Desde 1919 Cuba es miembro de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), y actualmente coordina el Grupo Gubernamental de América Latina y el Caribe que defiende el trabajo “decente” y es ejemplo en el tratamiento a los trabajadores como protagonistas del desarrollo, para lo que se vale de varias herramientas, entre ellas el Sistema de medición y avance de la productividad del trabajo (Simapro).
Este es el contexto de la visita oficial realizada la pasada semana de una delegación encabezada por Elizabeth Tinoco, directora regional de la OIT para América Latina y el Caribe, en la que pudieron constatar los avances del proceso de actualización del modelo económico.
La directora, quien desde el 2011 ocupa esta responsabilidad, accedió a una entrevista exclusiva con Trabajadores.
“Cuatro de cada 10 personas en la región están necesitados de la protección social. Dentro de este concepto amplio las cuestiones de la seguridad social y del envejecimiento de la población marcan los caminos por donde estamos transitando. La organización promueve políticas y asiste a los Gobiernos de América Latina y el Caribe, siempre respetando las diferencias de cada nación. El verdadero dilema es quién paga las pensiones y a su vez cómo equilibrar el proceso de envejecimiento”, aseguró Elizabeth.
Entre los ejemplos de las acciones que acometen, la titular explicó que colaboran con el Gobierno de Chile en la creación de una comisión especial para revisar el sistema de pensiones y realizar ajustes para ofrecer una mayor cobertura y sustentabilidad.
“Cuba es sin duda un patrón a seguir por tener un andamiaje que ha posibilitado un proceso perdurable y abarcador. El principal reto es que todos los países desarrollen un sistema de protección social y logren extenderlo para cuando las personas lleguen a la etapa de jubilación”, dijo la directora.
La brecha salarial entre hombres y mujeres es un tema aún sin un feliz término en el continente y la OIT no está ajena a ello; en el diálogo con Elizabeth conocimos que durante años se ha trabajado en la erradicación de este fenómeno. Los estudios recientes revelan que actualmente hay una desventaja del 30 % entre los ingresos de la mujer con respecto a los hombres.
Pero la diferencia no es solo en este sentido, sino también en las condiciones de trabajo, la cantidad de horas de empleo, la posibilidad de superación. En la región las mujeres tienen más años de educación que los hombres; sin embargo, su inserción laboral está condicionada por la conciliación trabajo-familia, las reticencias denominadas “techo de cristal” que limitan el ascenso profesional de las féminas a partir de prejuicios culturales, explicó la representante.
Los menores también siguen en el punto de mira de la OIT. En octubre pasado lanzaron, junto a 25 países, la iniciativa de Latinoamérica libre de trabajo infantil, para hacer un llamado de atención sobre la situación. No obstante, enfatizó Elizabeth, es importante reconocer que el área es de las que más ha avanzado a nivel global, lo que no excluye que aún haya un significativo número de niños trabajando y siendo explotados.
Al preguntarle por Cuba aseguró que es un referente en los derechos laborales y que la OIT se siente parte de los grandes cambios en los procesos productivos, donde los trabajadores son el primer peldaño de desarrollo. “Se evidencia una sociedad que se está renovando y no solo físicamente, sino también en los discursos, y en miradas más abiertas y críticas”, concluyó la directora regional.