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El presidente de Rusia, Vladímir Putin, ofreció el jueves 16 de abril, una nueva sesión anual, de preguntas y respuestas, donde abordó temas de interés nacional e internacional. La ciudadanía le formuló miles de preguntas.
En su intervención, el mandatario señaló que su país enfrentó restricciones externas que impactaron en el ritmo de crecimiento económico. Pese a ello, el Producto Interno Bruto (PIB) creció un 0,6%; la producción industrial 1,7%; la industria 2,1%; el sector agrícola 3,7%. Asimismo, indicó que la extracción de petróleo alcanzó niveles récord al producirse 525 millones de toneladas de crudo. «Vemos que el rublo se fortalece y las bolsas crecen”.
Rusia tiene suficientes recursos, sobre todo humanos, para superar las dificultades. Al respecto, explicó que el Gobierno y el Banco Central han aprobado un conjunto de medidas para estabilizar la economía y, afrontarán, por tanto, su crisis económica «procurando un ritmo alto de crecimiento, sin que ello suponga una carga excesiva para los ciudadanos» (…) “Está listo un plan anticrisis y hay que ponerlo en práctica”, e instó a tomar en consideración la caída de los ingresos de la población, por lo que se le deberá prestar apoyo a los más desfavorecidos.
El Presidente reconoció la necesidad de mejorar las condiciones para los negocios, las inversiones, la política crediticia, y el sistema de gestión en el país, en general.
En cuanto al desempleo, comunicó que se logra detener su crecimiento, que el año pasado estuvo entre el 3 % y el 5,4%. Asimismo, el líder ruso se refirió al aumento de la natalidad, como también al de la esperanza de vida que actualmente es de 71,5 años.
Putin, tildó de alarmante no sólo para Estados Unidos, la deuda soberana de aquel país que supera el PIB nacional. También destacó la difícil situación de algunos países de la eurozona que tienen una deuda del 174% del PIB.
El mandatario, afirmó que su Gobierno está preocupado por la participación de ciudadanos rusos en el Estado Islámico, así como de otros países de la Comunidad de Estados Independientes, en filas yihadistas, pero, descarto que ello represente una amenaza directa. No obstante, en otra parte de su alocución, el mandatario advirtió que, aunque Rusia no tiene planes de librar una guerra contra nadie, seguirá reforzando su capacidad defensiva.
Con relación a la negativa de Francia, a entregar los portahelicópteros Mistral a Moscú, el mandatario declaró que la capacidad defensiva de su país no se verá afectada por ello, subrayando que el hecho habla de la credibilidad de los socios, que dentro de la Otan pierden parte de su soberanía. Agregó, que el contrato fue firmado para apoyar a los franceses y proporcionar trabajo a sus astilleros. «Partimos de que el Gobierno y los franceses son personas decentes y devolverán el dinero».
Sobre las acusaciones de Occidente, relacionadas con la presencia de tropas rusas en Ucrania, respondió que no las hay, como tampoco se suministran armas a las milicias de las autoproclamadas repúblicas del Este. Asimismo, aseguró la imposibilidad de una guerra entre ambas naciones.
Sobre los envíos de sistemas antimisiles S-300 a Irán, dijo constituyen un factor disuasivo en el contexto de la crisis en Yemen, subrayando que la decisión de levantar el embargo del suministro de esos sistemas antiaéreos, no viola las sanciones internacionales. Señaló que Teherán evidencia su deseo de llegar a un compromiso, y que Moscú no ve motivos para mantener el veto impuesto de manera unilateral.
Al mismo tiempo, subrayó que a la hora de proporcionar armas al Oriente Próximo, Moscú estudia detenidamente la situación en la región. En este sentido, recordó la anulación de algunos contratos al considerar que podrían desestabilizar la situación y, aclaró que Rusia no es el mayor suministrador de armas en la zona; Estados Unidos las facilita por sumas mucho más elevadas.
Durante su comparecencia, el mandatario destacó como logros del año pasado, la incorporación de los territorios de Crimea y Sebastopol a Rusia, así como los exitosos Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi.
