Cada día, la vida de las dos mujeres de esta historia comienza muy temprano. En el municipio de Güines, en la provincia de Mayabeque, Yoandra Marrero, junto a su esposo, viaja hacia el Instituto de Ciencia Animal (ICA), en San José de las Lajas, donde los dos laboran.
En Bejucal, quizás con un poco más de tiempo a su disposición, pues vive en la comunidad científica cercana al Centro Nacional de Animales para Laboratorio (Cenpalab), Sonia Lugo se encamina hacia la institución que la vio llegar recién graduada en la Licenciatura de Microbiología.
Ambas conocen de horas de insomnio, porque el mundo de la investigación es como una compleja madeja, que lleva tiempo descubrir el final; sin embargo, cuando ellas repasan sus vidas, están complacidas de haber escogido una profesión que requiere desvelo y premia con resultados.
Las encuentro en una reunión del Sindicato Nacional de Trabajadores de las Ciencias y conversan como amigas, a las que las une no solo el hecho de pertenecer a ese mundo, sino que las dos han sido ratificadas durante años como secretarias generales de los burós sindicales de sus respectivos centros. No son cuadros profesionales, de ahí que esa tarea la hacen con una dedicación y entrega que les nace del alma.
La voz ante el colectivo
Graduada como médica veterinaria en el Instituto Superior de Ciencias Agropecuarias en 1994, Yoandra comenzó como reserva científica en el ICA. A partir de entonces se adentró en importantes investigaciones en la rama de fisiología digestiva de animales rumiantes, con énfasis en la microbiología del rumen.
Fue una oportunidad comenzar en el centro, creado a inicios al líder histórico de la Revolución, de los 60 del pasado siglo por Fidel Castro Ruz y que durante décadas ha tenido la misión de “desarrollar y transferir las mejores y más rentables tecnologías en el campo de la producción animal tropical mediante la investigación, la extensión, la capacitación y la divulgación.
“Trabajé en varios proyectos nacionales e internacionales que abarcan diferentes vías para manipular la fermentación ruminal, especialmente la obtención de aditivos microbianos”, apuntó.
Con esta línea de investigación, llevó a cabo estudios posdoctorales en México y Brasil y presentó los primeros estudios en Cuba. La actual doctora expresó: “Estamos empeñados en la búsqueda de aditivos para potenciar la alimentación de los rumiantes. Mi tesis está dirigida a encontrar un producto que sea capaz de hacer que los animales aprovechen ese alimento fibroso. En el mundo los hay, pero son muy caros.
“En estos momentos estamos en la última fase del proyecto: el escalado, tenemos todas las cepas y los medios de cultivo que debemos utilizar. Una vez hecho eso, así como los análisis económicos, lo presentaremos al Ministerio de la Agricultura, que es nuestro principal cliente”, dijo.
Consciente del papel que tiene el centro en la sustitución de importaciones para la alimentación animal, destacó que han desarrollado otras propuestas para las cuales tienen creada la infraestructura. “Por ejemplo, el ensilado para cerdos. Ya se están construyendo las plantas en el país, con perspectiva de ampliarlas. Ello es resultado de una investigación, la cual fue premio del CITMA”.
La vida de Yoandra se complementa junto a la de su esposo, el también doctor Duniesky Rodríguez Acosta, Investigador Auxiliar, quien hoy dirige la Dirección de Innovación y Tecnologías Aplicadas en el propio centro. “Es un binomio complicado por la responsabilidad que ambos tenemos, por eso aprovechamos con intensidad el tiempo que pasamos juntos”, subrayó.
En el trabajo y en el amor por lo que hace ha encontrado ella las fuerzas para superar los momentos difíciles que la vida le ha puesto ante sí. Está consciente de la importancia que tienen las ciencias en el escenario económico que vive el país, así como del rol del dirigente sindical. “Hay que prepararse, estudiar mucho, conocer las normas y leyes para poder representar a los trabajadores y defenderlos. Recientemente salimos del proceso del Código de Trabajo y firmamos el convenio colectivo en diciembre; teníamos un buen convenio, pero eso lleva revisión por parte de los trabajadores”, subrayó.
El mejor proyecto
En 1987 Sonia Lugo Marante comenzó a trabajar como especialista principal del Laboratorio de Control de la Calidad del Cenpalab, luego de haberse graduado en la especialidad de Microbiología. En ese entonces, recuerda, era un pequeño colectivo que no superaba las 60 personas. Desde esa fecha, el centro creció hasta llegar a los 540 trabajadores.
El Cenpalab está dedicado a “producir y comercializar especies y razas de laboratorio, domésticas, productivas y exóticas, así como biopreparados como el líquido ascítico, derivado extraído de la cavidad abdominal de los roedores, utilizable como materia prima fundamental en la elaboración de vacunas contra la hepatitis B y el cáncer”, entre otras cuestiones.
“La línea de producción fundamental en la que participo está centrada en la búsqueda de medios de diagnóstico más rápidos para la detección de aquellas entidades que afectan la calidad microbiológica de los animales de experimentación, los cuales son utilizados por los centros de investigación del país”, aceveró.
Máster en Microbiología Clínica, Sonia actualmente está enfrascada en la etapa final del experimento para su doctorado. “El proyecto está dirigido a la búsqueda de una vacuna combinada para la prevención de los problemas respiratorios en el conejo. Espero concluir este año”, subrayó.
Afirma que este ha sido su único centro laboral, el cual aprecia y distingue. “Me ha inspirado el ambiente de colectividad, se trabaja muy unido y el espíritu de entrega se les transmite a los jóvenes recién incorporados”, añadió.
“Llevo 20 años como dirigente sindical y me gusta mucho dialogar con los trabajadores, preocuparme por sus problemas. Para mí el dirigente sindical en la base es vital, tienes que ser ejemplo, no puedes decirle al trabajador: ‘no tengo tiempo para atenderte ahora’, aunque estés muy apurada; debes dejar lo tuyo para después”.
Cuando le hablo de logros, reconoce cuánto de esfuerzo hay detrás de ellos. “Realmente es mucho sacrificio, a veces te limita divertirte más. Soy madre soltera hace más de 10 años; aunque tengo buenas relaciones con el padre de mis hijos, el peso de la ocupación en los asuntos cotidianos lo he tenido yo. Digo que en Cuba las mujeres somos económicas, abogadas, sicólogas con los hijos…”
Del protagonismo de las mujeres las dos opinan que es grande y no porque se los hayan regalado, sino porque se lo ganan con su inteligencia. En el caso del ICA, subraya Yoandra que de todas sus secciones sindicales, solo en tres los secretarios son hombres. En tanto en el Cenpalab, dice Sonia que casi el 62 % son mujeres. “Tenemos seis doctores en ciencia y de ellos, cuatro son féminas, por otra parte, estamos bien representadas en el consejo de dirección”.
Las dos coinciden en la voluntad de las cubanas. “No hay límites cuando tenemos una meta, sabemos ser madres, abuelas, dirigentes, logramos combinar todas esas cosas”.
Acerca del autor
Graduada en Licenciatura en Periodismo en la Facultad de Filología, en la Universidad de La Habana en 1984. Edita la separata EconoMía y aborda además temas relacionados con la sociedad. Ha realizado Diplomados y Postgrados en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí. En su blog Nieves.cu trata con regularidad asuntos vinculados a la familia y el medio ambiente.
las mujeres cubanas desde las epocas de las luchas por la libertad de Cuba , siempre han estado en las primeras tricheras y nunca han defraudado a la revolucion , estan al frente en el desarrollo tecnologico y cientifico de nuestro pais en todas las esferas, donde nos caemos nos levantamos con mas fuerzas de lucha