Por Yasel Toledo Garnache
Las anécdotas circulaban en el lugar este 18 de junio. Los presentes, miembros de la Unión de Jóvenes Comunistas escuchaban con atención y algunos levantaban la mano para preguntar. Al frente, Ernesto González Campos, asaltante del cuartel Moncada, y Gilberto García Alonso, expedicionario del yate Granma, hablaban como grandes hermanos y con la emoción de quienes parecían revivir aquellos momentos otra vez.
“La discreción de nosotros fue indispensable, ni la familia sabía nada de nuestra preparación con fusiles y otras armas.
“En el Moncada perdimos 72 jóvenes llenos de vida, entusiasmo y pasión revolucionaria, apenas tres murieron en combate. Yo logré escapar, pero cada vez que escuchaba de un asesinato u otro prisionero era como si recibiera un disparo”, dice con tristeza.
García Alonso recordó los días en México antes de salir hacia Cuba, donde estuvo preso dos meses. “Lo más importante fue la confianza en salir, llegar y triunfar.
“En la expedición, un motor fallaba, entraba agua al yate y, durante cuatro de los siete días, estuvimos bajo una tormenta. A veces, me sentía un poco nervioso, porque ni siquiera sabía nadar hasta que llegamos al mangle.
“Luego, el ejército atrás de nosotros, la metralla de la aviación, Alegría de Pío y el camino hacia la Sierra. Esas, como las posteriores, fueron jornadas de heroísmo”.
Ambos alertaron: “Ustedes no sufrieron las mismas vicisitudes; sin embargo, deben defender esto siempre. La revolución costó mucho sacrificio, tristezas y hasta sangre. No olviden eso jamás”.
Ernesto González y Gilberto García Alonso participaron también en el abanderamiento del destacamento 55 Aniversario de los CDR, en la inauguración de un sitial histórico del Ministerio del Interior (MININT) y en otros intercambios con glorias del deporte y combatientes. Además, visitaron el Museo Casa Natal de Carlos Manuel de Céspedes, el Museo de Cera y la Empresa de Productos Lácteos, en Bayamo.