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A partir de los años 2000 en América Latina y el Caribe surge un nueva generación de procesos de integración con modelos y esquemas novedosos, entre los cuales destaca la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América–Tratado de Comercio de los Pueblos (Alba-TCP) que el próximo 14 de diciembre arribará a su décimo aniversario, fecha en que celebrará una cumbre en La Habana.
En exclusiva para Trabajadores el excelentísimo señor Edgar Ponce Iturriaga, embajador de la República de Ecuador, accedió a compartir sus puntos de vista.
“La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América —aseguró Ponce— nació como expresión de una integración basada en la complementariedad, la solidaridad y la cooperación entre los Estados y los pueblos. Los comandantes Fidel y Chávez se convirtieron en los principales impulsores de los procesos de integración regionales, cuando idearon este mecanismo de concertación política, en un momento en que Estados Unidos intentaba imponer a las naciones del continente los tratados de libre comercio.
“En virtud del acuerdo de La Habana, el Alba selló su vínculo con la historia del amanecer pos neoliberal de América Latina. La idea surge y se enuncia en el contexto de las movilizaciones contra el Área de Libre Comercio de las Américas (Alca), aquel proyecto de dominación comercial y geopolítica continental diseñado por el Gobierno de EE. UU. y promovido desde la llamada Cumbre de las Américas, de la Organización de Estados Americanos (OEA).
“En el año 2006 se enriquece el mecanismo con la propuesta del Tratado de Comercio de los Pueblos (TCP), que es un instrumento de intercambio solidario y complementario entre los países, destinado a beneficiar a los pueblos en contraposición a los tratados de libre comercio
“Ecuador se incorporó al Alba-TCP —dice Ponce— en el 2009, un proyecto de integración de América Latina y el Caribe inspirado en las luchas de nuestros libertadores, en la doctrina bolivariana de unidad y soberanía de nuestros pueblos, y que hoy es la manifestación de la decisión histórica de las fuerzas progresistas del continente para demostrar que sí es posible crear otra América.
“Desde sus inicios sentó las bases para la conformación de otros mecanismos de integración, que en la actualidad se fortalecen y amplían en varias naciones, permitiéndonos hablar con voz propia a cada uno de los países y más aún a los que tenemos la suerte de estar gobernados por Gobiernos progresistas y de izquierda, pues sus voces no solo se escuchan en las naciones del Alba, sino que se expande por todo el mundo. Es evidente que ya no estamos en las mismas condiciones que hace 10 años, hoy es un mecanismo para estrechar la solidaridad”.
Interrogado acerca de las áreas de mayor intercambio de su país con el Alba, el embajador recordó el convenio integral de cooperación económica del Alba, dentro del cual Ecuador y Cuba firmaron recientemente un acuerdo que fortalecerá las relaciones comerciales bilaterales.
En ese contexto se prevén compromisos en el desarrollo de los sectores científico-técnico, económico y comercial; en la industria biofarmacéutica, la formación de profesionales médicos ecuatorianos en Cuba, el intercambio de paquetes tecnológicos, la exportación de alimentos y la asimilación en el mercado cubano de productos dirigidos al sector turístico y hotelero.
“El Alba-TCP ha significado para Ecuador la posibilidad de afrontar una serie de retos políticos a nivel internacional —afirmó Edgar Ponce—, hemos dejado clara nuestra posición acerca de los principios fundamentales del derecho internacional y el de nuestros pueblos. Tenemos salud, educación, intercambios tecnológicos, desarrollo del conocimiento, intercambio económico, comercio, inversiones; estos son algunos de los beneficios que ha tenido nuestro país en su relación con las demás naciones parte. Hemos acordado trabajar con fuerza y continuar en el desarrollo de los programas sociales del buen vivir, como uno de los más importantes logros alcanzados por este mecanismo.
“El bloque guía sus prioridades hacia el avance económico, luego de centrarse en necesidades urgentes del continente como la alfabetización y la salud. El Alba-TCP promueve un esquema comercial de nuevo tipo a través de la moneda virtual Sucre, y en la actualidad unas 150 empresas de la región utilizan este sistema, que se ha convertido en el elemento fundamental para el fortalecimiento comercial entre los países miembros. Para Ecuador diversificar y fortalecer el intercambio comercial constituye uno de los grandes objetivos estratégicos del país.
“Este mecanismo integrador se creó no solo pensando en la rentabilidad, sino en cómo se van a resolver los problemas sociales. La herramienta se sustenta en la solidaridad, la cooperación genuina y la complementariedad, en el aprovechamiento racional y en función del bienestar de nuestros pueblos. El Alba-TCP se ha afianzado frente a la opción estadounidense del Alca, dirigida a la anexión de las economías de la región, y ha sido uno de los mayores triunfos de las fuerzas progresistas en esta década.
El diplomático considera que el primer reto de la Alianza es el de consolidarse como un espacio donde convergen fuerzas políticas que comparten un proyecto común dentro de la diversidad regional:
“Aspiramos a ser una conciencia política de la izquierda en el mundo y también en la nueva integración latinoamericana, con respeto pero haciendo todo lo necesario para que la agenda de transformaciones entre en el debate mundial. Es ahí donde radica el mayor desafío. Esta es una alianza política que asume posiciones consensuadas en defensa de la Madre Tierra, de los derechos humanos, contra el intervencionismo y la guerra. Trabaja además por la preservación, el restablecimiento de la paz, y por la autodeterminación de los pueblos. Estos 10 años han sido positivos y nos sirven de motivación para seguir adelante por el camino trazado para ampliar los horizontes de este mecanismo integrador”.
