La lección de un colectivo

La lección de un colectivo

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Los trabajadores del central 14 de Julio, de Cienfuegos, demuestran que es posible hacer zafras azucareras estables y con alta eficiencia. Foto: Juan Carlos Dorado.
Los trabajadores del central 14 de Julio, de Cienfuegos, demuestran que es posible hacer zafras azucareras estables y con alta eficiencia. Foto: Juan Carlos Dorado.

Hay colectivos laborales que demuestran que lograr una alta eficiencia sí resulta posible. Ese es el caso del que forman los trabajadores del central 14 de Julio, de la provincia de Cienfuegos. E incluyo en la valoración, por supuesto, a quienes ejecutan la cosecha en pleno campo, pues la zafra azucarera es un “todo incluido” caracterizado por la complejidad, debido a los múltiples eslabones de influencia.

El plan de producción de azúcar a nivel de país presenta atrasos, a pesar de que la cifra acumulada supera en más de un 20 % la de igual etapa de la campaña anterior. Cumplir los compromisos se ha convertido en un reto difícil para las entidades del grupo AzCuba. En no pocos lugares el corte y la transportación de caña tienen “cojeras” que influyen en el desaprovechamiento de la capacidad potencial de los centrales (a solo el 68 %). Las roturas e interrupciones operativas también han dado sus aportes negativos.

La zafra comienza con las reparaciones y es “una batalla” de cada hora, en la cual las decisiones deben ser rápidas y oportunas. Pero como sucede también en los deportes, las “deudas de entrenamiento” se pagan en la serie o el campeonato, sobre el terreno de juego. Si la maquinaria industrial de los ingenios y los equipos que ejecutan la cosecha no quedan en condiciones óptimas de afrontar un período de labor muy intensa, en el cual la estabilidad resulta imprescindible, es difícil entonces garantizar la victoria.

¿Por qué si unos pueden, otros no, si por lo general, las condiciones y los aseguramientos son similares para todos? ¿Qué factores influyen más en el comportamiento de los centrales y las unidades abastecedoras?

Ante los problemas y los incumplimientos se realizan invariablemente análisis rigurosos, críticos y con “la manga al codo”. Y es correcto, como también resulta adecuado generalizar las buenas experiencias y conocer de primera mano qué hacen los eficaces y eficientes, como el colectivo del ingenio cienfueguero 14 de Julio.

No sería baladí organizar, cuando finalice la zafra, una especie de taller en esa unidad empresarial de base (UEB), conjuntamente con la responsabilizada con el abastecimiento de la caña, en el cual se analice cómo es posible mantener el 100 % de aprovechamiento de la capacidad potencial durante más de 100 días de operaciones; sobrecumplir los indicadores de eficiencia, fundamentalmente el rendimiento industrial de la materia prima (indicador de lujo); superar en varios miles de toneladas el plan asignado, y destacarse también en la generación de electricidad, entre otros logros significativos.

¿Es la organización de las labores, la previsión en cada uno de los eslabones o la motivación de los trabajadores la razón principal de los éxitos, o todas unidas? Sería bueno escucharlo de quienes laboran en una entidad cumplidora, elogiada, reconocida, estimulada…

Lo que hacen en el 14 de Julio no debe quedar entre las paredes del ingenio, los plantones en los campos o en algún trabajo periodístico que, aunque sea amplio y abarcador, no sustituirá nunca el intercambio directo entre quienes dirigen y ejecutan, y son responsables de los resultados integrales. Aprender es de sabios, pero el aprendizaje debe favorecerse.

En la ejecución de las zafras azucareras las entidades cumplidoras y eficientes no pueden seguir siendo excepciones; más bien deben ser la generalidad, porque la economía y el país mucho lo necesitan. El sector agroindustrial azucarero, a pesar de los pesares y de decisiones que quizás en su momento estuvieron justificadas, pero que muy pocos han comprendido y aceptado, sigue siendo importante en el entramado económico cubano.

Así está recogido en los Lineamientos. El 209 plantea que “la agroindustria azucarera tendrá como objetivo primario incrementar de forma sostenida la producción de caña (…) En su desarrollo deberá perfeccionar la relación entre el central azucarero y sus productores (…), aprovechar al máximo la tradición azucarera y la experiencia existente”. Y el 211 define: “Aumentar de forma gradual la producción de azúcar y derivados de la caña, asegurando una correcta organización y planificación de la zafra y la reparación industrial, cumpliendo con la disciplina tecnológica para lograr ingresos en divisas que permitan financiar los gastos totales de operación, más el valor de las inversiones y las reparaciones que se ejecuten, y realizar un aporte neto para el país”.

Entonces, el camino está claro y definido. Y las lecciones no hay que buscarlas en el “más allá” ni allende los mares; están aquí, muy cerca. De lo hecho y logrado en el central 14 de Julio, de Cienfuegos, puede aprenderse para encausar hacia mejor destino el quehacer azucarero del país.

Acerca del autor

Graduado de Profesor de Educación General en el Instituto Superior Pedagógico Félix Varela, de Villa Clara, Cuba (1979). Ha laborado en la Revista Juventud Técnica, semanario En Guardia, órgano del Ejército Central, periódicos Escambray, CINCO de Septiembre y Granma. Desde el año 2007 es corresponsal de Trabajadores en la provincia de Cienfuegos. Está especializado en temas económicos y agropecuarios. En 1999 acompañó en funciones periodísticas a la segunda Brigada Médica Cubana que llegó a Honduras después del paso del huracán Mitch. Publicó el libro Verdades sin puerto (Editorial cubana MECENAS). Ha estado en otras tres ocasiones en esa nación centroamericana, en funciones periodísticas, impartiendo conferencias a estudiantes universitarios, asesorando medios de comunicación e impartiendo cursos-talleres sobre actualización periodística a periodistas y comunicadores. Multipremiado en premios y concursos internacionales, nacionales y provinciales de Periodismo. Fue merecedor del Premio Provincial Periodístico Manuel Hurtado del Valle (Cienfuegos) por la Obra de la Vida – 2012. Le fue conferido el Sello de Laureado, otorgado por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura (SNTC). Mantiene evaluación profesional de Excepcional.

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3 comentarios en La lección de un colectivo

  1. Que gran ejemplo y estímulo para los Cienfuegueros contar con un colectivo así, esto ha sevido de inspiración y en esta zafra muelen alto y con eficiencia también el A. Sánchez y el C. Caracas, con estos ejemplos multiplicados el futuro no cabe duda que será mejor, Felicidades a Amaury con su colectivo industrial, Julio Cesar con sus colectivos de la cosecha , Pedro con el estimado y su defensa y muchos mas que se merecen este comentario periodistico, cumplieron su PTE, cumplieron el extra y siguen haciendo azúcar de alta eficiencia y calidad.

  2. Muy bueno el trabajo, la estabilidad del 14 de julio lo llevó a ser merecedores del Premio a la Excelencia «Alvaro Reynoso» en el pasado año, son verdaderos artistas de la eficiencia agro industrial, allí saben dibujar la zafra, y creo que su sugerencia es buena, propiciar el intercambio con ellos que han demostrado ser buenos en lo que hacen, y creo que en ellos prevalece la organización, la previsión, la exigencia, la disciplina y el sentido de compromiso de los trabajadores y directivos.
    Felicidades

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