a quien  la ofrece.

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3 comentarios en ¿Estimulamos hoy a los héroes del trabajo?

  1. Lo correcto seria pagarle lo que se debe y todo lo otro ya esta esuelto pero si el salario no permite apenas las necesidades basicas entonces aparecen los inventos de estimulacion y las javitas lo correcto seria salario y estimulacion moral y social porque no solo de pan vive el hombre

  2. La CTC recauda millonarias cifras cada año por la cuota sindical, de ese tesoro pueden salir los premios en metálico para nuestros héroes del trabajo.

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