Historia de un amor que guía

Historia de un amor que guía

1 Estrella2 Estrellas3 Estrellas4 Estrellas5 Estrellas (Sin valoración)
Cargando...

foto 1 oficio de traductor cmg

Él se llama Bernardo Olazábal Olazábal y ella Esther Pérez Martínez. No son famosos, ni científicos, ni nada parecido, pero aún así, muchos los conocen en el reparto Julio Antonio Mella, en Camagüey. A veces él anda solo y muchas otras con ella; sin embargo, todos saben del eterno agradecimiento y de la complicidad que emana de ambos cuando están juntos.

No son pareja: él es ciego y sordomudo, y ella la vía de comunicación con el resto de las personas.

“Hola, soy amiga”

“Vine de Santiago de Cuba – cuenta Esther– y me mudé cerca de la familia de él. Así supe de su existencia y de las broncas con los niños del barrio y del trabajo que pasaban en su casa. Lo observaba porque quería conversar con él, pero era agresivo y comenzaba a tirar golpes cuando alguien se le acercaba.

“Antes de esto el lenguaje de señas no me llamaba la atención. Pero quería hablar con él, por lo que me vendaba los ojos para entenderlo. Cuando lo toqué la primera vez por una mano me dio un bastonazo. Luego lo hice por otro lugar y volvió a darme. Hasta que me di cuenta de que no podía ser por la espalda, sino por un costado para que viera que no le iba a hacer daño.

“No pasé una escuela ni leí literatura relacionada, todo lo aprendí sobre la marcha. Una vez lo llevé a mi casa: le pasaba la mano para que supiera que no le haría daño y para hablar me apoyé en las señas clásicas, como la de robar, para indicarle que no lo haría. Le di agua, comida y después volvió solo”.

Al principio ninguno de los dos sabía un lenguaje con las manos para conversar, por lo que debían tener paciencia. Ya llevan más de 15 años juntos y son… familia. Ella tiene esposo e hijos, no puede dedicarle todo el tiempo. “Pero no se preocupe –aclara ante la cara de preocupación– él es independiente: cuida y limpia su casa, cocina, va de compras, paga la corriente, yo solo lo guío”.

Y lo quiere tanto que quizás sea la razón por la cual no cobra nada como cuidadora y no le importa que con el paso de los años la articulación se le haya afectado porque el sistema de señas que emplean, donde las manos de ambos se entremezclan para dialogar, es muy fuerte.

Historia en primera persona

Y así, con las manos, le indica a Esther que quiere contar su historia, para demostrar que no es un discapacitado: “Mi infancia fue normal y cursé estudios hasta los 15 años más o menos. Mis padres eran primos hermanos y en la familia ya se conocía de varios casos de sordomudos y ciegos, como un hermano mío que se mató porque no podía soportar esa carga.

“Yo era sordo hasta que a los 21 todo se puso negro, no podía ver. No fue fácil, de repente se me apagó el mundo. No entendía, me puse flaco y hasta me internaron en el psiquiátrico porque pensaban que estaba loco, y era que no sabía cómo enfrentarme a la nueva vida.

“Con el paso del tiempo apareció gente buena que me ayudaba y aprendí a ser independiente. Al principio era difícil enfrentarse a una casa solo, encontrar las cosas, buscar la chequera, pagar la luz o cruzar las calles, pero ya estoy acostumbrado”.

Hoy los problemas no lo detienen, por eso se las dio de inventor y puso un timbre para saber cuándo alguien iba a visitarlo, y creó un espacio en su puerta para que le dejen los comprobantes de la corriente.

Y es que quiere vivir, sentir, conocer; por eso en una ocasión se pusieron los dos a aprender braille, sistema de lectura y escritura táctil, pero a su forma, con un clavo. Y si se aburre en la casa sale a pasear un rato y a conversar con los vecinos.

Compartir...

Escribir comentario

© 2018 Trabajadores. Órgano de la Central de Trabajadores de Cuba
Director: Alberto Núñez Betancourt
Subdirectores Editoriales: Alina Martínez Triay y Joel García León
Territorial y General Suárez. Plaza de la Revolución. La Habana, Cuba. CP: 10698
Fax: 053 (7) 555927 E-mail: digital@trabajadores.cu