Entre una Casa que no existía, título de su primer libro, y este agosto del 2015, se expande la obra poética de Lina de Feria, quien recibió por ello un homenaje el día 17 pasado en la sala Rubén Martínez Villena, de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, en coordinación con la Asociación de Escritores.
Desde aquel comienzo poético por el cual se le confirió el Premio David, compartido con Luis Rogelio Nogueras, ha publicado quince obras muy reconocidas; y ha obtenido diez premios, entre los cuales el más reciente, en el 2008, fue el Nicolás Guillén, por su cuaderno Ante la pérdida del Safari a la jungla.
Además de los referidos ha alcanzado cuatro veces el Nacional de la Crítica por sus poemarios A mansalva de los años (1991), El ojo milenario (1996), Rituales del inocente (1997) y A la llegada del delfín (1998) y, en igual género, el del concurso literario de la Unión Árabe de Cuba por El libro de los espejismos (1991).
Los demás reconocimientos recibidos son el Premio Internacional de Poesía Raúl Hernández Novas por El libro de los equívocos (1999), Premio Venga la esperanza de la Asociación Hermanos Saíz (2007) y la Orden por la Cultura Nacional cubana (2003).
A las distinciones y reconocimientos se añade la justa valoración que hacen destacadas figuras de las letras, como es el caso del poeta Roberto Manzano, quien expresó en el citado homenaje que Lina de Feria es una de las creadoras poéticas de mayor talento de la cultura nacional en el ámbito literario después de 1959.
Consideró asimismo que la poesía no descansa, pues siempre hay poetas de primera magnitud, entre los cuales se encuentra una trayectoria sobreabundante de búsquedas y hallazgos, como la de la homenajeada, que la colocan entre los primeros lugares de la poesía cubana de dos siglos: finales del XX y principios del XXI.
De este modo, con sus versos se salvó la continuidad de la poesía íntima cubana, cargada de experiencias personales y mediante una obra llena de lecciones de humanidad y universalidad, volcada hacia la intimidad. Al decir de Manzano, De Feria brindó una obra bien estructurada, a partir de una “construcción subjetiva del mundo muy bien perfilada, para expresar toda la angustia de su alma”.
Al respecto vale citar, de esta santiaguera nacida el 8 de agosto de 1945, los versos finales de su Es lo único: […] “aunque hay algo vivo en todo/ creo que nunca acabaré de comprender la vida/ ni esta noche espléndida para morirse” […], aunque, aún en los setenta, deba ser mejor para vivir.