Por Ernesto Montero Acuña
El cincuentenario del poemario Tengo, de Nicolás Guillén, fue recordado con diversas actividades que culminaron con un conversatorio en el que la doctora Graciela Pogolotti, Premio Nacional de Literatura, y el poeta Guillermo rodríguez Rivera expusieron sobre el contexto de la obra y sus valores literarios e históricos.
Ambas conferencias tuvieron por escenario la sede del Proyecto todas las manos, social y cultural y patrocinado por la Fundación Nicolás Guillén, en la comunidad habanera de La Timba, originaria de importantes figuras de la cultura cubana con indudables aportes, sobre todo a la música popular, principalmente en su aporte cultural de origen africano.
Nicolás Hernández Guillén, presidente de la Fundación NG y nieto del Poeta Nacional cubano, explicó que el proyecto fue creado en el año 2007 y que propicia la participación de vecinos de la comunidad en actividades culturales, de superación y artesanales, a la vez que promueve la enseñanza artística -significativamente entre unos 300 niños- y el enriquecimiento de valores intelectuales.
Acerca del poema que da título al libro Tengo, publicado por la Universidad Central de Las Villas en 1964, editorial bajo la dirección entonces del también prominente intelectual cubano Samuel Feijoo, la doctora Pogolotti remarcó, en su análisis histórico, la importancia que la obra tuvo para la identificación social de la generación que hizo la revolución de 1959 y la inmediatamente posterior, a la cual calificó como Generación agradecida.
El profesor Rodríguez Rivera, por su parte, destacó el contexto de crisis prevaleciente en Cuba previo al triunfo revolucionario de 1959, sobre todo durante el gobierno de Carlos Prío Socarrás y en los años cincuentas, de la dictadura de Fulgencio Batista, quien depuso al anterior, en 1952, mediante un golpe de Estado que incentivó la oposición popular y revolucionaria encabezada por Fidel Castro.
Con su proyecto, la Fundación Nicolás Guillén se propone contribuir al desarrollo comunitario y promover la preservación y la difusión de la obra del poeta cubano, calificado por Rodríguez Rivera como uno de los tres grandes poetas nacionales, a saber, José María Heredia, José Martí y Nicolás Guillén, quien resume lo anterior e incorpora componentes como el racial, el social clasista y el ideológico.
Sobre Tengo, Nicolás Hernández Guillén le declaró a este redactor que “es el libro de las aspiraciones y las realidades, a la vez que del ajuste con el pasado”.
El poema homónimo, originalmente publicado el 18 de junio de 1963 en La Gaceta de Cuba, preside este libro que compila no menos de cuarenta y cuatro textos cuyas primeras versiones aparecieron en diversos medios de prensa, sobre todo en el periódico Hoy, un hecho que demuestra la urgencia con que fueron concebidos, aunque también revela el elevado rigor artístico con que los trabajó el autor en su plenitud.
Es significativo que en el poeta fueron de la mano el periodismo y la obra poética, con parejo rigor y urgencia, pues la realización artística respondió a sus inquietudes intelectuales, pero también -y muy significativamente- a su sentido de la justicia, la ética, los valores humanos y la necesidad de reflejar todo ello con la mayor inmediatez y calidad.
Todo esto converge en una obra consumada, en la cual Tengo y Poemas de amor se encuentran este año en su cincuentenario, a la vez que su primer Pisto Manchego y su estreno periodístico en El Camagüeyano alcanza su noventenario. El 24 de marzo de 1924 se publicó allí su primer texto de la referida sección y el 30 de agosto de 1925 el último, los que fueron editados en tres tomos, en el 2013, por la editorial Letras Cubanas.
Sobre lo urgente en Tengo, Ángel Augier dejó sentado en una de las notas a Obra poética: “La circunstancia inmediata, no hay dudas, predomina en la mayoría de las composiciones de Tengo, pero siempre dadas con genuino lenguaje poético”, a lo que añade: … “puede afirmarse que en Tengo se encuentra la resonancia poética de los primeros años tumultuosos y fecundos de la Revolución Cubana”…
Con intención se recuerda que Tengo es una obra que merece el más sólido reconocimiento -en la literatura cubana, no solo en la poesía- por encontrarse centrada en la revolución triunfante el primero de enero de 1959, cuyas conquista de los derechos populares refleja, hasta entonces no solo ignorados, sino cruel y violentamente reprimidos.