«Estamos convencidos de que recuperaremos el control de Donetsk, Lugansk y Crimea, y que vamos a controlar nuestro territorio», dijo el Primer Ministro de Ucrania, Arseni Yatseniuk, durante su reciente visita a Estados Unidos.
El dirigente dejó clara su postura pro yanqui al apuntar que Kiev espera inversiones estadounidenses en sus compañías estatales y aclaró que algunas serían vendidas en condiciones “transparentes”: «Queremos iniciar la privatización” y ver propietarios norteamericanos en el territorio ucraniano. También recordó que “somos nosotros quienes defendemos a Europa» y de ahí la importancia de recibir armamento para equipar su ejército.
Desde abril del 2014 hasta la actualidad, el conflicto armado en el este de Ucrania ha causado más de 6 mil 400 muertos, unos 15 mil 900 heridos y alrededor de un millón 800 mil desplazados, según cifras divulgadas por las Naciones Unidas (ONU).
El 12 de febrero de este año, en Minsk (capital de Bielorrusia), se alcanzaron unos acuerdos que han permitido frenar los combates a gran escala, pero no han traído la paz. La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (Osde), por ejemplo, ha denunciado violaciones de las que se acusan mutuamente el Gobierno de Kiev y las milicias.
Los acuerdos, avalados por los líderes de Alemania, Francia, Rusia y Ucrania, estipulan la retirada de armas pesadas, la creación de una zona de seguridad y el canje de prisioneros.
Las autoridades de Kiev iniciaron hace más de un año una operación militar contra los independentistas del este del país que se negaron a reconocer el cambio de poder a partir del golpe de Estado de febrero del 2014, contra el entonces presidente Viktor Yanukovich.
En días recientes, los militares gubernamentales ucranianos desplegados en la línea de separación en Donbás fueron puestos en alerta máxima, según comunicó Andréi Lisenko, portavoz de Kiev en el este del país, quien descartó la retirada de las armas pesadas de la línea de separación debido al recrudecimiento de las hostilidades en la zona de Marinka-Krasnogorovka, cerca de Donetsk. Según el sitio digital sputniknews, el presidente de Ucrania Piótor Poroshenko informó a la Osde que utilizaría este tipo de armamento contra las milicias del lugar.
El vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, se refirió a la preocupación de Rusia por el agravamiento de la situación en el área de conflicto y los intentos de Kiev por atizarlos. Moscú ha denunciado su preocupación ante el Consejo de Seguridad de la ONU, donde su representante permanente Vitaly Churkin, ha explicado que Kiev impide el diálogo que debió establecerse con Donetsk y Lugansk, a partir de la retirada del armamento como se pactó en Minsk.
El diplomático ha insistido en la importancia de un proceso que considere las particularidades de esas repúblicas que se declararon independientes y ha denunciado a la administración ucraniana por permitir acciones violentas de grupos neonazi, paramilitares y mercenarios extranjeros contra la población civil.
Kiev descarta conversar y ha dicho que la convocatoria a elecciones locales, otro de los acuerdos tomados en Minsk, tendrán lugar cuando retomen el control territorial por lo que es previsible un recrudecimiento de los combates. Al menos eso espera el subcomandante de las milicias populares Eduard Basurin, quien ha dicho a la agencia de noticias de Donetsk, que el gobierno “da muestras de estar preparando un asalto a gran escala”.
Los líderes del G7 acordaron en su recién concluida Cumbre que, de agudizarse el conflicto ucraniano, endurecerían las sanciones contra Rusia. Así lo dijo la canciller alemana Angela Merkel, quien reconoció que lo pactado en Minsk sigue siendo la base para resolver la crisis actual. También adelantó, que el bloque creará un grupo de apoyo en Kiev para la implementar “reformas” (neoliberales) y luchar contra la corrupción.
Putin también ha reconocido que la paz pasa por el cumplimiento de los citados acuerdos, pero ha dejado claro que cualquier sanción contra su país será rechazada pues impide el normal desarrollo de las relaciones entre los Estados.
La Casa Blanca acusa a Vladímir Putin por el supuesto «suministro de armas al este de Ucrania», acusación que Moscú niega; pero el sitio digital rt.com, asegura que trescientos paracaidistas estadounidenses brindan entrenamiento a militares ucranianos. Otros medios también han denunciado la asistencia técnica de la Organización del Tratado del Atlántico Norte para avivar el conflicto.