¿Qué ocurriría si una universidad no tuviera garantizadas las aulas, residencias estudiantiles, electricidad, alimentos, el transporte, si no contara con profesores, equipos de laboratorio, computadoras, materiales docentes, entre otros?
La viceministra de Educación Superior (MES), Miriam Alpízar Santana, ejemplifica de esta manera para qué sirve el presupuesto del Estado en esta actividad, que en el presente año asciende a más de 750 millones de pesos, uno de los más elevados de Cuba y el hecho de que sus entidades son de subordinación nacional; lo cual no ocurre en otros ministerios como Finanzas y Precios, Economía y Planificación, Comercio Interior, Trabajo y Seguridad Social, cuyas instancias en provincias son de subordinación local.
El presupuesto del Estado —explicó— es la previsión o estimación de gastos y de recursos financieros necesarios para cumplir con las metas y compromisos del sector público en aras de satisfacer las necesidades sociales y estatales. En nuestro país las universidades son públicas y, por lo tanto, este se encamina a asegurar procesos sustantivos, como la formación, la investigación científica y la extensión universitaria.
El presupuesto es ley, pero también es flexible
Aunque tiene su propia metodología —agregó— el presupuesto no puede verse como un proceso aislado. “La universidad tiene objetivos de trabajo que se corresponden con las estrategias previstas para determinados períodos, y en función de ello, se planifican recursos financieros y materiales, en aras de alcanzar una meta. La nuestra es la formación de estudiantes en pregrado y posgrado, dígase maestrías y doctorados, así como la realización de proyectos de ciencia, tecnología e innovación, y otros planes extensionistas que favorecen la necesaria interacción universidad sociedad”.
La Doctora en Ciencias Económicas y profesora de la Universidad de La Habana señaló que todo está muy relacionado con la administración financiera. “O sea, los recursos presupuestarios no se entregan el primero de enero, sino que están enumerados por períodos y hay un límite de gastos por mes, trimestre, semestre”.
Otro elemento importante es el control de los gastos, de lo que se ocupa la contabilidad. Cada mes se registra cuánto se egresó; puede ser más, menos. El presupuesto es ley, pero también es flexible, ya que existen regulaciones que permiten modificarlo según las necesidades en períodos intermedios.
A la altura de este siglo XXI, comentó, ya no se puede hablar de presupuesto, administración financiera, y contabilidad si no se tienen en cuenta la informatización de los procesos y la estructura organizativa que respalda el trabajo (departamentos de finanzas, de contabilidad, grupos, direcciones), la cual garantiza que el flujo informativo circule de forma adecuada, y que se remitan los informes a los organismos rectores: en este caso el Ministerio de Finanzas y Precios y la Oficina Nacional de Estadística e Información (Onei). Tampoco se concibe el presupuesto sin un razonable sistema de control interno.
Prioridades, una estrategia
La Educación Superior Cubana ha graduado durante el período revolucionario más de un millón 300 mil profesionales en todas las ramas del saber, y con el paso de los años ha ido perfeccionando su labor. Así, durante el último decenio, el ministerio ha operado el presupuesto prácticamente con un año de antelación (con buenos resultados), teniendo en cuenta que en este ámbito se labora por año fiscal y no por curso escolar.
Según el Doctor en Ciencias Económicas Armando Lauchy Sañudo, director de Contabilidad y Finanzas en el MES, el presupuesto se elabora sobre la base de la interconexión que existe entre los planes estratégicos, donde quedan definidos los objetivos de trabajo y la planificación financiera.
“Estos procesos deben ir aparejados, desde el mes de febrero se aprueban las prioridades del plan y el presupuesto del próximo año, de acuerdo con los objetivos del período, y eso nos permite sistematizar procederes, métodos, metodologías, y nos ayuda a concebir el presupuesto desde la base, o sea desde la empresa, las universidades, facultades, departamentos y centros de investigación.
“El propósito es que nazca en el departamento docente, en las direcciones de apoyo de la universidad. De ese modo logramos con bastante certeza —puede que en algún lugar no sea así— que en la mayoría de las entidades se impliquen directivos, funcionarios, trabajadores docentes y no docentes, la Feu, las organizaciones políticas, el sindicato, más allá de que la CTC exige esa participación. Eso permite satisfacer necesidades sobre la base de las decisiones adoptadas”.
¿Quiere decir que para confeccionar el presupuesto del año próximo tienen en cuenta la opinión de los trabajadores y del sindicato?
Estamos obligados. No hacemos el presupuesto ni el plan de la economía sentados en un buró. Tanto uno como el otro los proyectamos y planificamos desde la base y para eso tenemos montado un sistema de trabajo que lo asegura. Desde el punto de vista técnico, los procederes están escritos, y en la práctica se realizan talleres, seminarios, recorridos, se hace un chequeo puntual en cada universidad, que luego se confirma en el ministerio y con posterioridad la información se entrega, ya consolidada, al Ministerio de Finanzas y Precios.
Cultura económica, un imperativo
Al ahondar sobre el asunto de las prioridades, la Viceministra respondió de manera categórica: “Están dirigidas a asegurar los objetivos definidos por el MES. En primer lugar, coadyuvar a la calidad de la formación, respaldar los programas de ciencia y tecnología que guardan relación con importantes planes de la economía (viviendas, alimentos, medicinas, ahorro energético, desarrollo local), y mejorar la infraestructura y los recursos humanos de la Educación Superior”.
En este sentido, manifestó la importancia de que una vez ejecutado un presupuesto de capital (se dedica a inversiones y equipamiento, fundamentalmente) se dé a conocer el impacto —tanto en la comunidad estudiantil como en los profesores— en la reparación de aulas, bibliotecas, la compra e instalación de determinados equipos de laboratorios, entre otras acciones que favorecen las condiciones de vida, trabajo y estudio de estudiantes, profesores y demás trabajadores.
Finalmente, ¿cuál es el talón de Aquiles del presupuesto?
Está en lo expresado en el VI Congreso del Partido en el año 2011 —aún no resuelto—, y es lo relacionado con la cultura económica de los trabajadores. Se piensa que de economía solo deben saber los economistas, pero no es así. El tema debe dominarse por todos.
No es lo mismo ejecutar un financiamiento en una reparación capital que en comprar libretas, pues una cosa es gasto corriente y lo otro es gasto de capital. Hay que conocer por qué se usa el presupuesto en un destino y no en otro, y para qué objetivo.
Nosotros incidimos en el presupuesto de manera permanente y sistemática. En cada mes hay un momento para la proyección, el control y el cierre. Ahora, por ejemplo, nos encontramos en una etapa decisiva, porque estamos terminando el primer semestre del año, concluyendo un curso escolar y, a la vez, trabajando el anteproyecto de presupuesto del 2016. Es complejo, pero posible. Hay personas preparadas para ello y existe la prioridad por la dirección del organismo.