Al hotel Los Caneyes, ubicado en el centro del país, parece que los años no le pasan. Fundado en 1966, ya se acerca al medio siglo de creado, aún mantiene los atractivos de sus inicios, aunque se renueva al conjugar el saber, el arte y los orígenes.
Posee la misma construcción de su inauguración, que imita una aldea aborigen, específicamente la etapa precolombina. Sus cabañas están enmascaradas entre eucaliptos, cocoteros, palmeras, plantas florales… En sus frondosos jardines están caracterizados todos los árboles con sus nombres y especificidades, e incluso, algunos que solo podrán observarse en este entorno. Además de una fauna que se ha convertido en atractivo especial como aves de diferentes tipos, monos, cocodrilos, entre otros, que el visitante aprecia como en cualquier zoológico de la isla.
Esta iniciativa hace que los visitantes incrementen su cultura en aspectos relacionados con la flora y la fauna del lugar, así como lo relacionado con la vida de los aborígenes del centro del país.
El visitante es recibido por una escultura que evoca una indígena, La Guajuma, obra de la famosa artista de la plástica cubana Rita Longa.
Combina así esta instalación turística los atractivos de la naturaleza con la cercanía a la ciudad capital de Villa Clara, pues se encuentra a dos kilómetros de la ciudad de Santa Clara, muy cerca del Conjunto Escultórico Comandante Ernesto Guevara, y es un paso de descanso y tránsito excelente para quienes van hacia la cayería norte de la provincia donde se encuentra un polo turístico al que se accede por un pedraplén, y San Juan de los Remedios, octava villa fundada por los españoles en la Cuba y ciudad Monumento Nacional.
Posee servicios de alta cocina criolla e internacional, piscina, bar, centro nocturno, entre otras opciones recreativas que se han destacado en este verano. Sus trabajadores pretenden realizar una mejor comercialización de la instalación, así como prestar un servicio de alta calidad para lograr la satisfacción del cliente y la repetitividad.
Me satisface conocer que Los Caneyes mantiene la hermosura que desde su fundación lo acompaña; así como constatar el ascenso y permanencia de la cultura del detalle que fue parte de su encanto.
En él estuve hospedado durante vaios periodos en los años 1968 y 1969, laborando en la dirección provincial del Minaz en la otrora provincia de Las Villas. Con gratos recuerdos de tales estancias por mtivo de las características de mi trabajo y no tener residencia en Santa Clara.