Caminé a su lado buscando la exótica belleza de Sandokan, o mejor dicho, cuanto queda de aquel hombre convertido en “tigre” por obra y gracia de la ficción, ahora que anda sin melena, sin turbante, sin chamarreta y no tiene como escenario la salvaje naturaleza escogida para la filmación de El Tigre de la Malasia.
Y créanme, Kabir Bedi impresiona (1,90 metros de estatura). A su edad conserva la esbeltez y la expresividad de aquellos ojos verdes que en la década de los años 70 cautivaron al público.
El actor indio vino a Cuba para el Festival del Habano: “Recibí la invitación y respondí enseguida; siempre había estado deseoso de venir a Cuba”.
Acaparó la atención de los cubanos, quienes lo admiraron, se hicieron fotos y conversaron con él, no solo en las sedes del festival sino también en las calles de La Habana, en los restaurantes, en los hoteles. “Estoy satisfecho de haber explorado varios lugares y conocido gente maravillosa, de ser reconocido en este país; estoy sediento de ampliar mis contactos con este pueblo.
“No hay que mirar si Cuba es un país pequeño y la India otro muy grande, lo importante es valorar lo maravillosas que son las personas: me atraen y me han recibido con mucha calidez; esa es una de las cosas que más aprecio de esta isla. Hay cierta espiritualidad entre ambos países; en el amor por la familia, la música, en las pasiones…”
Fumador de habanos, Bedi aseguró a Trabajadores que “no hay otro tabaco en el mundo como el cubano: es inigualable por su aroma y sabor inconfundibles. No hay nada mejor que celebrar con Montecristo y Cohíba”.
A los 30 años, Kabir Bedi conquistó la fama con el protagónico de Sandokan, ahora anda por los 69 (nació en Bombay, el 16 de enero de 1946) y continúa haciendo películas, las más recientes en Bollywood y Canadá; en ese país está haciendo un filme de gran valor y próximamente se enrolará en el rodaje de una película india. Acaba de terminar Cándalos, en Trinidad y Tobago, y “no pienso parar, es una profesión que disfruto mucho. He trabajado en tres continentes, en tres medios de comunicación”.
Reconoció ciertas coincidencias entre las personalidades de aquel pirata conquistador y la suya: “Recuerden que Sandokan era un luchador contra el colonialismo, un justiciero, y también era muy romántico”. Bedi es el creador de la productora Mango Movies, que financia proyectos audiovisuales de colaboración entre la India y otros países.
Es miembro de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas (otorga los Premios Oscar) y de la Asociación de Actores, y por decreto presidencial, recibió el título de Caballero, en Italia. Jocosamente afirmó que está dispuesto a trabajar en alguna cinta cubana, “hablo algo de español y podría intentarlo”.
Su filmografía incluye 60 películas y 15 series televisivas, muchas de ellas están basadas en libros de ficción de Emilio Salgari; sobresalen El tigre de la Malasia, El rey mono, Octopussy, La bestia de la guerra, y se sorprendió porque no hubiésemos visto Poder y Belleza; es presentador de programas de televisión y de entrevistas. Aseguró que lo más difícil para un actor es sobrevivir cuando no tiene trabajo.
Sandokan, como deja llamarse aún, aceptó nuestra entrevista con una cordialidad admirable, y casi en la despedida comentó que Cuba tiene mucho que ofrecer al mundo por la calidad de sus profesionales, por las investigaciones científicas y por la medicina. Ratificó sus deseos de volver, de ampliar el intercambio, de disfrutar esta isla.
Me encanto éste hombre con esa belleza tan varonil sus ojos y mirada tan penetrante
Exelente actor.’…
Cuándo vi Sandokan, yo tenia cómo treinta años y quede alucinada.por su atractivo