A casi la mitad se redujo el número de empresas con pérdidas en su gestión financiera en el país durante el primer semestre del año, comparado con igual período del 2014, según datos que la Central de Trabajadores de Cuba recibe de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (Onei).
Al cierre de junio fueron 72 las empresas irrentables, de 69 que lo tenían previsto, menos que en la misma etapa del pasado año, cuando 147 entidades tuvieron una gestión desfavorable. No obstante, llama la atención que al aprobarse la Ley del Presupuesto del Estado por la Asamblea Nacional solo 6 empresas fueron aprobadas con pérdidas para el 2015.
El salto es insuficiente para lo que exige y requiere la economía del país, que no puede darse el lujo de mantener empresas con pérdidas, tal como se expone en los Lineamientos 17 y 18 del VI Congreso del Partido.
La empresa estatal socialista ha sido reconocida como la forma principal de la economía cubana y en los últimos tiempos se han adoptado un grupo de medidas dirigidas básicamente a dotarlas de mayor autonomía en su gestión. Entre ellas está la flexibilización de sus objetos sociales, la definición de un sistema de indicadores directivos más concentrado para medir su desempeño, las facultades para comercializar sus excedentes, y otras relacionadas al vínculo del salario con los resultados.
Grisel Tristá Arbesú, miembro de la Comisión Permanente para la Implementación y Desarrollo y jefa de su área de perfeccionamiento de entidades, en un panel convocado por el periódico Juventud Rebelde con jóvenes directivos que se desempeñan en cargos de dirección en organismos de la administración central del Estado, en febrero del 2015, se refirió a otro de los cambios introducidos al sistema empresarial a partir de la actualización.
“Es que la depreciación de sus activos ya deja de ser fuente de desembolso de la empresa, porque ahora ella misma financiará sus in- versiones, con sus fuentes propias y con los créditos que solicite. Es por esto que se impone como lógica que se quede con el valor de esa depreciación, a fin de que pueda reinvertirlo como parte de su proceso inversionista.
“Esto constituye otra facultad nueva para las empresas y un cambio en la relación de estas con el presupuesto, y estamos hablando de unos 500 millones de pesos que el sistema empresarial dejará de enviar al presupuesto”, explicó la directiva.
Según Grisel Castro, presidenta de la Comisión de Asuntos Económicos de la Asamblea Nacional del Poder Popular al presentar el dictamen sobre el informe de Liquidación del Presupuesto del Estado del año 2014 ante los diputados al Parlamento, el pasado mes de julio, dijo que en relación con el impuesto sobre utilidades, aunque existe un sobrecumplimiento a partir del incremento de la eficiencia en un grupo de empresas y otras entidades, aún hay reservas para lograr resultados superiores.
Al ampliar sobre el tema refirió que “se identifican 123 empresas que planificaron utilidades y obtuvieron pérdidas por 829 millones de pesos. Ejemplo de ello son 41 empresas del Ministerio de la Agricultura y cinco de AzCuba, por solo mencionar las de mayor significación, aspecto que no ha evolucionado lo esperado”.
Acerca del autor
Graduada en Licenciatura en Periodismo en la Facultad de Filología, en la Universidad de La Habana en 1984. Edita la separata EconoMía y aborda además temas relacionados con la sociedad. Ha realizado Diplomados y Postgrados en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí. En su blog Nieves.cu trata con regularidad asuntos vinculados a la familia y el medio ambiente.
Pero si logran cerrar sin pérdidas por el trivial método de elevar los precios de sus producciones, va a ser el pueblo el que sustente las pérdidas reales. La cuenta es sencilla. La población necesita elevar su calidad de vida y para eso debe tener los ingresos monetarios adecuados a los requerimientos de los precios reales. No es con la capitalista ley de la oferta y la demanda que se va a resolver ese problema. La aplicación a ultranza y eterna del método de la terapia de choque que se aplica, va a llevar al fin de nuestra sistema socialista.No es que los salarios deben esperar a que aumente la productividad, es que los salarios y otras formas legales y éticas de ingresos deben corresponderse a lo aportado a la sociedad y lograr que los salarios sean un real estímulo a la la productividad. Es decir, al contrario.