Como para satisfacer las más exigentes preferencias, Eva Naranjo López ofrece calzado para mujeres y hombres en el área de comercialización que ocupan los trabajadores no estatales bajo el puente elevado de la calle 100 en La Habana.
“La principal dificultad que afronto es no tener condiciones más adecuadas, es decir, un kiosco o local donde colocar los zapatos con más comodidad y que no se mojen cuando llueva”, señaló.
Acerca de la visita de inspectores, plantea que “siempre muestran su identificación y solicitan los documentos establecidos. El comportamiento hacia nosotros es correcto y nunca he tenido problemas”.
Jorge Gutie Sánchez elabora y expende alimentos ligeros en una cafetería y es el máximo representante sindical de los cuentapropistas allí, que en conjunto abarcan unas 20 actividades.
Expresó que la Oficina Nacional de la Administración Tributaria (Onat) ha mostrado buen desempeño en sus funciones.
“Como secretario general del sindicato y a su ejecutivo, nos toca representar a nuestros afiliados; sin embargo, lamentablemente en ocasiones las actuaciones por parte de la Dirección Integral de Supervisión (Dis) no han sido las más profesionales que se espera de sus inspectores.
“La disponibilidad de materia prima es la mayor dificultad que tienen muchos trabajadores no estatales. Eso es un talón de Aquiles”, subrayó al referirse a la falta de un mercado mayorista con precios asequibles.
Su opinión la comparte Daneff Jova Hart, quien realiza tres actividades: comprador-vendedor de discos, piscicultor y criador de animales afectivos.
Recibe del exterior algunos materiales y a pesar de contar con documentos que así lo acreditan, “los inspectores me asedian y molestan sin razón con preguntas acerca de la procedencia de esos papeles y plantean que no son originales porque no tienen firmas.
“Si, por ejemplo, compras azúcar en una bodega, el administrador te dice que no está facultado para dar papeles y entonces vienen y te multan.
“A todos los cuentapropistas en Cuba los golpea ese problema. El quid está en crear una unidad o un centro mayorista con buenos precios donde nos den facilidades para adquirir lo que necesitamos”, enfatizó.
“Cuando surgió la actividad por cuenta propia no exigían papeles y de repente los inspectores comenzaron a pedirlos para que les des dinero”.
Jorge comenta que el trabajo no estatal ha proporcionado empleo a medio millón de personas. Asevera que “con los impuestos que recauda la Onat y otros que pagamos con carácter general, al menos las actividades más representativas debían tener en este minuto un mínimo de materia prima garantizada.
“A veces —afirmó— llegan supervisores con buena profesionalidad y comprenden nuestra situación, en cambio otros piden lo imposible, porque no están creadas las condiciones”.
Acerca del autor
Graduado de Licenciatura en Periodismo, en 1976, en la Universidad de La Habana. Hizo el servicio social en el periódico Victoria, del municipio especial isla de la Juventud, durante dos años.
Desde 1978 labora en el periódico Trabajadores como reportero y atiende, desde 1981 temas relacionados con la industria sideromecánica. Obtuvo premio en el concurso Primero de Mayo en 1999 y en la edición de 2009. Es coautor del libro Madera de Héroes.
Eso se sabe, hace rato se habló de crear los mercados mayoristas pero nada de nada y eso encarece los precios de los productos a la población, pues ellos compran a precios minoristas y a altos costos.