La Central de Trabajadores de Cuba (CTC) participó, como invitada, en el Foro Sindical de la Américas que tuvo lugar por estos días en el entorno de la Cumbre de los Pueblos, evento que llevó hasta Panamá a más 3 mil representantes de los diferentes movimientos, organizaciones y articulaciones sociales de la región.
Los cubanos intervinieron en la mesa de trabajo De Mar del Plata a Panamá contra el neoliberalismo, en la que se abordó la realidad continental y el propósito de alcanzar un desarrollo sustentable para lo cual resulta esencial, explicó a Trabajadores Ernesto Freire, jefe del departamento de Relaciones Internacionales de la CTC. También trataron temas como la libertad sindical para poder organizar la lucha de los trabajadores; la necesidad de diseñar políticas públicas y destinar un presupuesto mayor a las políticas sociales, así como evaluar las consecuencias directas del cambio climático en la zona, sobre todo en la agricultura , por su responsabilidad en el ámbito de la autonomía alimentaria de nuestros pueblos.
En ese espacio, los representantes de la CTC explicaron las denuncias realizadas por Cuba al Foro de la Sociedad Civil, espacio donde, entre otras agresiones, se excluyó a la organización sindical de la isla a pesar de sus casi 4 millones de afiliados y sin embargo, se incluyó a mercenarios pagados por la NED y la USAID, agencias pantalla de la CIA.
Expresaron además el apoyo que la fuerza obrera que ellos representan ha dado a la decisión del gobierno de iniciar un proceso de restablecimiento de relaciones diplomáticas con EE. UU. que deberá incluir el cese del bloqueo, la exclusión de la lista de países patrocinadores del terrorismo y la devolución del territorio ocupado por la Base Naval en Guantánamo.
El Foro Sindical de las Américas tuvo como lema «Las Américas que queremos», y concluyó con una declaración final en la que también se congratula la decisión de ambos gobiernos de sentarse a conversar: “(…) saludamos el avance en el reconocimiento de la legitimidad del gobierno cubano y del derecho a la autodeterminación de su pueblo (…), y tiene que coronarse no solamente con el restablecimiento de las relaciones diplomáticas, sino también con el fin del bloqueo económico, financiero y comercial a la isla”.
Acerca de la declaración de Venezuela como una amenaza a la seguridad de la mayor potencia militar del mundo, el texto afirma que “Acompañamos la solicitud de los gobiernos de la Unasur y la Celac para que se suspenda esta medida y ambos gobiernos retomen un dialogo constructivo y respetuoso, que contribuya a la superación de los problemas que hoy aquejan al pueblo venezolano con apego a su Constitución y a la institucionalidad democrática”.
“Las Américas deben ser un continente de paz, ratifica enfáticamente el documento, sin ninguna presencia de bases militares extranjeras en nuestros países, particularmente la presencia militar del Reino Unido en las Islas Malvinas”. También condena las secuelas del capitalismo en la región y destaca la importancia de continuar con las políticas socialistas que reivindican los derechos sociales y laborales en la región.
Al respecto la Declaración reconoce que «En diversos casos se mejoraron los niveles salariales, disminuyó la pobreza, hubo avances en la distribución más equitativa de los ingresos, disminuyó el desempleo y el empleo informal, entre otros indicadores socio-laborales positivos, en gran medida debido a la lucha de los movimientos sociales y sindicales a lo largo de este proceso»,
Pero consideran que la democracia está en riesgo, cuestionada por poderes capitalistas que buscan defender sus intereses en el mercado financiero internacional y constantemente intentan ejercer poder sobre América Latina.