A Pilar Falcón Iriva y Abel Pérez Falcón los unen lazos fuertes: madre e hijo, también dirigentes sindicales y ahora delegados a la Conferencia del Sindicato Nacional de Trabajadores de Energía y Minas.
Ella es dirigente de base de la empleadora del níquel en Moa, provincia de Holguín, desde hace más de dos décadas. Él la ha imitado y seguido sus pasos porque según afirma la ruta de su madre ha sido certera y muy útil. Abel actualmente es el secretario del buró sindical de Ferro –Níquel. Han hecho un dúo perfecto en la labor sindical de este territorio oriental cubano.
Ambos forman una familia sindical y son expresión de la herencia de los valores y de la influencia de las mejores cualidades. “Desde niño siempre he visto a mi madre en medio de las tareas sindicales, defendiendo criterios y representando con energía a sus compañeros, eso está enraizado en mí. Tomé la decisión de ser activista sindical primero y luego con el tiempo he ido ocupando responsabilidades. La influencia de ella ha sido definitoria y entraña en mí un compromiso muy grande porque no puedo fallarle”, puntualiza.
Pilar está orgullosa del hijo que formó y confiesa que la ha superado en casi todos los aspectos menos en la emulación del Primero de Mayo, donde ella siempre obtiene el lugar cimero. “En eso nadie le gana, ha acumulado una experiencia extraordinaria, aunque creo que este año voy por la revancha”, dijo el hijo entre risas y picardía.
Madre e hijo han tenido un vínculo profundo en estos días durante la Conferencia de Energía y Minas, los debates sobre productividad, eficiencia, funcionamiento sindical los han enriquecido y se han pertrechado de argumentos sólidos con los cuales podrán aclarar, discutir y analizar en sus respectivos colectivos laborales y también se han unido más en esa relación eterna que les viene en la sangre, es que como dice el refrán “ lo que se hereda , no se hurta”.