Desde hace más de medio siglo, el teatro creado por Nicolás Dorr ha venido a enriquecer el panorama de las artes escénicas cubanas. Piezas como Las pericas, Una casa colonial, Confesión en el barrio chino, La chacota y Vivir en Santa Fe se han convertido en obras referenciales de la dramaturgia insular contemporánea.
Como confirmación, a inicios de un nuevo siglo y milenio, de la vital creatividad de este dramaturgo, tres de sus obras recientes se reúnen ahora en el volumen titulado Las profanas familias (Ediciones Matanzas, Colección Puentes, 2013, 108 pp), en que aparecen los textos de “La cama redonda”, “Desde el sótano” y “La profana familia”.
Piezas todas que evidencian perfectamente los presupuestos ideoestéticos que identifican la dramaturgia de Nicolás Dorr, caracterizada por el humor, la sátira, la farsa, el absurdo, la ironía, la burla, en obras que se proponen, y logran, no solo reflejar, sino también reflexionar en realidades y angustias, problemáticas y esperanzas, del hombre y su mundo.
Considerado uno de los renovadores del teatro de la segunda mitad de la pasada centuria en la mayor de Las Antillas, Nicolás Dorr (La Habana, 1947) –quien es Profesor Titular del Instituto Superior de Arte— fue galardonado, en el año 2014, con el Premio Nacional de Teatro, el más alto reconocimiento otorgado por la obra de la vida en la isla.
Por la puesta en escena, en Estados Unidos, de una de sus más representativas obras, Confesión en el barrio chino, recibió, en Nueva York, el Premio de Dramaturgia 2011, de la Asociación de Cronistas de Espectáculos (ACE), y el Premio al mejor autor latino, otorgado por la Hispanic Organization Latin Actor (HOLA).
Los textos para la escena de Nicolás Dorr –quien es autor, también, de la novela El legado del caos (2008)— aparecen en una decena de libros, publicados desde hace más de cinco décadas, entre ellos Teatro (1963); El agitado pleito entre un autor y un ángel (1973), Premio UNEAC 1972; Cinco farsas y dos comedias (1978); Dramas de imaginación y urgencia (1987); La chacota (1989); Teatro insólito (2001); Teatro escogido (2009), y Teatro insólito 2 (2012).
En el estudio que, a manera de prólogo, acompaña a Las profanas familias, el dramaturgo, narrador e investigador Ulises Rodríguez Febles acertadamente escribe que la dramaturgia de Nicolás Dorr “constituye una mixtura de lo real y lo insólito que está en lo temático, en sus personajes, en el argumento, en las situaciones”.
En esas situaciones que presenta en sus obras –también en palabras de Rodríguez Febles— se revela su imaginación y originalidad. “Dramatiza lo cotidiano –concluye— y con ello recrea lo que interesa a su estética. Eso que marcó su génesis como autor, develación de algunos de sus rasgos más sobresalientes”.
Confirmemos la certeza de tales juicios con la lectura de Las profanas familias, este libro en que Nicolás Dorr presenta tres de sus obras recientes. Textos que permiten comprobar la imaginación y originalidad que avalan su teatro, ese que, indudablemente, ya ha dejado una huella en la historia de la escena cubana de entre siglos.