Por Lisandra Fariñas Acosta
Es 21 de agosto del 2005. Es la Plaza Bolívar de la urbanización Villa Bolívar en el municipio de Sandino, Pinar del Río, donde se edificaron unas 150 viviendas por el gobierno venezolano para las familias damnificadas por los huracanes. Hay calor, como es típico de los veranos en esta Isla empecinada, que pare hombres y mujeres tercos.
Ajetreo inusual en Vueltabajo. Se encienden los micrófonos, todo listo, y arranca el programa Aló Presidente número 231. Sí, es Hugo Chávez quien habla y transmite desde lo más occidental de Cuba a toda Venezuela. No está solo, lo acompaña Fidel Castro como invitado especial.
Y rápido se anuncia a los oyentes que esta emisión coincidía con la operación del paciente 50 000 de la Misión Milagro, Ángel Quintero.
Nacida un año atrás, el 8 de julio del 2004 —gracias al ingenio de estos mismos hombres que ahora en Sandino ambicionaban y firmaban un compromiso mayor— la Misión Milagro surge ante la expectativa generada por la ampliación de las coberturas de servicios de salud logradas a través de las misiones Robinson y Barrio Adentro, en Venezuela.
Devolver la visión a millones de personas que vivían en las sombras y que por sus bajos recursos carecían de acceso a este tipo especializado de servicio fue desde el inicio el propósito de esta Misión. En un principio los pacientes se traían a Cuba para ser operados en centros de salud equipados con tecnologías avanzadas.
Pero fue con el Compromiso de Sandino, nombre con el que pasaría a la historia el proyecto nacido de aquella alocución de Chávez y Fidel, el 21 de agosto del 2005, donde este programa se extendería a países de América Latina, el Caribe y África, para atender, en un lapso de diez años, a millones de personas necesitadas.
Desde entonces y hasta julio del 2015, informa a Granma el doctor Norberto de J. Ramos González, jefe del Departamento de Operación Milagro, Centros de Subordinación nacional, Grupos Itinerantes y Brigadas Henry Reeve de la Unidad Central de Colaboración Médica, se han realizado un total de 2 millones 728 229 intervenciones quirúrgicas.
La Operación Milagro, dijo, se ha desarrollado en 17 países: Cuba, Venezuela, Bolivia, Panamá, Ecuador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Paraguay, Perú, Uruguay, Haití, Argentina, Jamaica, Santa Lucía, Angola y Malí; en 49 centros oftalmológicos, con 56 posiciones quirúrgicas. Actualmente nos encontramos en 14 países, con 43 centros y 55 posiciones quirúrgicas y laboran en ellos 420 profesionales y técnicos.
A lo largo de todos estos años, la Operación Milagro —en las que las afecciones más comunes atendidas son pterigion, cataratas, glaucoma y estrabismo, entre otras— no solo ha ofrecido intervenciones quirúrgicas, sino que ha suministrado lentes correctivos a todas las personas que lo necesiten, de manera gratuita.
“Cuba y Venezuela están más unidas que nunca en esta batalla por la dignidad de nuestros pueblos, por la segunda independencia de nuestra patria”, expresó en aquel entonces el presidente Chávez.
El Compromiso de Sandino era la viva muestra de ese esfuerzo en el cumplimiento del deber, por el que, dijo Fidel, estaba prohibido dar las gracias. Cinco horas y 40 minutos duró aquel histórico Aló Presidente, y el fruto de ese encuentro pretendía incorporar a la vida social a las personas con trastornos visuales y saldar así la deuda social con los más humildes.
No falló. Porque ese pacto con los pueblos arriba hoy a su primera década con la satisfacción de continuar devolviendo luz.
Tomado de Granma