Dean Hubbard, presidente de la sección de lo Laboral de la Unión Nacional de Abogados de Estados Unidos (National Lawyers Guild), no disimula su emoción al contar cómo vivió el 17D: “Estaba trabajando y mi hijo me envió un mensaje al móvil: ¡Dad, mira lo que pasa con Cuba! Mientras leía la noticia, iba sintiendo una alegría enorme. Honestamente, no esperé vivir algo así”.
Actualmente radica en Washington DC, pero antes trabajó en Nueva York y en Colorado, donde nació. En 1998 viajó a Cuba por primera vez para participar en una conferencia de juristas especializados en Derecho Laboral, germen del Encuentro Internacional de Abogados Laboralistas y del Movimiento Sindical que cada año tiene lugar en La Habana y que recién acaba de concluir su novena edición.
En su condición de cofundador del evento —junto a Guillermo Ferriol, presidente de la Sociedad Cubana de Derecho Laboral y de Seguridad Social— Hubbard reconoce que luego de años practicando la ley en los Estados Unidos, “la tendencia es a pensar que el nuestro es el único sistema posible. Visitar la isla, y constatar las diferencias, significa la restauración de nuestra esperanza. Nada en el mundo es perfecto pero Cuba es única. El derecho de todos a la educación, a la salud y su postura natural hacia la solidaridad, hace de este país una inspiración”.
Expertos en las relaciones entre Cuba y EE.UU. aseguran que el presidente Barack Obama puede hacer mucho más por librar a los cubanos del castigo que representa el bloqueo. ¿Qué opina usted?
Las metas anunciadas el 17D son buenas, pero en el fondo, tal como el mismo Presidente reconoció, mantienen el interés por cambiar el sistema. Obama habló de tener relaciones normales y de quitar las leyes que forman la base del bloqueo, pero sigue pagando a personas para tratar de revertir al Gobierno cubano. Cambió la táctica, pero no la estrategia, y a pesar de eso, no funcionará.
¿Por qué está tan seguro?
Porque se fundan en la ilusión de que en Cuba no existe sociedad civil cuando en realidad es muy fuerte y está integrada por la CTC y otras organizaciones que agrupan a los estudiantes, a las mujeres, a los campesinos… Es una base con décadas de ejercicio que ellos desconocen. Mientras tanto dan dinero a pequeños grupos de personas (disidentes) cuyo verdadero problema es que sencillamente no están felices en Cuba.
Otro punto de fricción es la inclusión de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo…
En algún momento, luego del 17D, la meta estuvo fijada en sacar a Cuba de esa lista antes de la Cumbre de las Américas, prevista para abril. Yo ya no estoy tan seguro de que suceda, pues la administración de Obama, aunque tiene el poder para hacerlo, está sometida a la presión de la derecha en el Congreso, que lo amenaza con congelar los fondos de otros proyectos también impulsados por el Presidente.
¿Cuáles son los principales conflictos laborales de los estadounidenses?
Son muchísimos, pero entre los peores figuran los ataques que la ultraderecha realiza en varios estados contra los derechos de los trabajadores. Las fuerzas reaccionarias se han organizado, por ejemplo, en el Consejo Americano de Intercambios Legislativos (ALEC, siglas en inglés) que promueve las llamadas “leyes del derecho al trabajo” en las que se atenta contra la norma establecida en Estados Unidos de que los trabajadores sindicalizados aceptan que sus cuotas sindicales se descuenten directamente del salario.
Las nuevas leyes rompen ese pacto y el cobro se torna entonces más difícil. No prohíben la sindicalización, pero debilitan sus bases económicas. Esta es apenas una de las rutas para hacer más difícil el financiamiento y la organización de los trabajadores para luchar por sus derechos.
¿Qué otros asuntos ocupan a los abogados laboralistas en EE.UU.?
Los bajos salarios. Han disminuido en la misma medida que la sindicalización. Mucha gente recibe pagos inferiores a la tarifa mínima y entre ellas surgió el Fight for fiveteen (Lucha para 15) que reclama 15 dólares por hora como pago mínimo. Han ido a varias huelgas y para el 15 de abril convocaron a un paro nacional. Este movimiento está mayormente integrado por trabajadores de restaurantes, cafeterías de comidas rápidas (fast food) y de los mercados Wallmart, por ejemplo.