Una cosa es la danza en la calle y otra, no necesariamente parecida, la danza que se hace “pensando” en la calle, asumiéndola como escenario y cuerpo de la propuesta. Vamos por pasos: muchos de los espectáculos que se presentaron en el XX Festival Internacional de Danza en Paisajes Urbanos —que concluyó anoche en La Habana Vieja— fueron concebidos para espacios cerrados, para ser disfrutados desde la frontalidad (la tan llevada y traída cuarta pared).
Por las características de la cita, salieron a las plazas, las intersecciones, los parques y patios interiores de las casas museos, en reformulaciones más o menos felices.
Nada que objetar. Una de las virtudes de esta cita, organizada desde sus inicios por Danza Teatro Retazos, es precisamente sorprender a un público disímil, incluso aquel que no suele ir a los teatros, con un amplísimo espectro de propuestas.
Pero uno llega a extrañar más creaciones que interactúen con el entramado urbano, de manera que la arquitectura, los objetos callejeros, los propios transeúntes, lleguen a convertirse en objeto palpitante de las peripecias.
Esa siempre fue una de las pretensiones de este encuentro, que sigue siendo uno de los más populares acontecimientos escénicos habaneros.
Miles de personas disfrutaron —muchas veces desde la sorpresa— de las presentaciones de compañías y solistas de casi una veintena de países. Desde ese punto de vista, el festival fue un éxito indiscutible. Pero quizás —y es algo que hemos apuntado varias veces en este periódico— sería necesario un trabajo más concienzudo de curaduría, que estableciera o respetara jerarquías entre lo que se presenta.
Ojo, no se trata de limitar. Que bailen todos los que quieran y puedan. Pero en algunos espacios se agradecería una muestra más contundente, mejor estructurada.
De cualquier forma, el Encuentro Internacional de Danza en Paisajes Urbanos Habana Vieja: ciudad en movimiento sigue siendo una gran fiesta, abierta para todos. Y ya es un festival múltiple, donde confluyen muchas manifestaciones artísticas, perfectamente integradas al devenir cotidiano de la gran ciudad.