| Roberto Ramírez, especial para Trabajadores
Veracruz.- Aunque se mantuvo tan pausada como en las jornadas precedentes, la noche en que selló su sólida labor Yesenia Ferrera dio riendas sueltas a una locuacidad inesperada.
La muchacha de 16 años se agenció dos coronas, un subtítulo y par de bronces que redondearon el mejor aporte de las féminas al sonado reinado de Cuba en el torneo de gimnasia artística de los XXII Juegos Centroamericanos y del Caribe.
¿Fue difícil manejar la presión del evento?
Desde la llegada tuve una buena disposición, sabía que habíamos entrenado bien y siempre recibí el empuje de mi entrenador.
¿Algún momento de duda?
Cuando fallé en las barras asimétricas me sentí decaída, pero pensé: “Estamos en la mitad de la competencia y faltan tus mejores aparatos, así que sube el ánimo”, y esa mentalidad me llevó al oro.
¿En qué piensas para sobreponerte a las exigencias?
Lo más estimulante es recordar mi sacrificio durante tantos años, saber que no entrené, luché, bajé de peso y aguanté dolores por gusto. Entonces me convenzo de que debo seguir adelante.
¿Cómo asimilas este dominio por países?
Lo más importante es haber demostrado al pueblo que puede seguir confiando en nosotros; y que la gimnasia continuará creciendo.
¿Satisfecha en lo personal?
Quería ganar como máxima acumuladora, pero no sucedió y terminé tercera. Logré el propósito de obtener el oro en manos libres y caballo de salto, la plata del equipo estuvo bien y no esperaba el bronce en la viga de equilibrio.
¿Cuándo descubriste la gimnasia?
A los cuatro años en la sala Antonio Maceo de Santiago de Cuba, con Raudel y otros entrenadores, a quienes siempre les agradezco.
¿Y la Escuela Nacional de Gimnasia?
Tenía ocho años y fue difícil llegar allí. Tuve que aprender a desempeñarme sola, y a unir el sacrificio del deporte con los estudios. Por fortuna siempre recibí mucha ayuda.