El impacto que la presión humana ejerce sobre el suelo, esencialmente para la producción de alimentos sin tener en cuenta la conservación y mejoramiento de ese recurso, fue evaluada por Ismael Clark, presidente de la Academia de Ciencias de Cuba, durante la inauguración del Congreso Suelos 2015, que se inauguró este miércoles en el Palacio de Convenciones, de La Habana.
En el evento, presidido por Ulises Rosales del Toro, vicepresidente del Consejo de Ministros, y otros directivos e investigadores sobre el tema, Clark puntualizó que un tercio de los recursos mundiales del suelo se está degradando, y que anualmente se pierden más de 6 millones de hectáreas debido a la actividad humana.
Precisó que la presión humana sobre la tierra agrícola está alcanzando niveles críticos, provocando desertificación, erosión, alcalinización, salinización, pérdida de materia orgánica, factores que contribuyen a la reducción de sus potencialidades productivas.
El Presidente de la Academia de Ciencias sentenció que el dilema actual está en si es posible salir de este atolladero o seguir a la expectativa de lo que pueda suceder en el futuro. Citó el ejemplo de la producción de granos, suficiente actualmente para abastecer a toda la población del planeta, pero que los usos que se le da para la alimentación animal y los biocombustiles compite con su función principal de alimentar a los humanos.
Clark alertó sobre la necesidad de crear modelos de vida y de consumo que sean sostenibles, porque tal y como ha alertado la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, los suelos constituyen la base de la alimentación.
Por eso, la declaración del Año Internacional del Suelo proclama la necesidad de cuidar este recurso imprescindible y muy difícil de recuperar, y de aplicar alternativas que ayuden a revertir el panorama mundial actual.