Manoseada en estas páginas, hace algo más de un año, aquella “tajada” estaba amarga: indisciplina laboral, pérdidas económicas, millonarias deudas bancarias, trabajadores sin un centavo en el bolsillo y otros sinsabores hasta que se “pudrió” la unidad básica de producción cooperativa (UBPC) El Mamey, del municipio de Bolivia, al noroeste de la provincia de Ciego de Ávila.
El obrero Víctor Alfredo Barreras Leiva afirma que él no ha podido desamargar totalmente ingratos recuerdos de la deshecha entidad. “Vi hacer el reporte para el pago, pero nunca recibí el dinero de la última etapa que cuidé la máquina de riego de agua”, declara el operador y custodio del equipo de pivote central tipo Fregat.
Varios de sus compañeros se habían ido a hacer carbón, a limpiar patios y a otras formas de sustento. La mayoría, principalmente las mujeres, aguardaba sin salario en sus casas porque la improductividad dejó sin empleo a más de 120 personas.
Cuando Trabajadores estuvo allí por primera vez, solo persistían el marabú y un personal administrativo que ya no está. El cambio constante de directivos, gran parte de ellos no idóneos para el cargo, fue una de las causas que convirtió a la UBPC en un verdadero cero a la izquierda.
Mameyazo a la ineficiencia
“Antes se hablaba de pago por vinculación, pero nunca tuvimos resultados. Hoy es diferente porque hay herramientas para trabajar, buena alimentación, medios de protección y salario que era lo que más escaseaba aquí. Por ejemplo, en la primera cosecha de frijoles gané 10 mil 670 pesos, más el anticipo inicial y 8,65 en divisa”, comenta Barreras Leiva.
Silvia Alarcón argumenta que los dividendos obedecen a que ellos no conviven con las “plagas” (llámese desaprovechamiento de la jornada laboral, mal manejo de los créditos bancarios, descontrol…) que lo arruinaron todo, excepto las malezas.
“Fíjense que verdecito está el organopónico lleno de matas de habichuela, rábano, pepino, acelga, lechuga”, alega Silvia y apunta hacia el vivero que también ella atiende, junto a otras cinco mujeres y dos hombres, quienes tienen la encomienda de llenar de tierra diariamente 900 bolsas. “Si sobrecumplimos, ganamos más”, subraya y ejemplifica que por cada bolso gana 30 centavos y 1,50 pesos cuando se vende la planta.
En los potreros se nota el cambio. Opina Rubisleis Fiss Basulto que la acción inicial fue amarrar el desorden. “La antigua instalación –alega el vaquero– estaba crítica, por lo que hicimos los cuartones, los comederos, el cepo, el centro de desparasitación y vacunamos los animales, ahorita salen a la venta los primeros toros, de un total de 150 en el proceso de ceba”.
También se siente el “quejido” de los marabuzales que arden en los hornos. La producción y venta de carbón vegetal deviene nuevas fuentes de empleo y de ingresos en el lugar. Pablo Rodríguez Velázquez, responsable de esa actividad, informa que completan cada mes la capacidad de un contenedor de más de 900 sacos.
Félix Pereira Echemendía, experimentado economista avileño, explica que el presupuesto del Estado cubano se beneficia con 340 dólares por una tonelada enviada al exterior; al tiempo que Labiofam recibe 85 centavos en divisa, de cada peso que se obtiene por concepto de exportación del producto, más los ingresos en moneda nacional que compensan los gastos de la producción.
“Tal parece un rumor aquello de que eran improductivos quienes laboraban en la UBPC que se disolvió por problemas económicos, pues asumimos gran parte de sus trabajadores y con ellos hemos logrado tremendos resultados”, testifica Williams Nerey Contreras, jefe de la finca agropecuaria.
Labiofam no es maga, pero…
La Empresa de Laboratorios Biológicos Farmacéuticos investiga, produce, comercializa, exporta y tiene finanzas para invertir; pero principalmente con otra fortaleza es que logra revitalizar los valores del trabajo que la ineficiencia había marchitado en la UBPC El Mamey, convertida en un lote agropecuario con la perspectiva de seguir diversificándose.
“Recuperar la vida social de este lugar y producir para el balance nacional de distribución de alimentos y para nuestros trabajadores es la esencia fundamental de este proyecto”, destaca el ingeniero Roberto Sarmiento Álvarez, director de la sucursal de Labiofam en Ciego de Ávila.
Dijo que están en explotación 500 hectáreas dedicadas al cultivo de granos, la crianza de animales y la siembra de árboles industrializables, labores que comenzaron hace ocho meses a reanimar los suelos ociosos.
“Aunque les hicimos aportes a otras provincias en el presente año, tenemos el compromiso para el 2015 de producir, además de las nuestras, 100 mil posturas de ylang-ylang, con destino a varios territorios del país. Ese árbol tiene flores altamente fragantes a las que se les extraen aceites esenciales utilizados en la actividad cosmética y para tratamientos de la piel.
“Hay sembradas aquí 50 hectáreas de ylang, y pretendemos concluir el 2014 con 120 hectáreas de jatropha curcas, conocida como piñón de tempate o jatrofa, la cual tiene propiedades medicinales y en la actualidad se cultiva en el mundo para la extracción de aceite de sus frutos y la producción de biocombustibles usados en motores diésel
“El futuro es lograr en la zona de Bolivia la creación de una unidad empresarial de base que agrupe a varios centros de costo: el lote agropecuario ya en funcionamiento, el reproductor de entomófagos que revitalizamos y un alacranario en fase de aprobación del proyecto, entre otras actividades para corroborar que la empresa estatal socialista sí puede ser eficiente”.
Labiofam no es maga, pero con la emprendedora acción de sus especialistas y cuadros de dirección, deberá descifrar la incógnita del origen del nombre de El Mamey, y producir esa deliciosa fruta, a fin de demostrar que allí sí sirven las tierras y sus labradores.
Acerca del autor
Licenciado en Comunicación Social. Economista y periodista. Escribe sobre asuntos económicos, agropecuarios, de la construcción y la cultura. Multipremiado en concursos de periodismo, festivales de la radio y otros eventos. Atesora las distinciones Félix Elmuza y Raúl Gomez García, los sellos Laureado y 50 aniversario del periódico Trabajadores, y la Moneda Conmemorativa 60 aniversario de la UPEC.