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En Báguano casi todo el mundo conoce a Fernando Martínez Bruzón como el maestro porque a sus más de cuatro décadas en aulas de nivel primario, suma una importante labor educacional en las comunidades con diferentes grupos etarios.
A su paso por las calles de este poblado, cabecera del municipio holguinero de igual nombre, niños, jóvenes y adultos le saludan con un cariñoso “qué tal maestro”, justo reconocimiento a quien ha sabido consagrar su vida a esta noble profesión.
Nacido hace 59 años en el hogar de un técnico electricista del central López-Peña, del que heredó su capacidad creadora, desde muy joven mostró inclinación por la enseñanza, estimulado por el ejemplo de sus tías y el impulso dado por la naciente Revolución.
Fue así como con apenas 15 años se hizo maestro y empezó a trabajar en la escuela primaria Patricio Lumumba, donde aún se mantiene activo en el cargo de asesor de psicopedagogía y atiende a los niños con problemas en el aprendizaje.
“Eso sucedió, rememora, en septiembre de 1970, era tan jovencito que algunos no querían aceptarme en la escuela, pero al final me impuse, ayudado porque siempre he parecido tener un poquito más de edad y, por supuesto, los conocimientos demostrados.
“Desde entonces me he mantenido fiel a esta profesión, que abracé con determinación y a la cual me he consagrado en cuerpo y alma porque uno ve el fruto de lo realizado en la formación de tantas personas y al final recibe su agradecimiento.
“Muchas son las cosas que he hecho en este centro, entre las cuales sobresale el aula-laboratorio, donde se aplica un método creado por mí para enseñar a leer y escribir a niños con dificultades mediante recursos nemotécnicos, merecedor del premio Mejor Maestro Promotor de la Lectura, de carácter nacional.
“Como siempre me ha gustado predicar con el ejemplo y perfeccionar mi labor educacional, proseguí estudiando y me gradué de Licenciado en Educación y Psicopedagogía, pasé los diplomados de Psicología y Trabajo Comunitario y me desempeño también como profesor auxiliar adjunto de la sede universitaria.
“Gracias a los conocimientos adquiridos y con el objetivo de ampliar el diapasón y llegar a todo la familia, desde principios de la década de los 80 comencé a incursionar en la comunidad, pero sin abandonar nunca a los niños, que son la simiente fundamental.
“Se trata de un proyecto encaminado a elevar la educación comunitaria mediante la exaltación de los valores de personalidades de reconocido prestigio como el activista deportivo Melchor Anido o la superabuela Norma Peña, nonagenaria que se mantiene activa.
“Lejos de fenecer, con el paso de los tiempos se ha fortalecido y hoy es un macroproyecto que comprende los programas Quiérete mucho, dirigido a elevar la autoestima personal; La cultura por el barrio, el cual, como su nombre lo indica, sirve para llevar el arte a la base, y el de ejercicios de Tai Chi, fundamentalmente para adultos de la tercera edad.
“En la Casa de Orientación a la Familia, que funciona en la sede de la FMC, y en coordinación con diferentes organismos del municipio desarrollamos el programa de atención a las familias disfuncionales, casos de violencia, alcoholismo y otras actitudes negativas.
“Ahora tengo en mente un nuevo proyecto, el del Parque ecológico en contacto con la naturaleza, con el que pretendo vincular las actividades educativas a la protección del medio ambiente; para ello ya cuento con un terreno donado por Pedro Tanames, donde sembraremos árboles y trabajaremos de conjunto con el grupo Guamuaya.
“Se trata de una labor mancomunada, en la que cuento con la ayuda de muchos y en especial de mi esposa, Nancy Garrido, en la confección de las láminas, los juegos y que espero recoger en el libro Relatos y experiencias de un maestro de batey, el cual escribiré antes de retirarme”.
Así la obra de Fernando Martínez, reconocida con las distinciones Rafael María de Mendive y Por la Educación Cubana, los premios José de la Luz y Caballero y de la Anir, el Hacha de Holguín (símbolo de la provincia) y la condición de Maestro Destacado del Siglo XX, quedará, como es su deseo, al servicio de las futuras generaciones.
